Capítulo 14

467 35 25
                                    

Evidentemente no pude dormir toda esa noche, tenía muchas cosas en la cabeza; lo que pasó en el festival, el que Colec se hubiera molestado con Jane, el regreso de mi madre y... Enzo.

No creo poder hacerlo. No importa cuánto lo piense, no estoy lista y solo no quiero que sea él mi primera vez.

Por la mañana, para tranquilizarme y en búsqueda de un consejo, llamé a Pauline por teléfono.

—¿Tienes tiempo? —pregunté en cuanto atendió.

Para ti, siempre —respondió. Escucho que está en la estética, por el bullicio, aunque, si dijo que tiene tiempo, le tomaré la palabra.

—... Creo que... —me acobardé por un momento—. Le prometí a Enzo que lo haríamos hoy —hablé con rapidez.

Caminé de lado a lado por mi habitación, con una mano apretándome el estómago y mordiéndome los labios.

Pauline guardó silencio un par de segundos.

¿Por qué, bruta? —me insultó.

—No sé... Es que —empecé a carcomerme las uñas—. Sí lo quiero, pero...

Como amigo, bruta. No puedes acostarte con él si ni siquiera te gusta.

—Tal vez pueda...

¡No puedes! No hagas una estupidez —dictaminó con seriedad.

—No lo haré —susurré.

Ya eres bruta, no hagas estupideces...

—¡Deja de decirme así! —grité. Suspiré y me tranquilicé—. También quería que me dieras un consejo.

Tú dirás.

—... Es que... —no pude decirle—. Olvídalo. Te llamo luego y te cuento cómo me fue.

Quiero que me cuentes cómo ¡no! te acostaste con Enzo.

—... Sí —colgamos.

Quiero contarle sobre Jane, pero por ahora ya me insultó lo suficiente. Pauline está consciente de mis intereses, solo que siempre los ha reprobado porque no he tenido el valor de aceptarlo conmigo misma y dice que no intente salir con una chica nada más para experimentar, quiere que me lo tome más en serio y defina mis propios gustos, por lo menos para mí.

Me di un baño, vestí ropa apretada, nada que llamara la atención y tonos lúgubres, aunque eso no iba a servir de nada. Antes de salir, tomé mi cartera y lo pensé mucho, hasta que me acerqué al buró a un lado de mi cama, abrí el último cajón y saqué una bolsita de preservativo.

En la universidad nos los obsequiaban muy seguido y todos los he guardado, solo por si acaso, tampoco es que cavilara mucho sobre ello.

Me encontré con Enzo en la plaza, le dije que fuéramos a comer y pasar el rato. Lo que no quiero es ir a su casa.

Estoy rezando que sus padres lleguen o se le traviese algo, su trabajo es mi última esperanza.

—Vamos, pidamos esto para llevar —dijo de pronto. Mi corazón se aceleró, lleno de miedo.

—Es temprano...

—Exactamente —repuso y llamó al mesero. Pidió la cuenta y que nos empaquetaran lo que no comimos.

Eché un vistazo a mi cartera. Por un lado, me alivia saber que estoy preparada por lo menos con eso, aunque, también quisiera que el no tener protección fuera motivo para no hacerlo.

Tomó mi mano y fuimos directo a su casa. En todo momento, él casi tuvo que arrastrarme. No quiero.

Entramos y, como siempre, Max nos recibió. Me olfateó de más, quizá se dio cuenta de mi miedo.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now