Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
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25 de agosto 1884. Hyde Park, Londres.
Los Morgan no planeaban permanecer en Londres por mucho tiempo, se marcharían hacia la casa en Cambridge para resguardarse durante el invierno y luego abandonarían Inglaterra para continuar el viaje. Tal vez harían algunas visitas a Escocia si el clima lo permitía, pero después de Nathaniel, ninguno tenía muchas ganas de quedarse.
Antes de acabar la temporada, Adrian y Jazmín organizaron su pequeña boda.
No fue nada exagerado o que consumiera tiempo, de todas formas, tendrían que rehacer los votos cuando llegaran a Estados Unidos y tampoco querían ser la razón por la cual toda la familia permanecía estancada en Londres cuando era evidente que querían marcharse.
Jazmín invitó a sus padres a la boda, aunque solo su madre se presentó. El señor Elmer todavía se sentía insultado y ofendido por aquella drástica decisión de abandonarlos cuando intentaban protegerla y desafiar sus órdenes. Aunque dolió no verlo en la iglesia, no pensaba lamentarse. Volvería a tomar las mismas decisiones una y otra vez con tal de poder estar con Adrian.
Sabía que era una decisión importante en su vida y enorme, una vez fuera la mujer de Adrian, muchas cosas cambiarían. Comenzando por su cuerpo, estaba segura de que quedaría embarazada, era algo que ya habían hablado y él quería tener al menos un hijo y ella quería poder dárselo. Aparte de su cuerpo, ya no viviría con sus padres y tendría que ir a donde él fuera, eso implicaba que, si los Elmer decidían regresarse a los Estados Unidos o permanecer en Inglaterra, se separaría de ellos al continuar el viaje con Adrian. También debía asumir un rol de esposa con él, aunque conocía a Adrian y sabía que él no esperaba le cocinara y limpiara, lejos de eso quería conseguirle empleados que lo hicieran por ella, pero igual...Sentía que quería poder consentirlo, similar a lo que veía entre Jonathan y Olivia, como ella a pesar de tener cocineras, siempre le preparaba a su marido un café o un té, cocinaba sus pasteles favoritos o le servía el desayuno en la cama, incluso le aprontaba la ropa para el día siguiente y lo ayudaba quitándole la tarea a los empleados. Olivia siempre estaba consintiendo a Jonathan.
Durante la ceremonia en la iglesia que duró veinticinco minutos, se sintió demasiado nerviosa.
Jonathan seguía mirándola con esa extraña expresión que estaba segura era odio y las manos de Adrian sujetando las suyas le cosquillaban en todo el cuerpo.
No fue la ceremonia lo que realmente provocaba sus nervios, sino lo que venía después, cuando dejó la iglesia de la mano con Adrian, llevando el anillo que él le había comprado y sonriendo al alejarse de todo el mundo.
Fueron hacia una casa que él había rentado en Hyde Park y en la cual no pasarían más de una semana, pues planeaban marcharse con todos hacia Cambridge. Adrian le abrió la puerta para que entrara y la ayudó con su vestido blanco mientras ella se sonrojaba y reía.
