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Cuando Jonathan llegó a su casa traía una sonrisa pues quería contarle a Olivia como había ido su viaje con Terrell, pero cuando vio que Elizabeth pasaba corriendo hacia las escaleras con un bonito vestido que Olivia le había hecho para jugar a disfrazarse e Ethan llegaba detrás de ella con un disfraz de soldado y una espada de madera colgando de su cadera, su sonrisa desapareció y apretó el sombrero en su puño al entregárselo a Edgar.

—¿Quién lo dejó entrar? —. Edgar no respondió y tragó saliva con fuerza—. ¿Dónde está Olivia?

—Sigue en la cocina, señor.

Se fue dando zancadas y cuando entró, con su boca abierta y listo para protestar, Olivia le embutió un trozo de pastel de moras y chitó.

—Antes de que digas nada, recuerda que es mi futuro abuelo y lo quiero mucho. ¿Te gusta el pastel?

Sus hijas, quienes estaban ayudando en la cocina esa tarde, se rieron al ver como su padre miraba a su madre molesto mientras masticaba y ella esperaba con una radiante sonrisa a que le respondiera.

—Está riquísimo, pero ese niño...Ese jodido niño debe irse ya mismo.

—Está oscuro y no tengo forma de comunicarme con su padre.

—Ponlo en un caballo y buena suerte.

Olivia lo empujó suavemente mostrándose horrorizada y le alejó el pastel de moras cuando él intentó agarrarse otro pedazo.

—No tendrás más pastel hasta que te disculpes por lo que dijiste.

—¡Es mi casa! —gritó en un susurro para que Elizabeth e Ethan no fueran a escucharle—. ¡Y ese niño no me agrada!

—Es familia y gracias a él tu bella esposa existe, deberías estar besándole los pies.

—Para empezar mi bella esposa existe gracias a mí, de ahí que sea bella —. Jonathan se cubrió cuando Olivia le lanzó una cuchara de madera y sus hijas se rieron—. Te molesta porque sabes que es cierto.

—¡Usando tu estúpida lógica, entonces yo también aporte a mi propia belleza, egocéntrico!

—Ay vamos, ambos sabemos que mis...genes o como sea que se diga, son más fuertes. Tu siempre lo dices.

—Pues me retracto.

—No puedes retractarte de algo que dijiste hace años.

—¡Me retracto! Tus genes dan pena.

—¿Quieres decir tus genes también? Porque técnicamente compartimos ¿o no, niñas? —bromeó y su sonrisa burlona desapareció cuando Olivia sostuvo el pastel sobre el tacho de basura—. No te atreverías...

—¿Quién lo preparó?

—Olivia...

—Creo que esta guerra está escalando rápidamente —murmuró Marie a sus hermanas.

—Creo que mamá ganará.

—No lo creo, Gwen, como tire ese pastel papá la colgara y nos quedaremos sin madre —agregó Katherina.

Jonathan atajó el pastel cuando Olivia lo dejó caer en la basura y respiró aliviado al enderezarse con la tarta intacta en sus manos. Ella se giró hacia la mesa y continuó amasando la masa para las galletas.

—Que mi belleza es gracias a ti...Puf, tonterías...Ya quisieras ser la mitad de guapo, idiota.

—Te mata la envidia, nena.

—No tienes mucho que envidiar —protestó y él soltó una carcajada—. Y para tu información, aunque seas mi bisabuelo nuestros genes ya no son iguales.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now