Capítulo 24

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Por un segundo, me quedé suspendida, asustada, nerviosa e impresionada. Está abrazándome, a su manera, sin embargo, abrazándome al fin.

Extendí las manos y la apreté por las costillas. Me concentré en el lento latido de su corazón, su respiración, el aroma y su mano en mi hombro. No supe cuándo fue que dejé de llorar.

Respiré hondo, llevándome conmigo todo lo que ella me permitió.

Dejé de apretarla y ella retiró su mano, como si le pudiera contagiar pulgas o algo así. Claro, ya esperaba esa reacción suya, e igual nada me va a quitar la felicidad de haberla abrazado.

Tuve a Jane solo para mí por lo menos durante un minuto.

Y ahora solo pensaba en que quería más de ella, lo que fuera.

...

Puesto que acordé ayudarle a Colec con sus clases, tuve que ir al día siguiente a impartir la clase yo misma, además, convencí a Bianca de venir a ayudarme. Nada más le pedí que no se metiera con Jane, algo a lo que accedió siempre y cuando Jane no se metiera con ella.

Nada más tengo que mantenerlas lejos una de la otra.

Quería ver a Jane a cada segundo del día, hablar con ella todo el tiempo y estaba dispuesta a lo que sea con tal de conseguir otro abrazo suyo, pero, las veces que la encontré sola y tuve la oportunidad de acercarme, algo me detenía, tal vez el estómago vibrante, las piernas como gelatina o la mente en blanco.

No quería terminar quedando en ridículo delante de ella, así que prefería evadirla.

Solo con ella no me salían las palabras y cada vez era peor, pues llegó al grado de que ni siquiera respiraba con tan solo saber que ella estaba en la misma habitación.

El viernes, iba llegando con las compras que me ofrecí a hacer y justo Jane venía bajando del segundo piso. La saludé como debía y me fui sin armar una escena. Segura de que no se dio cuenta de lo nerviosa que estaba.

No me gustaría que me vea ruborizada como un tomate.

Tuve que pasar por alto el que prometí comer con ellos y que precisamente por eso es que había ido al supermercado.

Poco después, quería acabar con esto y hablar con ella de una vez por todas, ya que de por sí pretendía pasar la noche con ellos, por eso fui hasta su habitación en el ático, situé una mano en posición para tocar y abrió de la nada. Me miró sin una sola expresión y tuve que irme antes de vomitar ahí mismo.

Al día siguiente, ayudé a Flor a preparar la comida para Colec, con todo y su porción de medicamentos.

—¿Puedes subirle esta venda? —me solicitó la mujer.

—Claro —dije con confianza.

Esto es para sus tobillos, para que le apriete los huesos y pueda comenzar a caminar, pues no ha salido de la cama sin ayuda desde el accidente.

Subí, la puerta estaba abierta, así que nada más entre.

—Te traje esto —le anuncié al hombre mostrándole la venda.

—Gracias —expresó al mismo tiempo que se recargaba más atrás, en la cabecera de la cama.

Al fondo de la habitación, Jane se asomó, creo que estaba recogiendo algo del piso y por eso no la había visto. Pensé que estaba en el estudio.

Me aclaré la garganta, le lancé a Colec la venda y me retiré, haciendo toda clase de esfuerzos por que nadie se diera cuenta de lo nerviosa que empecé a ponerme al instante.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora