Capítulo 60

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Dormí durante el vuelo, abrazando el brazo de Bianca. No quería que, seguir pensando en lo malo de esta idea, me hiciera querer volver.

Esto está mal por donde lo veamos, pero ya estamos a medio camino.

Hace una semana fue el incidente con Felix, se lo conté también a mi mamá y, de hecho, de ella fue la idea de dejar de sufrir esto sola, tenía que hablar con Jane.

Le hablé a Pauline para preguntarle en cuánto me salía un viaje redondo y su respuesta fue que no hiciera nada hasta que él llegara. Llegó desde Madrid precisamente hoy.

Bianca y Enzo vienen conmigo porque, estos días, ellos son los que me han mantenido de pie.

Como a las siete de la noche, llegamos al departamento de Colec y Flor. Solo tuvimos que darle al taxista la dirección que Colec apuntó en un papelito.

Cuando les dije lo que pensaba hacer, solo me pidieron mantenerlos al tanto y no hacer una tontería, pero la tontería ya fue venir aquí, así que qué más da.

—Qué lindo —cantó Pauline, observando el departamento.

—No muevan nada —les pedí e igual ya habían dejado sus valijas por ahí e ido a hurgar en la cocina, donde, evidentemente, no había nada.

—Bueno —Pauline alzó la voz—. ¿Qué procede?

Bianca y Enzo me miraron, a lo que respiré hondo.

—Cenar —respondí.

Hoy no vamos a hacer nada, de por sí nos llevó casi dos horas poder pedir comida a domicilio y ya nos moríamos de hambre.

No podemos hacer nada si no sabemos movernos en esta ciudad. Tiene un ritmo muy diferente a Italia. Aquí la gente es más... simpática y extraña al mismo tiempo.

—Aquí dice que tiene un trabajo fijo dentro de ILIA —habló Enzo, con el bocado de pizza y mirando su teléfono.

Estamos tratando de averiguar dónde encontrar a Jane, que no sea en aquella gigantesca casa donde vive con Alexey, pero no parece salir a ningún otro lado más que a la empresa.

—Tú eres el único que podría entrar —le dijo Bianca a Pauline.

—¿Y qué le voy a decir yo?

—Podrías decirle que te acompañe... —sugerí algo absurdo—. El punto es sacarla de esa empresa.

—Vamos mañana —indicó Enzo—, solo a ver. Qué tanta seguridad hay, si cualquiera puede entrar como visitante...

Suspiré.

—Suena bien —dije.

Hay dos habitaciones y Pauline se quedó en una él solo, yo me quedé con Bianca y a Enzo le tocó el sofá.

La verdad es que no pude dormir, pensando en lo cerca que estaba de Jane.

No estamos aquí ni para conocer ni para pasar el rato, vinimos a que yo pueda resolver mi situación.

Entonces, al día siguiente, salimos algo temprano directo a aquella empresa. Era sencillo encontrarla, el taxista supo a dónde ir, el problema era, ¿cómo íbamos a entrar?

Llevábamos ya dos horas merodeando por los alrededores, sin saber qué hacer.

—¡Ya!, voy a entrar —Pauline se exasperó.

—No... —mascullé.

—Si no hacemos algo ahora...

Bianca me tocó el brazo, luego empezó a golpearme hasta que me dolió.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now