Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
Les he dejado una canción como a la mitad del capítulo para que la pongan mientras leen todo lo que se encuentra debajo de la canción. 100% recomendado usar la canción pa' más emoción.
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03 de abril 1983. Clyde, Minnesota.
Olivia abrochó un delgado cinturón marrón en la cintura de su vestido y se miró en el espejo de cuerpo completo que tenía en el dormitorio para asegurarse de que su aspecto era el que buscaba. El vestido le terminaba en las rodillas, algo a lo que todavía no se había acostumbrado, tenía las mangas cortas y un pequeño cuello de camisa y lo que más le encantaba eran los colores y el diseño floreado. En sus pies tenía unos tacones no muy altos de color marrón y su cabello lo había alisado un poco con la plancha de pelo (lo cual le había tomado casi una hora pues tenía demasiado pelo) y luego lo había alborotado un poco, dándole ese aspecto que iba a la moda con la época.
—Podría acostumbrarme a esa ropa que traes, es un poco más rápido de quitar para cuando quiera tenerte desnuda en la cama —comentó Jonathan sentado a los pies de la cama.
—¿Solo por eso? ¿No dirás que te acostumbraras porque te gusta como se me ve?
—Pues sí me gusta como se te ve, pero más me gusta la idea de quitártelo todo.
Se rio, lanzándole una mirada traviesa y dejó el cepillo en su tocador para levantar el frasco de perfume. Se detuvo de colocarse un poco en su piel al recordarse a sí misma que ese perfume tenía probablemente más de sesenta años de antigüedad y bufó.
—Me he quedado sin perfume.
—¿Qué hay de malo con ese?
—Probablemente este vencido y no pienso correr riesgos.
Lo dejó otra vez en su lugar y se detuvo para inclinarse hacia unas marcas en su mesa. Frunció el ceño y las rascó con sus uñas preguntándose si acaso algún animal había dañado la pintura de su mueble.
—Que pena, yo cuidaba este mueble con mi vida.
—¿Qué tiene?
—Unas rayas extrañas.
Jonathan se acercó para ver y a diferencia de ella, vio más que solo rayas. Olivia se fue hacia el armario buscando algún frasco de perfume actual que quizás Elisa hubiera usado en la casa mientras vivía allí con Jacob y Jonathan se sentó enfrente al tocador y rebusco en los cajones por una hoja y un lápiz. Apoyó la hoja sobre las rayas y pintó encima con el lápiz, logrando revelar lo que ponía.
—Ángel, creo que nuestros hijos te han dejado un mensaje.
Olivia se acercó a él, sintiendo su corazón un tanto acelerado y tomó la hoja de sus manos: Feliz cumpleaños, mamá. Con amor de todos tus hijos en 1880. Lanzó una mirada a Jonathan, conteniendo sus ganas de gritar y lanzarse sobre él para celebrar y sintió que ese día no podía ser aun más perfecto. Esa era la prueba que necesitaban para confirmar que sus hijos estaban bien y que los esperaban de regreso en esa misma mansión.
