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09 de marzo 1880

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09 de marzo 1880.
White Oak Lands, Minnesota.

—Le agradezco demasiado que viniera, Lord Kimberley, no pude evitar notar que usted logró animarla aquel día en la feria y honestamente a esta altura es mi última esperanza de que Amelia deje su habitación.

—Comprendo, señora Morgan y sepa que haré todo lo que pueda. Es lamentable que esto le sucediera a la joven Amelia.

Olivia guio a Lord Kimberley por el corredor de la casa y se detuvieron frente al dormitorio dónde sus caminos se separaban. No estaba muy tranquila con la idea de dejarle ingresar al cuarto de su hija completamente solo, pero se quedaría cerca para poder escuchar un poco de que hablaban.

—Le agradecería mucho si mantuviera esta visita en secreto, Lord Kimberley, mi hija no necesita más rumores desagradables en la ciudad.

—Le doy mi palabra de que no diré nada al respecto, no deseo causarle a la señorita más daño.

Le agradeció y finalmente llamó a la puerta del dormitorio y esperó por una respuesta. Amelia la ignoró, girándose en la cama para seguir durmiendo en la absoluta oscuridad de su habitación y gruñó de malhumor cuando su madre volvió a llamar.

—Amelia, Lord Kimberley ha venido a verte, le dejaré pasar ¿de acuerdo?

Estuvo segura de haber gritado algo mientras saltaba fuera de la cama para correr a ocultarse detrás del biombo. Miró hacia la puerta, con su rostro cada vez más rojo y se ocultó por segunda vez cuando esta se abrió. Se agachó para poder ver por debajo del biombo y supo era un hombre quien acababa de ingresar por los zapatos que traía. Aparte de sus hermanos y su padre, ningún hombre nunca había ingresado en su dormitorio; mucho menos un Lord. Lord Kimberley para empeorar la situación.

Él cerró la puerta a sus espaldas y avanzó en la oscuridad hacia las cortinas.

—Espero no le moleste mi atrevimiento, pero correré estas cortinas ¿de acuerdo? No quisiera tropezar con algunos de sus muebles —. Cerró los ojos cuando él movió las cortinas y se pegó al biombo asegurándose de que no la vería—. ¿Está escondiéndose de mí, señorita? Me gustan los juegos de escondidas, aunque prefiero jugar en el exterior, tal vez podríamos salir y yo la buscaré.

—Me escondo porque me veo horrible, Lord Kimberley.

—Dudo que eso sea posible en una mujer con su belleza —confesó en lo que estudiaba el entorno intentando descifrar algo sobre ella—. Oh, veo que escribe. No me dijo que fuera escritora.

—No lo soy —respondió, volviendo a mirar sus pies por debajo del biombo—. Solo me gusta escribir en mi tiempo libre.

—¿Y qué cosas escribe?

—Cuentos...de amor...desamor...Puede leerlo en el periódico de mi hermano si le interesa.

—No leo el periódico, aunque tendré que empezar a hacerlo si usted publica sus cuentos allí.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADOROnde histórias criam vida. Descubra agora