Capítulo 11

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Por la mañana, bajé a primera hora, con cierto miedo de que Jane me recibiera con una bofetada, en cambio, estaba dormida en el sofá.

Maldición. Debe ser incómodo y la cama allá arriba es más suya que mía. Me siento mal por haberla dejado pasar la noche ahí.

Pudo haberme lanzado al suelo o dormir conmigo, había espacio suficiente para las dos.

Está boca abajo, con un brazo colgado hasta el suelo, así como casi medio cuerpo. Definitivamente durmió mal.

Me puse en cuclillas delante de ella, a la altura de su cara. Tengo que despertarla, para que se acomode o duerma allá arriba.

—Jane —le hablé—. Jane —intenté no asustarla. Extendí un dedo para tocar su mejilla, a lo que justo abrió los ojos y me dio una cachetada que me hizo caer, más que nada por el susto—. ¡Dios! —puse una mano en el golpe.

Se sentó, con las piernas abiertas y la cabeza agachada. Parece que no le importa el hecho de haberme abofeteado cuando no tenía motivos para hacerlo.

—Perdón, pero me asustaste —dijo como si no hubiera sido gran cosa.

—¡No era motivo para que me golpearas! —enfurecí. Es la segunda vez en mucho tiempo que me hacen enojar y las dos han sido a causa de esta chica.

—Ya te dije que me asustaste —insistió con el mismo tono desinteresado. No se tomó ni la molestia de mirarme. Luego de ponerse el calzado, solo se levantó y se dirigió al segundo piso.

¿Pero qué demonios...?

Acaba de golpearme y ni siquiera le importa. Tal vez sí estaba molesta por haber tenido que dormir en el sofá, e igual no tenía por qué agredirme así. Todavía me duele.

Como gesto de disculpa, comencé a recoger todo. No pude evitar olfatear una de las mantas, no huele al suavizante de Flor, sino a shampoo perfumado. Así huele Jane...

Casi aventé la frazada al escuchar pasos detrás de mí. Jane se aproximó a retirar todo lo que usó para dormir. No quiero que se acerque, porque mi corazón late desbocado y me avergüenza que se dé cuenta.

—No tenías que dormir aquí —le dije acomodando el sofá, en un intento de distraer a mi corazón.

—Había alguien en la cama —masculló. Así que sí está molesta por eso.

—Podías dormir conmigo.

Sentí que me observó, bastante, lo que me hizo ruborizar. Es imposible no darse cuenta cuando ella está mirándote.

—No, gracias.

Demonios.

Le arrebaté la manta para doblarla y ayudarle un poco más. En serio quiero que me perdone por haberla hecho dormir aquí, sobre todo ahora que sé que en serio le desagradó.

—¿Qué te parece, si, para compensarte, te llevo a un recorrido? Para que conozcas la ciudad, te despejes, salgas un rato... Me da la impresión que nunca sales a la calle.

Antes de que se negara, supliqué situando las manos juntas, frente a mí.

—Ve —irrumpió Flor, todavía soñolienta—. Colec va a estar haciendo trámites y yo voy a ir al médico.

Lo pensó un momento, tomándose su tiempo y terminó por acceder.

—Está bien.

Mi corazón se alegró.

Durante el desayuno, Flor dijo que iba a estar en la clínica, con su médico, y Colec va a hacer los trámites para poder comenzar con sus clases cuanto antes. En pocas palabras, Jane y yo no tenemos toque de queda.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now