Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
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6 de enero 1873.
White Oak Lands, Minnesota.
Olivia entró en el dormitorio de Hardy para despertarlo personalmente por su cumpleaños, dejó la bandeja en la mesa de luz con el desayuno que le había preparado ella misma esa mañana y abrió las cortinas para que entrara la luz y pudiera ver el entorno.
Trepó en la enorme cama de su pequeño que ahora tenía diez años y lo despertó llenando sus mejillas de besos.
—Buenos días, cumpleañero. Mi pequeño ya tiene diez años, cuidado que le tiro las orejas —. Hardy soltó una carcajada y se protegió las orejas con sus manos, retorciéndose cuando su madre le empezó a hacer cosquillas—. Despierte, despierte, que hoy vamos a tener una fiesta para celebrar. Ya estamos organizándolo todo.
—¿Habrá helado?
—¿Con este frío? ¡Pues por supuesto que habrá helado! —. Vio la emoción en los ojos de su hijo cuando se sentó en la cama y le acercó la bandeja con el desayuno—. Mira lo que te he preparado, tu favorito y con mucho chocolate.
Tenía un volcán de chocolate con mantequilla de maní en su interior, mantequilla la cual Olivia preparaba de forma cacera pues aún no existía en esa época. Le dio un gran mordisco al volcán, ensuciándose toda la boca con chocolate y mantequilla y cerró los ojos, prácticamente gimiendo de lo rico que estaba.
—Podemos preparar el helado todos juntos ¿Qué dices. Y hacer una guerra de nieve.
—¡Sí! ¿Papá también estará?
—Por supuesto, hoy nadie irá a ninguna parte —. Se fue hacia el armario para sacar la ropa para Hardy y le quitó las arrugas con la mano al extenderlos en la cama—. Tu padre está preparando el salón con tus hermanos. Vendrán los Garnier y los Westley en la noche ¿y adivina qué? Cuando termine el invierno empezaras la escuela.
—¡¿Voy a ir a la escuela?! Oh, guau, este no podría ser un mejor cumpleaños, mamá. ¿Cuándo iré? ¿Marie y Emma vendrán conmigo?
—Obviamente, irán todos ustedes juntos con los mellizos y Katherina, así podrán hacer amigos y aprender mucho. Eso sí, si el maestro les pega quiero que me digan ¿de acuerdo? Así yo me hago cargo de ese señor.
Asintió con una enorme sonrisa y dejó su bandeja a un lado para ponerse de pie en la cama y que Olivia pudiera quitarle la remera para ponerle la camisa.
Lo ayudó a vestirse y en cuanto salieron juntos y fueron al salón, todos empezaron a felicitar a Hardy, haciéndolo reír y emocionarse porque era su cumpleaños. A Olivia le gustaba que sus hijos se sintieran valorados en el día de su nacimiento, un día que para ella era especial pues era cuando el mundo le había entregado a uno de sus ángeles para que la iluminaran.
Ayudó a Marie y Emma a colgar el cartel de feliz cumpleaños y cuando Jonathan la vio trepando la silla como si no estuviera de casi siete meses, la sujetó por la cintura para evitar que cayera y cuando ella bajó, empezó a regañarla.
