Capítulo 65

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Volvimos en silencio al departamento. Es decir, yo no decía nada, pero estaba teniendo una muy larga y ruidosa conversación en mi cabeza.

Nos detuvimos en la puerta.

—Gracias por hoy —dije—, por escucharme y por... —se me atoraron las palabras—. ¿Nos vemos mañana?

Mirándome, asintió.

Algo me dijo que todavía no se iba a ir y no estaba esperando que lo hiciera.

Se recogió el cabello detrás de la oreja y se inclinó hacia mí.

Cerré los ojos durante el segundo en que besó mi mejilla.

Me provocó un único latido más fuerte y hasta doloroso que todos los demás.

Entonces se fue.

Inhalé hasta todo lo que daban mis pulmones, luego, cuando exhalé, me empecé a reír. No sé por qué.

Iba a meterme así nada más y la puerta estaba cerrada, entonces tuve que tocar. Colec y Flor nos dijeron que siempre cerráramos la puerta, que aquí no era como en Italia.

Pauline abrió.

—¿Qué horas son estas? —me regañó.

—Son las nueve y un minuto, no te pases —dije entrando.

—¿Cómo te fue? —preguntó Enzo.

Están en la sala, bebiendo café. Fui a sentarme a un lado de Bianca, la abracé y escondí la cara entre su cabello.

Me volví a reír.

—Yo creo que le fue bien —respondió Bianca por mí.

Muy tarde, salí a la sala a buscar un poco de agua para mi medicamento y, cuando iba de regreso, Enzo se despertó, porque sigue quedándose en la sala.

—Perdón —susurré.

—Te escuché desde que saliste —se pasó las manos por la cara.

—Vuelve a dormir...

—No puedo, no me acomodo.

Se refiere al cambio de horario. Siempre que venimos, para todos es difícil, por eso elegimos viajar en la madrugada, para ver si servía de algo, pero no, nueve horas de diferencia son muchas.

Me senté en el segundo sofá, a tomar el medicamento.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —hablé. Asintió—. Sin que te dejes llevar por la opinión que tienes de Jane, ¿tú crees que la esté traicionando?

Frunció el ceño y se cruzó de brazos, mirándome.

—¿Que si tú la estás como... engañando a ella?

Asentí.

—Así lo siento. Una parte de mí está convencida de que ella sigue pensando en nosotras y siento como si estuviera dejándola.

—Lía, tú a ella no le debes nada. Ya sufriste mucho como para seguir esperándola cuando sabes bien que ella no va a regresar.

Apreté el vaso y miré el fondo.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

—Tienes razón, es que... —desvió la vista un momento—, Jane tiene muchos problemas, muchos más de los que dicen en televisión y que ni tú ni yo podemos imaginar. Me duele mucho decir esto —se reclinó hacia mí—, pero es incluso un poco injusto que sigas esperando ser prioridad para ella.

—... No lo había pensado así.

—Nunca quise que pasaras por cosas como esta... Y veo que en realidad es necesario, todos tenemos que atravesar mucho para saber lo que queremos y lo que no.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now