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En cuanto los niños entraron en la casa, fueron corriendo a los brazos de su padre para recibirlo de regreso después de días sin verlo. Jonathan levantó a Katherina en sus brazos y bajó hacia sus rodillas para que todos pudieran abrazarlo. Había extrañado demasiado el afecto de sus hijos y los besos de sus hijas. Katherina lo llenó de besos hasta hacerlo reír y Marie se colgó de su cuello con Zenia y no lo dejaron ir o ponerse de pie.

Y aunque parecía feliz de estar en casa y genuinamente lo estaba, Olivia supo cuando él se enderezó y la miró de reojo que algo había sucedido. No supo exactamente qué podía ser, pero vio la preocupación en su mirada y la angustia en su sonrisa.

—Bueno ya, dejen que papá debe descansar —dijo, empezando a alejarlos a todos para que fueran a sus cosas—. Vayan a cambiarse para la cena, vamos, todos rápido.

Dejó que Bettie se llevara a Geordie y Grayson hacia la guardería y cargó a Elizabeth en sus brazos, intentando no perturbar su sueño. Jonathan se acercó para acariciar su mejilla y besó su frente con una sonrisa. Era una princesa hermosa, con su blanquecina piel, pelo dorado y labios rosados. Parecía una muñeca de porcelana de esas que siempre veía en las vidrieras de la ciudad y costaban una fortuna.

Esperó hasta que Olivia dejó a Elizabeth en la cuna junto a la cama de su dormitorio y entonces tomó su mano gentilmente y la atrajo hacia su pecho, envolviéndola con fuerza en sus brazos para respirar profundo el aroma de su piel y besar su cuello. La había extrañado demasiado en esas semanas lejos de ella y detestaba la idea de tener que volver a marcharse.

Se apartó unos milímetros para alzar su rostro desde el mentón y besarla.

—Te extrañé, ángel.

—Yo a ti. ¿Quieres contarme que sucedió? —. Negó y volvió a besarla—. Te noto triste...

Y estaba un poco más delgado por haber pasado algunas semanas comiendo únicamente lo que sabía cocinarse o lo que se compraba en algún bar. Era fácil notar cuando Jonathan estaba junto a ella y cuando se separaban, él siempre acababa descuidado cuando no tenía a Olivia para cuidarlo.

—Solo quiero que te quedes conmigo ¿sí?

Asintió y en cuanto él se sentó en la cama, se sentó sobre sus piernas abrazándolo y volvió a besarlo. Probablemente se perderían la cena si no se aprontaban pronto para ir al salón, pero Jonathan estaba tan sumido en acariciarla y besarla y Olivia disfrutaba tanto de volver a tenerlo cerca, que ninguno quería interrumpir el momento.

Sintió sus manos cuando empezó a desanudarle el vestido y se puso de pie para quitárselo. Jonathan le desabrochó el corsé hasta que este cayó al suelo junto con el resto de la ropa y acarició sus piernas por sobre la camisola, subiendo desde sus muslos hacia sus glúteos, donde apretó suavemente para empujarla hacia su cuerpo y que volviera a sentarse sobre él al tiempo que sus labios se encontraban.

—Dime que ha sucedido —insistió y le acarició la mejilla áspera por su barba.

Él continuó besándola, descendió por su cuello retrasando la respuesta y le desanudó el frente de la camisola para bajar las mangas por sus brazos y desnudar sus pechos.

—Jona...

—Debo volver a irme.

Olivia lo detuvo sujetando su rostro y le levantó la cabeza para que la mirara. Esperaba haberlo escuchado mal, pero él confirmó sus palabras con la mirada de angustia en sus ojos.

—Pero acabas de llegar.

—Tan solo he vuelto porque no soportaba lo mucho que los extrañaba, pero debo volver —. Se acomodó la camisola y bajó de su cuerpo.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now