Capítulo 47

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Le conté a Jane todo lo que tenía que hacer durante el día y no me está prestando atención, así que quizá es mejor que volvamos, ni siquiera ha tocado el gelato.

—¿Quieres algo más? —le pregunté por segunda ocasión y no me volteó ni a ver. Levanté una mano, la agité delante de sus ojos y nada, así que la puse sobre la mesa, la separé un poco y di una palmada—. Jane.

—Mande —me miró.

—Llevo cinco minutos preguntándote si quieres otra cosa.

—No, está bien.

—Otra vez te ves ida —ladeé la cabeza—, ¿en qué estás pensando?

—En...

A la heladería ingresó Rosario, con sus tres pequeños hijos. Dios, la última vez que los vi eran unos bebés, recuerdo que los llevaba en carriola a la universidad y siempre estaban dormidos, por suerte para ella.

—¡Ya! Siéntense y les compro lo que quieran —les ordenó ir a sentarse. Me reí, lo que la hizo voltear hacia nuestra mesa, a donde vino a sentarse enseguida de pedir el postre de los pequeños.

—Buenas tardes —hablé.

—¿Qué tal? ¿Cómo están? —preguntó.

—Muy bien, gracias.

Estoy segura de que Jane no va a responder. No sé y no le he preguntado, pero creo que no le cae bien la profesora. Ahora que lo pienso, las únicas personas en las que coincidimos son Colec y Flor.

—Me alegro —sonrió—. ¡Por cierto! Uno de los profesores de la Academia de Arte me preguntó por ti. Te quiere hacer una entrevista.

Mi corazón se aceleró.

—¡Santo Dios! ¿Le gustó mi trabajo?

Llevo todo este tiempo esperando ver los resultados de la exposición y ahí están. Mi nombre ya está en la mente de alguien.

—Seguro que sí —dijo—. Te voy a pasar su contacto para que hables con él.

—No sabes cuánto te lo agradezco —hablé desde el fondo de mi corazón. Si no fuera por ella y Colec, no estaría a punto de conseguirlo; ser una artista consagrada.

—Chiquita, todo es por tu talento.

Me mordí el labio y sonreí.

Rosario volteó a ver a Jane, quien intentó ignorarla con el gelato. No quisiera que empiece a incomodarse.

—¿Y tú cómo estás... mmm...?

—Janette —le recordó. La profesora la observó otra vez, bastante, y pensé en que iba a fastidiarla.

—¿Estás segura de que no nos conocemos? —le preguntó.

—Muy segura —respondió al instante y sin mirarla. A Jane no le gusta ver a nadie a los ojos, o solo lo hace por un momento.

—Es que siento que te he visto en algún lado...

Opté por disculparme con Rosario y sacar de aquí a Jane cuanto antes. Que ellas se lleven mal sería demasiado.

Pagué y salimos de la heladería. Ya no íbamos a hacer nada más, de modo que encaminamos a casa de Flor.

Por el momento, estoy esperando la llamada de Pauline, voy a empezar con él.

—No te cae bien Rosario, ¿verdad? —curioseé.

—Me molesta cuando me hacen muchas preguntas —respondió sin mirarme.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now