Desastres naturales en los ultimos dias: planto un campo en los ultimos dias

Capítulo 87: Protegiendo los arrozales y repeliendo ratas 3

"¡Silbido, duele!",

Yang Mu tiró de su brazo con fuerza, tratando de sacar su mano de la mano de Yang Fenglian.

Yang Mu estaba sudando profusamente por el dolor: "Mamá, esta es mi mano, no una tabla de lavar, ¡por favor, sé amable!"

Yang Fenglian le dio una palmada en el brazo: "Está bien, es realmente inútil, si duele, solo llámalo dolor".

Yang Mu curvó los labios y no se atrevió a hablar.

Había demasiadas ratas anoche, él y Shi Lei siguieron levantando el tenedor de hierro y tirándolo mecánicamente toda la noche.

Después de que el ratón se fue esta mañana, Yang Mu sintió que sus brazos se aflojaban y se debilitaban.

Si no fuera por el arduo trabajo de Shi Lei como él, Yang Mu no le pediría a Yang Fenglian que le aplicara vino medicinal.

Shi Jianjun frunció el ceño y dijo: "No es una solución seguir así. Hay tantos ratones, no importa cuánto intentes atraparlos, no puedes atraparlos a todos".

Al ver su rostro cansado, Yang Mu preguntó: "Papá Shi, ¿los ratones entraron en la casa anoche?"

Shi Jianjun asintió: "¡Sí! Esos ratones no pudieron entrar al invernadero, por lo que siguieron arrastrándose afuera".

El invernadero estaba bloqueado por álamos, pero no podían evitarár que la fragancia se desborde. Los ratones olieron la fragancia y todos se reunieron fuera del invernadero.

Anoche, Shi Jianjun escuchó el movimiento y salió corriendo, y vio que el exterior del cobertizo estaba lleno de ratones.

Casualmente recogió la pala junto a la pared y abofeteó a los ratones vigorosamente, matando a tres ratones con una pala.

Afortunadamente, debido a la infestación de insectos, todos los huecos se taparon pronto, de lo contrario, las ratas podrían haber invadido la casa.

Shi Jianjun dijo: "Ustedes vayan a la cama temprano después de comer, iré a Shi Shuisheng y descubriré cómo curar estas ratas".

Después de que terminó de hablar, caminó rápidamente hacia afuera. No podrá dormir tranquilo hasta que acabe con estas ratas.

Alrededor de las tres de la tarde, Yang Mu se despertó de su sueño.

Volvió la cabeza y vio a Shi Lei, que todavía dormía profundamente. Yang Mu se inclinó lentamente y trazó suavemente el contorno de Shi Lei con la mano.

Como era de esperar del hombre del que se enamoró, se ve tan bien parecido cuando duerme. Se inclinó hacia adelante y besó con cuidado los delgados labios de Shi Lei.

De repente, Yang Mu sintió que su cintura se tensaba, Shi Lei lo abrazó y le dio un beso profundo.

Los dos respiraron juntos, Yang Mu no pudo evitar frotarse contra el cuerpo de Shi Lei, y cuando sintió que le faltaba oxígeno, Shi Lei lo dejó ir lentamente.

"Tan entusiasta justo después de despertarse"

Shi Lei acaba de despertarse, su voz todavía era un poco ronca. Al escuchar las palabras de Shi Lei a una distancia tan cercana, Yang Mu entendió un poco lo que significaba cuando se decía que las orejas estaban embarazadas.

Enterró la cabeza en el cuello de Shi Lei y lo frotó: "No quiero levantarme, me duelen los brazos".

Shi Lei estiró la mano y apretó la parte posterior del cuello de Yang Mu. El dueño es como un gato coqueto, inexplicablemente conmovido.

"Levántate, déjame darte un masaje",

Yang Mu respiró hondo, se incorporó lentamente: "Estoy demasiado cansado, no creo que pueda atrapar ratones esta noche".

Shi Lei recogió el vino medicinal junto a la cama y vertió un poco. Se frotó las manos para calentarlas, luego las frotó en los brazos de Yang Mu y los presionó.

Los dos holgazanearon, y no bajaron las escaleras hasta alrededor de las cinco.

Shi Jianjun ya había preparado la cena, y cuando los vio bajar, dijo: "Discutí con Shi Shuisheng y los demás por la mañana, y Shi Shuisheng dijo que quemara un círculo de fuego alrededor del campo el campo más tarde, recuerda traer algo de leña. Ve allí ".

Yang Mu respondió: "¡Eso debería ser mucha leña! "

Shi Jianjun asintió: "Es mucha leña, pero en comparación con la comida, esta leña no es nada."

Después de la cena, los dos llevaron a Shi Jianjun. Hice comida seca y empujaron un triciclo de leña al campo.

No sacaron dos mastines tibetanos hoy. De todos modos, hoy hay anillos de fuego que protegen el campo, ¡así que dejen que los dos mastines tibetanos atrapen ratones en casa!

No mucho después de que se fueran, se encontraron con dos hermanos, Shi Yuan, con una carga de leña sobre sus hombros.

Shi Yuan saludó con una sonrisa: "Hermano Mu, ¿vas a ir al campo?"

"¡Sí! ¿Por qué traes tanta leña?"

Yang Mu estaba un poco desconcertado. Normalmente, una carga de leña es suficiente para quemar. por una noche, pero los dos hermanos llevaron cada uno una carga de leña.

La sonrisa en el rostro de Shi Yuan desapareció: "No es ese Shi Daquan".

Shi Yuping frunció el ceño y dijo: "Yuan, no puedes dirigirte directamente al anciano por su nombre".

Shi Yu'an resopló con frialdad: " Es un anciano pedo".

Yang Mu tenía curiosidad. Preguntó: "¿Qué le pasa a Shi Daquan? ¿No se ha resuelto el asunto con su familia?"

Shi Yu'an dijo indignado: "¿No se ha comido el arroz de su familia por ratones? La familia quiere llevar leña para encender el anillo de fuego en el campo. El bastardo dijo que no hay nada en su campo y que no iría allí".

"Mi papá era demasiado perezoso para discutir con él, así que él me pidió que estuviera a cargo del anillo de fuego en su casa ".

Yang Mu lo consoló:" No te enojes, son solo unos días de todos modos, solo espera a que se coseche la comida. Se separaron después de conversar durante un rato".

Todavía era temprano y los ratones aún no habían llegado. Shi Lei y Yang Mu encendieron el fuego primero, y Shi Lei fue a la montaña trasera para recoger algunas agujas de pino para encender el fuego.

Alrededor de las siete de la tarde, el cielo se oscureció lentamente. Los dos rápidamente encendieron un fuego y, después de un rato, un círculo de llamas iluminó los campos del pueblo.

Yang Mu se sentó en el anillo de fuego, con los ojos mirando hacia afuera. Cuando estaba completamente oscuro, Yang Mu vio más de una docena de figuras negras que salían de la oscuridad.

Los ratones se detuvieron cuando corrieron frente al fuego y se dieron la vuelta ansiosos afuera.

Yang Mu no pudo evitar exclamar: "Hay muchos ratones".

Después de que apareció el primer ratón, más y más ratones se reunieron fuera del fuego. De un vistazo, hay cientos de ellos al menos, y el número sigue aumentando.

"¡Ja! ¡Este campañol es tan gordo!"

La voz de la tía Huaying vino desde la puerta de al lado, y Yang Mu giró la cabeza para mirar, y vio a muchas personas usando azadas o palas y tenedores para golpear a los ratones sobre el fuego.

Yang Mu miró a Shi Lei y preguntó: "Hermano, ¿también deberíamos atrapar algunos campañoles y comerlos en casa?"

Esta tarde, Shi Jianjun preparó un plato de carne de rata seca con campañoles. La gente comió un plato pequeño.

Shi Lei dijo con indiferencia: "Depende de ti, si quieres comer, atrápate".

Con la aprobación de Shi Lei, Yang Mu levantó el tenedor de hierro y lo arrojó, pero después de atrapar algunos ratones, Yang Mu dejó de moverse.

El brazo le dolía tanto que incluso moverlo le dolía, y solo podía mirar al ratón de campo que tenía delante.

El método de quemar el anillo de fuego funcionó tan bien que ni un solo ratón irrumpió en el campo en toda la noche.

Los aldeanos utilizaron este método para vivir una vida tranquila y pacífica durante unos días.

El arroz está madurando cada vez más, y cada grano de arroz está lleno y redondo, exudando ráfagas de aroma atractivo.

Estos campañoles olieron el olor y se volvieron cada vez más desenfrenados, incluso a plena luz del día, se atrevieron a irrumpir en los campos de arroz para robar comida.

Desesperado, Shi Shuisheng solo pudo permitir que los aldeanos se quedaran en los campos de arroz día y noche, y la cosecha estaría lista en unos tres días, estos días serán un poco más difíciles.

Pero nadie esperaba que la fuerte fragancia del arroz estimulara el potencial de la rata.

No tenían miedo de las llamas, saltaron del cerco y entraron en los campos de arroz para causar estragos.