Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
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6 de marzo 1873.
White Oak Lands.
Olivia estaba más nerviosa que nunca con la proximidad del parto y mientras ella estaba nerviosa, su madre estaba ansiosa sumando a la impaciencia que también tenía Jonathan y la cual solo la ponía aún más nerviosa. Era un círculo sin fin.
Caminó por la habitación que pertenecería a Elizabeth, terminando de acomodar las mantas de la cama, los peluches que adornaban las repisas y el baúl repleto de juguetes. Sacó del armario toda la ropa que le había comprado y hecho para su nacimiento y empezó a doblarla otra vez reorganizándola por color, luego no le gustó y volvió a doblarla para organizarla por estaciones.
Se estaba quedando sin uñas por culpa de los nervios y eso le provocaba grandes nauseas.
—Una semana, Jonathan —soltó, apenas lo vio entrar en la habitación—. Queda exactamente una semana. ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué voy a hacer?
—¿Celebrar? —propuso no muy seguro de que diría ella—. Es algo bueno, finalmente podremos verla y yo podré conocerla. Muero por conocerla.
Lo vio estrujar la manta que le había tejido para cuando naciera y no pudo evitar sonreír. Le encantaba verlo emocionado por su nueva hija y le tranquilizaba que se le contagiara su emoción, aunque no por eso dejaba de estar nerviosa.
—Ya le he dicho a Harvie que se quede a dormir el lunes en la noche, por si decide nacer en la madrugada —. Jonathan asintió y la abrazó por la espalda, poniendo sus manos sobre su vientre—. Ya casi es hora, Dios. El tiempo se ha pasado demasiado rápido.
—Todo irá bien, sé que sí.
—Eso espero. Estoy temblando por culpa de los nervios —. Le enseñó sus manos y se rio mientras él las apretaba en las suyas y besaba sus dedos—. Tendré que tomarme un té o algo para calmarme porque me dará algo.
—Ven, vamos al salón a descansar, ya has limpiado este cuarto suficientes veces para el resto de tu vida.
Rio y no se resistió cuando él la llevó de la mano hacia las escaleras para sentarse juntos en el salón. Jonathan le sirvió una taza de té y varios macarrones dulces de los que a Olivia tanto le gustaban.
—¿Dónde están los niños?
—Con la niñera en la guardería, Laurissa y Parker han salido a pasear esta tarde ¿sabías? —. Olivia negó y Jonathan se sentó a su lado—. Ella no me lo ha comentado, tampoco él, pero tengo la sospecha de que surgió algo de intimidad en su viaje a Massachussets.
—¿Crees que durmieron juntos?
—No tanta intimidad, pero definitivamente están manteniendo una relación amorosa entre ellos —. Cruzó las piernas y tomó su taza con té—. Aun estoy procesando que tanto me molesta eso...Uhm ¿Qué quieres que haga sí él me pide permiso para desposarla?
