Capítulo 79 Final

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No quise volver al departamento, preferí ir con Iris a su casa. Ella no me había preguntado nada y la verdad es que no estaba segura de qué de todo lo que le dije a Jane, ella tuviera que saberlo.

Quizá nada.

Llevaba ya mucho tiempo con Iris, en su cama, solo abrazándola en silencio, pensando en que no recordaba la última vez que me había sentido tan en paz conmigo misma.

Volví a Verona un día después y Colec me dijo que Jane había despertado, por eso se iban a quedar más tiempo allá, en cambio, con saber que estaba bien, fue suficiente para mí.

Conforme pasaron los días, las semanas y los meses, el dolor en mi corazón tan lastimado se volvió un recuerdo.

No olvidaba todo lo que había sentido, lo mucho que lloré y sufrí, pero creo que era una prueba de todo lo que yo era capaz de soportar.

El cuadro del colibrí lo doné, por ese no acepté nada ni me quedé con los derechos.

Tenía que seguir con mi vida.

Retomé la rutina de llevar a Felix al colegio, me volví la celestina de Bianca y Evelyne, y la de Enzo también, mamá tuvo que volver a su trabajo, solo que ya no viajaba tanto, en cambio, la casa no se quedaba sola, siempre había alguien ahí.

Casi a finales de año fue que pude empezar a llevar a cabo mi traslado a Madrid.

Ya había empezado a hacer las transferencias tanto para los permisos, como para la renta del gran museo que pude costear gracias a la cuantiosa cooperación que Colec consiguió para mí.

Las importaciones de piezas de arte eran las que más dinero se llevaban, pero todo valió la pena cuando pude inaugurarla.

Y todos estaban presentes.

Cuando mi madre me dijo que estaba orgullosa de mí, fue valioso, en cambio, ya no necesitaba su aprobación, solo me hacía sentir bien que me lo dijera.

Bianca, Enzo y Evelyne estaban por ahí. Bianca siempre tuvo su sitio reservado en primera fila, porque todo esto es también para ella.

Ella también es mi hermana con la que no comparto ni madre ni padre.

—¿Tiene planes de expandir su galería? —me preguntó un coleccionista con el que hablaba.

—... Por el momento...

Sentí que me tomaron de los hombros para hacerme a un lado.

—Tu príncipe te busca —me dijo Pauline—, yo me encargo del caballero —aseguró ya prestándole toda su atención al coleccionista.

Me reí. Si bien Pauline tenía sus ojos sobre él desde que lo vio, Iris me estaba esperando.

Bebí lo que quedaba de mi copa de vino y me acerqué a ella.

—Te pondré aquí en la galería —aludí a lo bella que luce. Sonrió—. Es en serio —dije y señalé en medio del lugar—, ese es tu nicho.

Volvió a reírse y me sujetó del cuello para besarme.

Cuando nos separamos, me mostró unas llaves.

—¡¿Ya te lo entregaron?! —pregunté y asintió.

—Esta mañana —contestó.

Sonreí y tomé las llaves al mismo tiempo que me acercaba a besarla.

Yo llevo ya un mes en Madrid y tuve a dónde llegar con Pauline, de todas formas, iba a tener que buscar algo para mí, sobre todo porque ahora era para mí y para Iris.

Ella viene conmigo.

Escuché que alguien se aclaraba la garganta, a lo que me separé de Iris.

—Me tengo que ir —dijo Derek.

Suspiré.

—¿De aquí a dónde vas? —pregunté.

—A México.

Llevaba meses en Nueva Zelanda, con la familia de sus padres, y por fin va de regreso a México, a ver a sus hermanos. Lo único que sé es que deseaba volver con ellos, en cambio, hizo una parada aquí por mí.

—¿Cómo va Hanna? —Pauline se acercó y recargó un brazo sobre Derek.

El chico, a pesar de la molestia, no se hizo a un lado.

—Bien, su hija va a nacer como en dos meses —respondió.

—Dile que estaré en la sala de parto —amenazó. Derek lo miró.

—No estarás ahí...

—No, sí estará ahí —repuse conociendo a Pauline y sabiendo que es capaz de sacar a Logan para entrar él.

Me reí antes de abrazar a Derek.

—Cuídate mucho —dije.

—Tú también —me soltó—. Todo lo que has hecho es increíble.

Sonreí.

—Gracias.

—Sí, gracias —Pauline lo abrazó. Derek ya intentó explicarle por todos los medios que no está interesado, pero eso a Pauline le importa muy poco.

Después de él, Colec y Flor también se fueron porque tenían una reunión importante en la casa hogar donde están solicitando la posibilidad de adoptar.

Mi madre, Abelard, Elvira y Felix no tenían que irse temprano, se están quedando en un hotel, así que por la noche iremos a cenar.

Tomé a Iris de la mano y la llevé a la bodega.

Cinco minutos a solas con ella me iban a devolver la energía.

Llevo varios días sin dormir por la organización de la inauguración y sí, estoy muy feliz por esto, pero el sueño no me perdona.

Encerradas, la abracé mientras nos besábamos. Ella me presionó de la cintura y su lengua no esperó la mía.

Llamaron a la puerta.

Lía, tienes que despedir al secretario —habló una de mis asistentes, porque tengo asistentes. Y está hablando del representante de la Secretaría Artística de México.

Gruñí.

—Voy —contesté.

Iris me besó el cuello.

—Continuamos en la noche —murmuró.

Suspiré y sonreí.

—No te puedes arrepentir —amenacé ya abriendo la puerta.

...

Decir que estaba siguiendo con mi vida es como aceptar que cargo algo conmigo que no me deja avanzar, entonces, solamente estaba viviendo.

Nunca voy a olvidar a Jane, tiene un lugar muy especial en mi corazón del que se hizo dueña, pero es eso, un recuerdo con el que ya no estoy peleada.

Estoy bien con que alguien como ella me hubiera enseñado tanto.

Por Jane aprendí que tu dolor puede no ser el mismo que el de los demás, pero eso no significa que no sea importante.

A ella la vida le enseñó con creces y no es su culpa que no conociera otro modo de hacer las cosas, de comunicarse y de expresarse.

Si te duele, es importante.

Si te lastimaron, puedes llorar.

Si te hicieron daño, tienes derecho a que te pidan perdón.

Cuando pienso en ella, todo lo que espero es que siga mejorando. La vida que haya elegido es solo para sí misma y realmente espero que sea feliz.

Por mi parte, yo soy muy feliz.

~FINAL~

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now