199

2.2K 333 1.5K
                                    


Cuando empezaron la cena, Jazmín se sentía demasiado nerviosa estando junto a Adrian, no porque le molestara, sino porque no podía evitar interpretar algunas de sus palabras como un coqueteo, lo cual claramente no tenía sentido porqué él era homos...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando empezaron la cena, Jazmín se sentía demasiado nerviosa estando junto a Adrian, no porque le molestara, sino porque no podía evitar interpretar algunas de sus palabras como un coqueteo, lo cual claramente no tenía sentido porqué él era homosexual. ¿Pero entonces por qué sentía que la seducía? ¿Por qué parecía celoso de que pasara tiempo con otros hombres? Y por, sobre todo; ¿por qué le había impedido pasar la cena con aquel agradable caballero con quien la señora Wildingham le había emparejado en un comienzo?

Quería hablar al respecto con él, entender por qué hacía lo que hacía, pero era consciente de que no podían tener ese tipo de charla en la mesa, así que se limitaban al arte, literatura, ciencias y todas las cosas que ambos hablaban normalmente. Al menos como ya le conocía, hablar con Adrian era fácil...O lo sería si él no la hubiera puesto demasiado nerviosa.

—¿Es la comida de su agrado? —. Asintió, obligándose a sonreír—. No he podido evitar notar que apenas ha tocado bocado...

Miró hacia Adrian y sus ojos celestes se sintieron como un cuchillo en su garganta. No podía seguir con ese ridículo juego, no podía tolerar que jugara con sus sentimientos de esa forma, que le arruinara lo que podría haber sido una excelente velada para conocer a su futuro marido.

—Sí me permiten, debo retirarme para estornudar —mintió y dejó su servilleta a un lado de su plato.

Adrian se puso inmediatamente de pie para ayudarla a hacer lo mismo y las ganas de golpearle la mano, lanzarle el vino de su copa en el rostro y abandonarlo el salón no le faltaron. Lo que le hacía era increíblemente descortés y muy impropio del hombre que siempre había pensado era.

Tantos años confesándole sus sentimientos, lamentándose abiertamente que no podía dejarlo de amarlo y él incitándola a hacerlo pues su interés estaba en los hombres y ahora, cuando finalmente se proponía ponerlo en su pasado, le hacía eso...La lastimaba de la peor forma posible.

Abandonó el salón y se fue por uno de los pasillos intentando encontrar alguna puerta hacia el exterior para respirar aire fresco.

Adrian esperó en la mesa durante unos minutos y ante su ausencia, se disculpó con todos los presentes con la excusa de que iría a asegurarse de que ella estuviera bien.

Asomó al corredor y supo al mirar en ambas direcciones que ella no había salido solo para estornudar. Respiró profundo y se marchó hacia alguna puerta que llevara al jardín, si la conocía bien (lo cual así era) ella estaría en algún lugar algo apartado, ahogándose en sus propias emociones en lugar de buscando consuelo.

Asomó al jardín y el frío le golpeó el rostro.

Ya había oscurecido y los empleados habían encendido las velas en las farolas que aportaban una tenue y agradable luz sobre sus cabezas. Bajó los escalones del porche de piedra y siguió el camino de grava a través de unos arbustos que le llegaban a la cintura. Miró hacia los dos rumbos que el camino le ofrecía y logró divisar la figura de Jazmín dándole la espalda junto a la fuente.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora