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21 de agosto 1884

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21 de agosto 1884.
Great Dover Street, Londres.

La pequeña casa de Wendi estaba ubicada hacia las profundidades de un callejón oscuro, húmedo y algo sucio, recluida en un rincón entre dos grandes edificios y sumida en la sombra que el humo pintaba sobre sus cabezas.

A pesar de haber quedado viuda, ella seguía viviendo en la misma casa, aunque había vuelto a ocupar su nombre de soltera, Wendi Ginger y ya no debía estresarse tanto temiendo que su marido llegara a la casa enojado porque no había terminado de limpiar o la comida todavía no estaba hecha.

De todas formas, ese día estaba nerviosa, porque Peter la visitaría.

No sabía qué mierda le pasaba por la cabeza cuando lo había invitado a comer a su casa, ni siquiera tenía mucho para servirle y había tenido que endeudarse para conseguir la comida y dejar que el verdulero le tocara los senos para poder llevarse algunas cosas gratis.

Era humillante y siempre se sentía asqueada de sí misma cuando sucedían esas cosas, pero estaba acostumbrada a hacerlo para conseguir comida para sus hijos y necesitaba hacerlo si quería impresionar a Peter... ¿A quién engañaba? Probablemente él no volvería a hablarle después de esa noche, había sido estúpido de su parte invitarlo a su casa... Seguro él era como todos los hombres y solo quería acostarse con ella otra vez o era como Lenard y terminaría molestándose cuando viera lo que hacía.

Intentó perfumar la habitación con algunas hierbas que quemó en la sala y la comida que preparó. Sus hijos se durmieron como de costumbre después de su cena a las seis y ella los acostó en la cama que tenía contra la pared. No había otro espacio, las dos camas estaban en la misma habitación que su cocina y la mesa y no había más cuartos, solo la letrina algo alejada y que se debía compartir con todas las personas en el barrio.

Sus hijos dormían en la misma cama y ella solía ocupar la otra con su marido, aunque ahora podía disfrutar del privilegio de dormir sola y no tener que estresarse por complacerle. Tenía el suelo algo roto, por lo que siempre debía tener cuidado de que su pie no se torciera en la tabla que faltaba y el techo estaba algo desarmado, por lo que en los días lluviosos debía pasearse con tarros para recolectar el agua que caía. Agua que luego usaba para lavar o bañarse, pues era más práctico que tener que caminar hasta el pozo.

Quería decir que se había puesto su mejor vestido para recibirlo, pero no tenía un mejor vestido, solo tenía dos y los dos estaban en un estado lamentable, pero había intentado enmendarlos lo mejor posible y se había bañado y peinado su cabello esperando que él la viera atractiva.

Cuando escuchó los pasos de un caballo en la calle de piedras, se limpió las manos en su delantal y evaluó rápidamente la mesa. Tenía dos platos, había intentado acomodar los cubiertos como los acomodarían para la gente elegante y también había puesto unos vasos de cristal que había tenido que robar esa misma mañana. No tenían vino, pero al menos había agua y le había exprimido un solo limón que tenía esperando que tuviera sabor. También había colocado unas velas y a Peter le había puesto el trapo más limpió y sano que tenía para que lo usara de servilleta, sabía que la gente adinerada acostumbraba a tener una servilleta en cada comida.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon