Capítulo 56

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Corrí hacia la derecha, hasta que mis pulmones me suplicaron detenerme.

Respiré hondo y, al sentir que venían detrás de mí, seguí corriendo.

Di vuelta tras vuelta, intentando no caer en la desesperación, hasta que lo encontré.

El quiosco en medio del laberinto.

—¡Tenías que llegar hasta allá! —gritó Felix al pasar a mi lado.

Una vez dentro del quiosco, reclamó su victoria.

—Ese niño es una bala... —se quejó Enzo, casi sin voz.

Agitada, fui a sentarme en las escaleras, y, segundos después, llegó Bianca.

Los tres nos sentamos a recuperar el aliento, la respiración y los latidos, mientras que el niño parecía listo para otro maratón.

Hace una semana, Bianca, Colec y yo, volvimos de Polonia, a donde fuimos por una exposición. Se trató de un viaje de ida y vuelta, en cambio, una semana antes fuimos a Suecia y, la anterior, a Francia, entonces, recién tenemos tiempo libre, porque los viajes se acabaron por un tiempo.

Nos invitaron a exponer trabajos nuestros y, Colec, claro, tenía que estar ahí, con nosotras.

Mi madre y Abelard fueron a la exhibición de Polonia, y Elvira pudo ir a la de Francia. Con respecto a las que hago aquí en Verona, han ido a todas y cada una, es más, tengo un nicho fijo en dos museos y Bianca en uno, pero vamos por todos.

Ah, y estamos en el parque Sigurtà porque Felix quería venir. Elvira está por ahí, con Flor y Colec, y mi madre, junto con Abelard, creo que se fueron a esconder en algún lado.

Me levanté y aplaudí.

—Vamos a comer —ordené.

Quejumbrosos y todo, se levantaron y echaron a andar, mientras que Felix salió corriendo.

Tenía que salir de aquí antes de terminar de acordarme que fue en ese mismo quiosco la primera vez que Jane me había besado.

Después del almuerzo, con todos, volvimos, solo que Felix y yo llegamos con Colec y Flor.

Últimamente no sé la visita de quién disfrutan más, si la de Felix o la mía. Y viendo que lo tratan como rey, yo voy perdiendo.

—¿Todavía vas a guardar esto? —le pregunté a Flor por lo que quedó del postre que llevó al día de campo. La mujer tenía la atención en la pared, sujetando una jarra—. ¡Flor! —la saqué del trance.

Sacudió la cabeza y me volteó a ver.

—Sí, perdón.

—¿Qué pasó? Llevas mucho tiempo así —aludí a su actitud fantasmal y la mirada perdida en la nada.

—Nada —negó con la cabeza—, no me hagas caso.

—Intenté no hacerte caso, pero tú y Colec han estado raros desde hace meses. ¿Qué pasó?

—Tampoco tanto...

—En la cena de Año Nuevo no dijeron ni una palabra —le recordé.

Ellos se reunieron con nosotros y esperaba que pudieran congeniar con mi mamá, por fin, sin embargo, tenían la cara llena de preocupación y estuvieron en silencio toda la noche.

Las veces que pregunté, me dieron la vuelta, entonces dejé de hacerlo, pero veo que, lo que sea, les sigue preocupando.

—Es que... —hizo una mueca, luego me miró y suspiró rendida—. Es sobre Jane.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now