Capítulo 35

410 35 6
                                    

Cerré los ojos con mucho miedo.

La presión de sus labios sobre los míos, el que buscara tomarlos y ser ella la que me besaba, acababa con cada una de las ideas en mi cabeza y los latidos de mi corazón.

El beso estaba durando mucho más de lo que alguna vez imaginé. Ella estaba haciéndolo todo, porque me convertí en una estatua a causa de la impresión.

Así como situó sus labios, se alejó y terminó.

Abrí los ojos y puse toda mi atención en la nada. No puedo respirar, hablar o moverme.

—Es mejor que nos vayamos —señaló al incorporarse y la escuché bien, solo que aún no estoy en mis cinco sentidos—. Lía —me insistió ya al pie de las escaleras.

—Sí —reaccioné—, voy.

Al volver, me di cuenta de que las cosas con Flor y su familia se agraviaron, porque están ya recogiendo todo y parece que ya se van.

Vi a Flor llorando, alejada de todos. En definitiva, no dio resultados.

Colec fue a ayudarle a su novia a levantarse de la banca, pues, si ellos se van, nosotros no tenemos a qué quedarnos.

Me dispuse a recolectar lo de la mesa y Rebecca pasó a mi lado, no le habría puesto atención de no ser porque iba camino hacia Jane.

—¡Eh! ¡e tú! Siete la famiglia dello stronzo? —le preguntó.

Jane empezó a asustarse, pues dio pasos atrás, los mismos que Rebecca hacia adelante.

Al igual que Colec, me acerqué con intenciones de intervenir, solo que me dio como bofetada lo que la señora le dijo a mi Jane: «Anche tu sei una puttana?»

—¡Oiga! Come osi insultarla, vecchia! —enfurecí.

—Lía —me detuvo Colec. No me importa quién sea ni que sea un adulto mayor, nadie tiene derecho a meterse con Jane y con gusto se lo dejaría muy claro.

En lo que trataba de librarme de Colec, quien me sujetó del brazo y la señora se burlaba en nuestras caras, de repente sonó un fuerte estruendo en una mesa, a donde todos dirigieron su atención. Me cubrí la boca al ver la cara de Luigi en la mesa, cuyo golpe fue lo que resonó, además, Jane era quien lo sujetaba de la nuca, sometiéndolo.

—¿Qué demonios te pasa? —le reclamó Rebecca.

Jane se alejó de Luigi, y Orleana fue corriendo a revisarle la cara.

—Llévate a esta niña de aquí —ordenó el tipo con furia, dirigiéndose a Colec—, o te juro que la denuncio por agredirme.

—Ya, ya —Orleana atrajo su atención y lo hizo caminar, con ayuda también de su madre.

—... Perdón —se disculpó Jane, como si se hubiera tratado de un pequeño malentendido.

Al mirar a Colec y Flor, quienes no la perdían de vista, se sentó en una banca, en sigilo, como una niña regañada.

—Ay, Janette —se frustró su tío.

La respuesta de la chica fue agachar la cabeza. ¿Qué pasó? ¿Qué fue eso? ¿Qué demonios fue eso?

Estaba por preguntar, en cambio, irrumpió una risita que empezó a elevarse y, buscando el origen, vimos que era Flor la que ahora estaba carcajeándose.

—No sabes cuántas ganas tenía de golpearlo —dijo alegremente.

—¿No estás molesta? —le cuestionó Jane.

—¡No! —volvió a reírse.

No entiendo nada.

Regresamos en media hora luego de lo que pasó. Nadie parece estar molesto, más bien considerando las consecuencias o por qué se dieron así las cosas, lo cual es el motivo del silencio en el que todos se mantuvieron.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now