[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©

Capítulo 39

Creo que no me veía tan desarreglada y no quería hacerla esperar, así que le abrí enseguida y la hice pasar.

—Ven —le dije yendo de regreso al pasillo donde estaba limpiando y me siguió—. Le dije a Colec que iba a estar ocupada con esto, por eso no había ido —seguí limpiando la pared.

—Está bien —le dio muy poca importancia.

—¿Me extrañabas? —la miré. Se recargó en la mesa detrás y la posición era perfecta para una fotografía, pero no, se va a enojar.

—Tanto como eso, no —respondió. Acaba de enterrarme un cuchillo en el orgullo llamado corazón—. Nada más vine a disculparme.

Enserié.

—¿Por qué?

—... Por lo del festival, no debí haber hecho eso —no quiere ni verme a los ojos.

Es por el beso. ¿Cree que estoy enojada por eso? Le dije que no, esa misma noche. La verdad es que estoy acostumbrada a que la gente piense que estoy de mal humor cuando no hablo, porque suelo hacerlo mucho, en cambio, no pensé que Jane también lo creyera.

—Te dije que no estaba molesta.

—No parecía —masculló. ¿En serio le preocupa? ¿Yo le preocupo? Otra vez tiene esa apariencia de niña regañada. Dios, está matándome.

—Estaba sorprendida —me recargué en la pared, frente a ella y con los brazos cruzados—. Eres tan seria, no dices nada, a duras penas haces un gesto con la cara y de repente me das un beso como ese, pues me cayó como un balde de agua fría. Te aseguro que no me enojé, al contrario, me gustó —Estaba diciéndole algo importante y nada más desvió la vista—. ¡Deja de hacer eso! —me alteré, solo que me arrepentí en cuanto vi que se asustó.

—¿Hacer qué? —me miró.

—Ignorarme. Haces un movimiento conmigo y al otro día parece que ni siquiera me conoces, ¿tú crees que se siente bonito?

—No te estoy ignorando —aseguró con tranquilidad.

No, claro que me está ignorando, lo está haciendo justo ahora. Le cuento algo muy trascendente para mí y solo mira hacia otro lado, eso, aquí y en China, es ignorar.

—¿Entonces? —pregunté con seriedad y no respondió—. Jane —empecé a molestarme—. Jane —levanté la voz un poco.

—No puedo decirte.

—¿Qué no puedes decirme? —cuestioné. Ya estoy desesperándome y me irritó todavía más que no contestara—. ¡Jane!

—Estoy tratando de dejar de pensar en todo lo que quiero hacerte —habló mirándome directo a los ojos. Otra vez, otra vez... no puedo respirar. Todo lo que quiere hacerme, ¿qué significa? ¿Ella sí quiere acercarse a mí, besarnos..., tocarme? Advertí que pensaba irse y no, no puede irse así. La tomé del brazo y no le permití ni separarse del mueble—. No te acerques a mí así —intentó alejarse.

—¿Por qué? ¿Por qué me alejas sin siquiera preguntarme si yo también quiero hacer más contigo?

—Estoy segura de que no estamos pensando en lo mismo.

Tal vez no, en cambio, no voy a saber, ni ella, si no lo intentamos. Acorté la distancia, con toda la atención en sus labios. Sé que desea besarme tanto como yo a ella.

—¿Por qué no averiguamos? —sugerí.

Terminé de acercarme, dejando un poco de distancia para ella, con tal de no ser yo la que hiciera todo. Al momento en que advertí que ladeaba la cabeza y se inclinaba hacia mí, cerré los ojos y por fin me besó.