Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
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9 de marzo 1880. White Oak Lands, Minnesota.
Olivia asomó por la ventana de su dormitorio que se encontraba justo detrás de su tocador y miró hacia la distancia, perdiéndose detrás de algunos árboles del bosque, lo que parecían ser unas carpas y personas minúsculas instalándose dentro de la propiedad.
Dejó la habitación terminando de abrochar su saco y cuando llegó a la planta baja, fue en busca de Jonathan para hablarle al respecto.
—¿Tú has rentado las tierras hacia el este?
—No, ¿por qué?
—Acabo de ver lo que parecen ser unas carpas y personas instalándose, no sé si es algo de lo que deba preocuparme o son personas que tal vez necesitan ayuda.
Jonathan se balanceó en la silla en la que estaba sentado y miró hacia sus hijos frente a él antes de ponerse de pie y agarrar su sombrero.
—Iré a echar un vistazo con Chester y Derby.
—Nosotros podemos ir —. Negó rechazando la oferta de sus hijos.
—Ustedes quédense con su madre y acompáñenla a White Oak.
Olivia le acompañó hasta la puerta y sujetó su brazo antes de que se marchara, para detenerlo y que la mirara. Acarició su mejilla, acercándose hacia sus labios y él envolvió su cintura con su brazo y respondió a su llegada con una sonrisa mientras la besaba.
—Ten cuidado, por favor, hemos tenido unos lindos años sin problemas.
—Lo sé, intentaré que siga así —. Acarició su mentón, dejando que su pulgar se deslizara entre sus labios y volvió a besarla—. Volveré en la tarde. Te amo.
—También te amo.
Lo vio irse hacia el caballo de ella, que esperaba por él no muy lejos del camino y cuando partió hacia White Oak para buscar a sus amigos por apoyo y lo perdió de vista, se regresó hacia el salón dónde estaban sus hijos.
Entró para encontrar a Peter de pie junto a la ventana abierta fumando un cigarro. No era la primera vez que lo veía fumar, ni la primera vez que le ordenaba lo dejara, tampoco sería la primera vez que él la ignoraba.
—¿Cuándo será el día que escucharás lo que te digo?
—Te escucho perfectamente, madre, solo decido no hacer caso.
Oliver rodó los ojos desde la silla y se puso de pie para ir hacia donde Peter se encontraba y quitarle el cigarro de entre los dedos. Lo lanzó por la ventana y le golpeó el costado de la cabeza con la palma de su mano.
—Me estoy cansando de escucharte hablarle a mamá en ese tono y me estoy cansando de que lo hagas únicamente cuando papá no está en casa. ¿Por qué no la tratas así cuando él está presente ¿uhm?
