Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
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23 de octubre 1873. Omaha, Iowa.
Darrin bajó del carro frente a la casa donde se hospedaban los Simmons y lo primero que notó, eran los dos hombres gigantes que vigilaban la puerta y estaban armados. Miró hacia su padre, quien le relajó con un gesto y se adelantó con él siguiéndolo para ir a llamar en la entrada.
No tenía ningún plan en mente, no había ensayado ningún discurso épico y no estaba seguro de cual podía ser el resultado de esa reunión, pero esperaba salir de la casa con su vida aun intacta.
Le sudaban las manos incesablemente y su garganta estaba tan seca que tragar saliva le dolía como si tuviera navajas deslizándose por su piel. Retorció sus dedos esperando a que le atendieran y cuando lo invitaron a pasar al salón, siguió al empleado con su padre y tomó asiento en el sofá para esperar por Sawyer.
Estar en el territorio de ese hombre no le gustaba y sabía que Jonathan estaba igual o aún más incómodo cuando lo vio espera de pie, con una mano cerca de la cinturilla que sostenía su revolver.
Eran varios los posibles resultados de esa reunión y Darrin no sabía que esperar. Cuando escuchó los pasos acercándose por el pasillo fuera de su campo de visión, se puso de pie y acomodó su chaqueta para verse más presentable antes de que Sawyer entrar en la habitación.
Jonathan rodó los ojos y a diferencia suya, no se molestó demasiado en mantener apariencias, se acercó al frutero que adornaba la mesa de té y limpió una manzana en su chaqueta antes de darle un mordisco y apoyarse en la mesa esperando por Sawyer para terminar con ese asunto de una vez por toda.
Si no fuera por la posibilidad de que Maisy estuviera embarazada, Jonathan ni si quiera se estaría molestando tanto en ayudar y Darrin aun no le había confirmado que sería padre, no quería hacerlo hasta estar seguro de que se casaría con Maisy, porque no sabía cuál podía ser la reacción de su padre si se lo contaba.
Escuchó los pasos cada vez más cerca y su tensión desapareció en cuanto vio a Maisy llegar apresurada para verle. Ella rodeó la mesa de té para alcanzarlo y se abrazó a su cuello con la intención de consolarlo y darle un breve beso.
—No dejes que te intimide ¿de acuerdo? —. Asintió y besó sus nudillos—. Estaré en la habitación de al lado con mi madre.
—No intervengas ¿de acuerdo?
Maisy tardó en asentir hasta que Darrin repitió la pregunta una segunda vez con un tono más fuerte y entonces accedió y se marchó por la segunda puerta del salón, encerrándose en otra habitación.
—Espero que sepas lo que estás haciendo —intervino Jonathan, atrayendo su atención—. No hay marcha atrás de esto.
Deseaba poder decir que estaba seguro de lo que hacía y que había calculado cada paso que daba, pero la realidad era muy distinta. Se sentía en el aire, como si estuviera improvisando todo el resto de su vida sin tener nada claro y sabía perfectamente que una vez estuviera hecho no podría deshacerlo. Si su vida con Maisy no resultaba ser la vida que siempre había soñado tener cuando se casara, entonces no podría hacer nada para revertirlo.
