Capítulo 70

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El lunes volví con Iris a México, en realidad, yo no tenía que regresar, pude haberme quedado en Verona, pero no voy a volver en un tiempo porque no voy a poder costear los viajes en estas fechas y no iba a despedirme de ella hasta que no cumpliera lo que me prometió.

Llegamos a su casa, solo que ella tenía que ir al hospital y me pidió esperarla.

Tuve tiempo de darme un baño, pensar muy bien en lo que estaba por hacer y prepararme, en todos los sentidos.

No es que espere mucho por esto, sino que quiero hacerlo.

Iris no me hace sentir ansiosa, no deja que me llene de miedos y todas mis preocupaciones las resuelve conmigo.

Ella es la única para mí en estos momentos y sé que yo lo soy para ella.

Ni siquiera me asusté cuando la escuché llegar.

La observé desde que entró.

—¿Todo bien? —pregunté por su trabajo.

—Sí.

—... —miré hacia la cocina—. ¿Quieres cenar...? —al regresar mis ojos a ella, negó sutilmente.

Su mirada completamente segura empezó a encenderme.

—¿Vamos a tu habitación?

Extendió su mano, hacia mí. Me levanté del sofá y fui con ella.

En todo el rato que estuve aquí, no quise entrar porque quería su permiso antes y venir aquí con ella era parte de la experiencia.

Miré hacia la puerta cuando la cerró detrás de mí.

Delante de mí, recogió mi cabello, para descubrirme el rostro. Me volví a ella.

Miré sus labios y, en el momento en que tocó mi cuello con ambas manos, suspiré.

Ella me hace sentir tranquila.

Alcé la cabeza al mismo tiempo que ella me hacía levantarla y se inclinó a besarme.

Fue un primer beso muy lento, sin mostrarme nada más que lo que siente por mí, de la manera más amable posible.

Se alejó, para mirarme a los ojos.

—¿Estás segura? —preguntó.

Sonreí y asentí. Nunca había estado tan segura de nada como lo estoy de ella.

Me besó, con más fuerza, acercándome a ella, tanto como yo la quería cerca de mí.

Al llegar a su cama, seguíamos besándonos, tomando cada segundo como nuestro.

Estiré el cuello y cerré los ojos sintiendo cada uno de sus besos en mi pecho. Cada uno tan suave y delicado como su manera de tratarme.

Me lamí los labios cuando presionó mi cintura.

Todo abajo ya está despierto.

Me levanté junto con ella y me quité la blusa al mismo tiempo que ella.

Sus labios en mi piel me hacían suspirar.

La sujeté de la cintura cuando vino a mis labios una vez más. Su piel conoció la mía.

Quise hacerle las cosas más fáciles y haberme puesto una falda le ayudó bastante.

Acarició mi pierna al momento en que la suya tocaba mi intimidad.

Me quitó el sostén y cuando besó exactamente ahí, mis suspiros empezaron a salir. Estiré la espalda cuando su lengua recorrió el mismo camino.

Volvió a levantarse. Tomó mi falda por la orilla y me moví para que pudiera quitármela.

Ahora también tenía mis piernas a su alcance y las besó con la misma consideración que tuvo con el resto de mí.

Cuando llegó al interior de mis piernas, me pasé las manos por el cabello y ahí las dejé, al mismo tiempo que cerraba los ojos y me estiraba.

Empecé a sentir todo lo que ella me hacía ahí abajo.

Conozco sus labios, sé lo que hace con ellos y sé lo que busca; sentirme.

No medí el suspiro que hice cuando su lengua entró. La metía muy despacio, la llevaba hacia arriba, para sacarla una vez que lo había tocado todo, y volvía a hacerlo.

Empecé a respirar muy agitada, además de sentir escalofríos, y me tensé esperando llegar al punto exacto.

No pensé que otra vez eso fuera a salir de mí, pero lo hizo.

Creí que podía aguantar un poco más, que con un primer orgasmo limpio podía empezar, pero no, tenía que correrme.

Retraje las piernas al sentarme, mientras que ella se levantó.

—... Perdón —dije.

Iris se lamió los labios al momento en que se recogía el cabello con una sola mano.

—¿Por qué te disculpas? —sonrió.

Negué.

—No sé.

Es que eso es vergonzoso.

Tiró de mis piernas, acercándose también, para ponerse encima de mí.

—Lo quiero todo de ti, Lía —dijo al tocar mi vientre e ir camino hacia abajo.

Me quejé porque todavía estaba muy sensible, pero quería que siguiera.

Las caricias de sus dedos fueron más consideradas, preparándome para meter dos de ellos.

Abracé su cuello y me acerqué, entonces empezó a tomárselo más en serio.

Sus dedos ahí dentro podían buscar tocar más y llegaban todavía más lejos.

Mis piernas temblaron y, de no ser porque Iris estaba ahí, por si solas se habrían cerrado, en su lugar, ella me hizo volver a llegar al más intenso placer que había conocido.

La solté para acostarme y tratar de dejar de temblar, solo que ella volvió a besar mi pecho.

Se entretiene mucho con el centro de ambos.

Se levantó a quitarse el resto de la ropa.

Viéndola, me encendí como si recién empezáramos. Todavía me vibraba la intimidad, tanto que un soplido me haría sacar todo otra vez, así que levanté la manta, me hice a un lado para que ella se recostara en la cama y yo me coloqué encima.

Me cubrí desde la espalda baja, luego busqué que ambas intimidades se acomodaran juntas.

Moviéndome sobre ella, la sujeté del cuello para besarla, pero yo usé mi lengua.

Iris me ayudaba presionándome de la cintura hasta que llegué al ritmo perfecto para las dos.

Beso mi cuello y hombro, luego me presionó mucho y, en el momento en que volví a correrme, ella suspiró con fuerza.

Llegamos juntas a la sensación más intensa que buscábamos.

A pesar de todavía estar temblando y de las sacudidas independientes que tenía en la entrepierna, la abracé y no la solté.

Hasta aquí había llegado con ella e iba a ir de regreso con ella también.

Su aroma, su piel, el latido de su corazón, la vibración de su cuerpo... Todo me lo dio.

Y yo le di todo lo que tenía a ella. 

Nota de la autora ☄️:

Los veo muy contentos ... Amos a echarle sazón ❤️

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now