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12 de marzo 1880

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12 de marzo 1880.
En algún punto de Iowa.

Durante la marcha, se detuvieron al mediodía para comer y Keiran le dio una de las raciones de comida sin decir palabra, pero su sola presencia le recordó que él estaría cobrándole por ese plato tarde o temprano. Comió porque todo su cuerpo moría de hambre, pero si hubiera podido evitarlo, para evitar las horas de sufrimiento a su lado, lo habría hecho. Se sentía mareada y débil, su mano dolía por la caída, aunque él la había vendado y estaba aterrada por lo que podría sucederle cuando decidiera cobrar su parte del trato.

Después del mediodía anduvieron por otras largas horas en el clima todavía algo frío de marzo. Gran parte de la nieve ya empezaba a derretirse, pero sus manos aun temblaban algunas veces y debía abrazarse para no congelarse. Ella tuvo que caminar todo el rato, agradeciendo que ellos no avanzaran muy rápido en sus caballos. Los escuchó charlar sobre algo que les había sucedido en Minnesota, Red Wing y confirmó que definitivamente eran criminales huyendo de las autoridades. Eso explicaba porque también evitaban todos los pueblos que tenían en el camino y optaban por atravesar los bosques y las colinas.

Acamparon cerca de Alpha esa noche.

Los vio montar las carpas y encender la fogata antes de que se volviera completamente oscuro. Uno de los hombres la empujó al pasar por su lado para agarrar su saco de dormir y se apartó de su camino intentando abrazarse para intentar sentirse segura y también entrar en calor.

Keiran se detuvo a su lado con un cigarro entre sus labios y señaló la fogata.

—Prepara la cena.

—¿N-no podrías contar eso como mi...mi paga por tu ayuda?

—No —le respondió, palabra que al parecer usaba muy seguido—. Porque viajas bajo mis condiciones no las tuyas y realmente no necesito que cocines, simplemente lo prefiero, mientras que el sexo...Eso sí lo necesito.

Le guiñó un ojo y se alejó para volver a la fogata y descansar un rato jugando a las cartas con algunos de sus compañeros.

Emma preparó otro estofado y cuando estuvo listo, se sentó a ver como se lo acaban todo, con la diferencia de que esta vez le guardaron un plato. Comió en silencio, escuchando sus charlas para intentar entender con quien viajaba exactamente y solo pudo descubrir otro par de cosas; eran ladrones, huyendo de la policía por un robo que había salido mal dejando a varios muertos. Al parecer no aceptaban mujeres en su grupo porque solo causaba problemas entre los hombres y era más responsabilidad de la que podían manejar. Esa vida no era fácil y ellos realmente no creían que una mujer pudiera soportarlo. Llevaban huyendo un par de meses y hasta el momento, los Pinkerton (de quienes huían) les habían seguido el rastro casi a la perfección, siempre adivinando el siguiente lugar al que irían, lo cual los había dejado en la marcha por más tiempo del deseado sin poder detenerse a descansar en ningún pueblo o ciudad. Waterloo parecía ser la primera gran oportunidad que recibían de pasar unos días en algún hotel.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now