Capítulo 30: Enseñanza.

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Bangkok, Tailandia.

Muchas veces las cosas que se nos enseña desde pequeño son las que nos definen como personas, desde una palabra de amor, hasta una palabra de odio, desde un simple acto de cariño, hasta un pequeño desprecio, factores que poco a poco aprendemos con el paso del tiempo, factores que causan el cambio en nosotros.

El como vivimos, el como nos comportamos, el como tratamos a las personas; algunas veces esos cambios están en nosotros mismos, elegimos que palabras mantener en nuestra memoria, elegimos que palabras alejar.

Buenas o malas, positivas o negativas.

De algún modo u otro, si se es bueno generamos un poco de malicia y si se es malo, generamos algo de bondad.

Las enseñanzas que se nos da desde que somos pequeños, son las fundamentales para nuestro futuro.

Desde una madre que es estricta con su hija, una madre que sabe el potencial que debe explotar en su pequeña, una madre que demuestra su amor enseñándole que tener un carácter fuerte algunas veces es necesario; o un padre cariñoso con la pequeña, un padre despreocupado que le enseña las cosas buenas, un padre que demuestra cómo el amor siempre es esencial en cada acto que hacemos.

Actos tan necesarios en la crianza de aquella pequeña, hasta hacerla la mujer que es hoy en día.

Su padre siempre fue su persona favorita, él siempre le ayudaba a vivir un poco más la vida, le enseñaba a disfrutar las pequeñas cosas y a enamorarse de lo más simple que existiera; era un hombre ocupado en su trabajo pero buscaba un tiempo libre para estar con su hija.

Amaba a su madre, siempre pensó que su modo de ser con ella se debía a como creció cuando era más joven, siempre le exigía en el colegio, siempre le pedía que estudiara, siempre estaba sobre ella, enseñándole buenos modales, generándole un carácter fuerte, enseñándole que siempre debe trabajar por lo que desea, incluso si ya lo tiene todo; su madre nunca tuvo lujos, ni dinero, su madre era de tan baja clase social que algunas veces se preguntaba cómo su papá se enamoró de ella.

Eran la pareja más completa que podía existir.

Él lo tenía todo y ella no tenia nada.

Eran como el yin y el yang.

Él tenía dinero, tenía bondad, tenía inteligencia, tenía amor, tenía una familia que lo amaban incondicionalmente; pero muy dentro de su ser también tenía su maldad, era estricto en su trabajo y muy perfeccionista, era el terror de sus trabajadores.

Ella no tenía nada, no tenía hogar, no tenía padres, no tenía amor, no tenía enseñanza alguna de cómo afrontar las cosas, lo único que conocía era el sobrevivir día a día; hasta que conoció a su salvador, conoció al hombre que la saco de todo aquello, conoció al amor de su vida, conoció el amor de un bebé dentro de ella, conoció lo que era amar y sentirse amada.

Dos polos opuestos que se encontraron,  dos extraños que coincidieron en un día cualquiera en medio de la ciudad, dos almas vacías que buscaban algo para amar, dos personas que se completaron como un pequeño rompecabezas.

Freen siempre deseo encontrar un amor como el de sus padres, desde muy pequeña observaba como ellos se amaban, desde muy pequeña aprendió lo que era el significado de hacer una vida junto a otra persona; ella sabía a la perfección que aquella coraza de metal que tenía su madre, era derribada por un pequeño acto de su padre, ella sabía que aquel hombre amoroso y cariñoso, podría convertirse en una fiera si alguien llegase a causar un caos en su familia.

- Papi. -La pequeña Freen se acercaba a su padre, quien estaba cenando tranquilamente.- ¿Que es amar? -Tanto él como su esposa se giraron para observar a la pequeña, quien sostenía un mechón de su cabello, con el ceño fruncido; algunas veces ambos se sorprendían de lo curiosa que podía llegar a ser a sus seis años.-

Strangers. (FreenBecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora