Capítulo 53

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Me tomó horas dejar de llorar. Tenía que volver a mi casa, pero no puedo ni levantarme del sofá.

Siento como si estuviera muerta y solo quiero dejar se sentirme así, con el nudo en la garganta que solo se hace más grande conforme intento no volver a llorar.

—Bebe esto —Flor me dio una taza de té. La tomé y apenas pude tomar un pequeño trago—. ¿Quieres quedarte...? ¿O te llevamos a tu casa? —preguntó al sentarse en la mesita de vidrio.

Negué con la cabeza.

—... Puedo volver sola —mi voz está ronca.

Me retiró la taza de las manos.

—Cariño, no... no imagino cómo debes estarte sintiendo —dijo a punto de llorar. Decidí ponerme de pie antes de romper en llanto, otra vez.

—Necesito tiempo —dije—, voy a estar bien —aseguré antes de salir por la puerta.

Caminé despacio hasta llegar a mi casa. No quería entrar ahí porque sabía que, una vez dentro, no volvería a salir en un tiempo.

De todas maneras, entré, pasé de largo por la sala sin importar que mamá me habló y subí a mi habitación, donde, apenas cerré la puerta, llamaron.

Suspiré y tomé asiento en la cama.

Lía —dijo mamá al otro lado—, ¿dónde estuviste? ¿Por qué llegas a esta hora? —No respondí—. Abre la puerta. ¡Lía!

Me pasé las manos por la cara.

—Mamá —hablé desde mi cama—, no necesito esto. Que me regañes o golpees no me sirve de nada. Lo único que quiero es que, por una vez, te duela lo que me duele —empecé a sollozar—, quiero que tengas ganas de asesinar a cualquiera que me haga llorar, no quiero que lo hagas, solo te pido que me demuestres que te importa lo que siento. Todo lo que he querido es que seas mi mamá... Pensé que no era mucho pedir —Me abracé para seguir llorando en silencio.

Jane..., ella se fue, se convirtió en todo mi mundo y se fue. Siento que me acaban de arrancar la vida.

Yo sé que no es su culpa y no intento señalarla por nada, pero tampoco fue culpa mía haberme enamorado.

De lo que soy responsable es de haber volteado a ver a quien no debía.

Jamás había amado tanto a nadie en toda mi vida y jamás me habían roto el corazón y el alma de esta manera.

...

Pasado un día, me levanté del suelo a abrir la puerta de mi habitación, sabiendo de antemano que se trataba de Bianca.

Solo la dejé pasar y volví al piso.

—Te he dejado cientos de mensajes —habló preocupada, retirándose la chaqueta.

—No los vi —divagué.

—Lía... No sé cómo decirte esto, pero... —tomó aire—, Jane no es quien tú piensas, ella...

—Jane ya se fue —la interrumpí, a lo que Bianca guardó silencio y se sentó frente a mí, en el suelo—. Y, si es sobre el hecho de que está casada..., ya lo sé.

Enserió.

—¿Cómo...?

—Rosario, la reconoció —suspiré y me pasé las manos por el cabello—. Y su esposo vino por ella ayer —se me fue la voz.

—¿Viste a Alexey? —inquirió preocupada. Asentí—. ¿Y supo que tú...?

—No —dije al instante. Me pasé una mano por la cara para espantar el llanto—, me habría matado —hablé para mí, luego la volteé a ver—. Insinuó que, si Colec no fuera su tío, lo mataría. Imagínate lo que me hubiera hecho si se hubiera enterado —hice referencia a mi relación con Jane—. ¡Venía con seis malditos guardaespaldas!

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now