Capítulo 73

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Todavía la miraba, buscando sus expresiones o que siquiera tuviera el valor de mirarme a la cara, pero no, ni eso.

—¿Cuándo? —respiré.

—... La vi en la cafetería donde estaba... Cuando hablábamos en Año Nuevo...

—¿Ella te habló?

Negó.

—No, yo le hablé...

—¿Por qué? —mi tono ya endureció a todo lo que da.

—Quería...

—¿Qué le preguntaste?, ¿qué te dijo? —empecé a perder la calma.

—No le pregunté nada...

—¡¿Entonces para qué demonios hablaste con ella?! —bajé del sofá porque no se atreve a mirarme, así que me le puse delante.

—Solo quería saber qué clase de persona era.

—... —me crucé de brazos—. ¿No te basta con todo lo que hay en internet sobre ella? ¿No pudiste preguntarle a cualquier persona? ¡No tenías ningún motivo para hablar con ella!

—¡Sí lo tenía y es este! —me señaló al ponerse de pie.

—¿De qué hablas...?

—Te sigue importando, Lía.

Me pasé una mano por el cabello, intentando no llorar porque en estos momentos tengo todo a flor de piel.

—¿Y tú crees que así lo voy a superar, si eres tú la que no la supera?

—No puedo creer que me estés echando la culpa a mí —se molestó.

Tiene razón no es su culpa, es mía por no haberle puesto fin a todo eso y fingir que lo había hecho.

—No tenías que hablar con ella... —murmuré al empezar a llorar—. Jane es mi problema, no tuyo.

Se quedó callada, con la expresión más herida que nunca le había visto. Y es culpa mía.

—Lo que te pase no es mi problema —asumió.

Me tembló la boca y solo negué.

—No, no es tu problema.

En un impulso, me dirigí a su habitación.

—Lía —me tomó del brazo al pasar a su lado.

—No —halé y me soltó.

Recogí mis cosas en cuestión de segundos. Todavía tenía mi maleta hecha, así que no me tomó ni un minuto entrar y salir de su pieza.

Salí a la sala.

Iris estaba de pie en el comedor, recargada en este y cruzada de brazos.

—Lía, por favor, no te vayas así.

Me pasé un dedo por la nariz.

—No me llames...

—No me hagas esto —se le quebró la voz.

—... Iris...

—¿Qué puedo hacer para que me perdones?

Estiré la cabeza y puse las manos en mis ojos en un intento inútil de regresar mis lágrimas.

—En este momento no puedes hacer nada —tomé mis cosas y me fui.

Bajé corriendo por las escaleras del pórtico, avancé por la calle y tomé el primer taxi que se me cruzó.

Durante todo el vuelo me la pasé llorando.

Es que todo se vino encima de mí al mismo tiempo; haber estado tan cerca de ella, demostrándome que no he sanado esa herida y luego Iris también con ella en la cabeza.

Nunca voy a pasar de Jane si su sombra sigue persiguiéndome.

...

No quise llegar a mi casa, preferí llegar con Bianca y, en cuanto la vi, la abracé.

Como siempre, solo se quedó en silencio, dejándome soltarlo todo.

Había llegado a las 12:00 p.m., así que ya estaba despierta y, de hecho, alcancé desayuno, solo que no quería nada.

Igual le di las gracias a su madre cuando vino a traerme el plato hasta la habitación de Bianca.

—Dime qué pasó —habló Bianca al sentarse en la cama, luego de haber cerrado la puerta.

Yo llevaba ya un rato sentada a los pies de esta, abrazando mis pies.

—Fueron muchas cosas —dije en un suspiro—. Primero, Jane llegó al departamento de Derek —vi su pánico enseguida—, no me vio. Me escondí hasta que se fue —expliqué—. Luego..., Iris me dijo que habló con ella —mi voz se hizo cada vez más tenue.

—¿Iris habló con ella? —Asentí—. ¿Por qué?, ¿para qué?

Negué.

—No sé, no le pregunté... No quise saber —corregí—. Es que siento que... que Jane sigue aquí, alrededor de mí, ¿entiendes?

—Lía, eres tú la que sigue alrededor suyo.

Volví a llorar.

—Es que...

—Fuiste tú la que la fue a buscar y seguiste yendo a pesar de saber que no tenías el valor de hablar con ella. Sigues preguntando por ella y volteas cuando escuchas su nombre. Lía, si utilizaste a Iris para olvidarla, creo que ella se dio cuenta.

Me cubrí la cara con ambas manos, ya no queriendo llorar más, pero no puedo evitarlo.

—No la utilicé —aseguré negando—. No estoy usándola..., es que no puedo arrancarme a Jane del corazón.

—Iris no espera que lo hagas, no espera ocupar el lugar de nadie, espera tener el suyo propio.

—... Ella tiene uno.

Jane sigue ahí, adherida a mi corazón, pero Iris también tiene un lugar muy importante, yo se lo quise dar y ella se lo ganó.

—Por algo siente que no —repuso.

Tenía que pensar mucho sobre todo esto.

El primer paso fue dejar de llorar, ya no tenía energías para ello.

Es realmente increíble cuánto puede llorar una persona por la misma cosa.

Me quedé dos noches con Bianca y su familia, luego volví a mi casa y le aseguré a mamá que todo estaba bien, pero no me había podido quedar más tiempo en México.

Ella creyó que estuve allá estos días.

El mes siguiente, fue una maravillosa distracción haber salido con Enzo y Bianca para que ella nos presentara a una "amiga", Evelyne, una chica francesa que conoció cuando estuvimos allá en una exposición y de la que no me había contado nada.

Era muy linda y simpática.

Y, por cómo la miraba Bianca, Enzo y yo entendimos que debíamos darles su espacio de vez en cuando.

El día que las dejamos solas en el cine e íbamos caminando en la plaza, le pregunté a Enzo si no pensaba salir con nadie y respondió que, por el momento, estaría al pendiente de Evelyne, para saber con qué intenciones se acercaba a nuestra Bianca.

Hablé con Flor sobre todo lo que me estaba pasando y me dijo que, con todo el dolor de su corazón, debía seguir con mi vida. No me lo dijo, pero entendí que se refería a que hiciera lo que Jane ya estaba haciendo.

El consejo de Colec fue casi el mismo; que ya no volteara a ver cosas que no tienen arreglo.

En serio que lo pensé, mucho y por varios días, lo analicé desde todas las perspectivas, aceptando cosas que había escondido incluso de mí misma y había una sola cosa que no podía sacar de mi cabeza.

Quería ver a Iris, solamente a ella.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now