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16 de mayo 1885

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16 de mayo 1885.
Hacia el Titania, Mar mediterráneo.

Olivia se sacudió con todas sus fuerzas para evitar que la arrastraran y supo, muy profundo en su corazón, supo que sería su fin si esos hombres conseguían alejarla de Jonathan. Gritó con la esperanza de que él la escuchara y pudiera llegar a salvarla, deseando verlo en la densa oscuridad de la costa, pero no tuvo caso.

El hombre, bruto y fuerte, la lanzó hacia una canoa de madera y cuando ella intentó enderezarse para marcharse, el cañón de su revolver le apuntó a la cabeza y la detuvo en el acto. Podía sentir como su corazón retumbaba en sus oídos al ver como los otros tres hombres en la canoa empezaban a remar, perdiéndose en la densa oscuridad, alumbrados únicamente por una lampara con vela.

Gritó otra vez por Jonathan, aferrándose al borde de la canoa y pensó en lanzarse al agua, no era tan profundo y si nadaba podía llegar a la costa lejos de esos hombres.

—Cierra la boca, mujer.

Emitió un quejido cuando el hombre la golpeó en la cabeza con el revolver y el otro lado de su rostro impactó contra la canoa, dejándola desorientada por unos segundos. La desesperación en su cuerpo la hacía temblar y las lágrimas se acumulaban en sus ojos impidiéndole ver claramente. Marsella se fundió en la densa noche, junto con Jonathan y su voz que gritaba por ella de regreso, podía sentir la desesperación de él y solo bastaba con cerrar los ojos para imaginarlo agonizando en la costa, sin saber que hacer para alcanzarla en el medio de las aguas.

No llegaría a ella lo suficientemente rápido, pero Olivia se enfocaba en creer que sí.

Miró hacia los hombres que remaban y su estomago se retorció.

Estaban más limpios de lo que imaginaría tratándose de un pirata, pero no por eso olían bien y todos los presentes tenían sus dientes careados o tan sucios que podía ver la comida acumulándose contra la encía. Detrás de ellos, hacia donde remaban, pudo ver un enorme barco asomando entre las oscuras nieblas de la noche, era enorme y tenía más de quince velas de distintos tamaños que se encontraban cerradas para evitar que el viento los moviera. El ancla se perdía debajo del agua y podía ver las ventanas para los cañones, así como las ventanas de los diversos compartimientos y habitaciones que había.

Quería decir que había luchado mientras la subían, pero no lo hizo. Temía que fuera peor y sin Jonathan a la vista arriesgarse no tenía sentido. Uno de los hombres le tocó el trasero mientras subía la escalera en la pared lateral del barco y se obligó a ir más deprisa esperando alejarlo de su cuerpo. Temblaba del miedo, pero las lágrimas no abandonaban sus ojos. No podía llorar cuando la conmoción y confusión era tan fresca, unos segundos atrás estaba feliz y celebrando sus éxitos y ahora su futuro era incierto.

Siempre se preguntaba si eso era parte de su destino o si tal vez habían alterado algo y el miedo a pensar que podrían haber alterado algo le provocaba más temor. ¿Y si esa se volvía su muerte? ¿Y si nunca más volvía a encontrar a Jonathan? Claramente las probabilidades de poder volver a encontrarlo una vez en el océano eran bajas. Prácticamente inexistentes. 

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now