Capítulo 21

385 31 6
                                    

A primera hora, no fui capaz de dejar las cosas así. Sí, tenía el corazón destrozado, pero quería ver a Jane y explicarle lo que sucedió. Al menos quería verla.

Antes de salir, me lavé la cara para deshacerme de la inflamación por haber llorado toda la noche, me cambié de ropa y fui a casa de Flor.

Llamé a la puerta y nadie atendió, e igual sé que están ahí, así que toqué una vez más, entonces, al cabo de un minuto, Jane me abrió.

Por un segundo me quedé sin palabras, solo que reaccioné cuando intentó cerrarme en la cara, lo que impedí colocando una mano.

No dijo nada, en cambio, se dirigió a la cocina, por lo que fui detrás de ella.

—Tengo que hablar contigo, déjame disculparme —supliqué. No respondió, se dedicó a hacer otras cosas como si yo no estuviera aquí—. No me trates así, de verdad lo lamento —casi vuelvo a llorar. Nada, no dice nada—. Por favor, escúchame —me acerqué a ella y no me volteaba a ver siquiera—. Jane, te lo suplico. Por favor... —al querer obligarla a mirarme sujetándola del hombro, se alejó y me miró.

—No quiero que me involucres en tus problemas —instó con molestia—, yo ya tengo suficientes cosas por las que preocuparme como para siquiera interesarme por tu vida. No me hables ni te cruces conmigo, nada más... Aléjate —repitió lo que ayer, en un tono idéntico y con la misma expresión de odio indiferente.

No iba a llorar delante de ella, así que solo me retiré en silencio, antes de que volviera a decirme algo como eso.

Jamás pensé que Jane fuera a odiarme así, sé que en realidad no le agradaba, pero no lo decía e intentaba tolerarme, en cambio, de eso a que me dijera explícitamente que me aleje, me dolió mucho.

Ya no iba a volver a molestarla, no tiene por qué soportar tenerme a su alrededor ni quiero ser una carga para ella, así que, al día siguiente, hablé con Colec para decirle que no iba a ir a sus clases, disculpándome por ello. Lo abordé cuando iba a comprar material, todo porque no quise entrar a su casa.

—No te preocupes por las clases —dijo con amabilidad—, y, si es por Jane, nada más dale tiempo.

—... Está muy enojada —apunté.

—Pues sí. No es tu culpa, pero, ¿qué esperabas? Primero fue tu mamá y luego lo de Enzo...

—¿Mi mamá fue a tu casa? —lo detuve ahí.

—... Sí... —se extrañó de que no lo supiera ya. No tenía la menor idea.

—¿Cuándo?

—Un día antes que Enzo —enserió y se inclinó un poco—. La golpeó.

Enfurecí. Recuerdo que ese día mamá salió y no supe a dónde, fue cuando le conté sobre Jane.

—... Jane no me dijo nada.

—Y no te lo va a decir —aseguró sin darle importancia—. Y, si no hubieras estado presente esa noche, tampoco te habría dicho nada de Enzo.

—¿Por qué?

—Ella es así, se guarda las cosas. Y, aunque te dijo que te alejaras, eres de las únicas personas a las que les ha dicho algo como eso, así que, alégrate.

—¿Eso qué significa? —pregunté confundida. ¿Cómo me va a alegrar ser odiada por ella?

—Pues que... —se lo pensó—, sí, está muy enojada contigo, pero confía en ti lo suficiente como para habértelo dicho.

Me reí, algo que me molestó, porque no estoy de humor como para reírme. Colec me dio un golpe en el hombro para sacudirme.

—Dale unos días y se le va a pasar. El día que quiera volver a verte, te va a buscar ella misma.

—¿Y si nunca me busca?

—... Mis condolencias —dijo burlándose antes de entrar a la tienda de pinturas.

Tuve que enfurecer en silencio al llegar a mi casa y encontrarme con una nota de mamá, escrita en el recibo de la luz.

«Dejé efectivo en la mesa, regreso en un mes. Busca un trabajo.»

Arrugué el papel y lo lancé a la cocina. Tenía que preguntarle y reclamarle por haberse atrevido a tocar a Jane y nada más se fue, como si no tuviera importancia alguna.

Por la noche, Bianca vino a verme. Yo estaba en la cocina, preparando un café y la vi entrar con sigilo, cuidándose de mi madre.

—No está —dije y la chica terminó de entrar—. Se fue.

—... ¿Te dijo cuándo va a regresar?

—En un mes —respondí con el mismo interés que mi madre me da a mí, ninguno.

La chica tomó asiento cerca de la mesa y me observó por un momento. Agarré otra taza para servirle a ella también.

—¿Cómo está Jane? —preguntó aun si es evidente que no le importa y en realidad no quiere saber.

—Bien... —serví el café y la miré—, pero no quiere verme.

—¿Piensa que fue tu culpa?

—... —le acerqué una taza, misma que aceptó—. Está convencida, además, mi mamá ya había ido y le dio una cachetada, además de decirle que no se acercara a mí, ¡que ella no se acercara a mí! —recargué las manos en la mesa y agaché la cabeza.

Bianca empujó hasta mí el servilletero. Tomé una y me retiré las lágrimas, además, con otra limpié mi nariz.

—¿Y nada más vas a dejar de intentarlo? —preguntó.

—¿Qué...? —musité mirándola.

—¿Vas a darte por vencida?

—... Pensé que Jane no te agradaba.

—Y no me agrada —afirmó—, pero detesto mucho verte así.

Sonreí ante lo que dijo. Me conmueve que, muy por encima del recelo que le tiene a Jane, la toleraría por mí.

Sorbí la nariz.

—... Colec dijo que le diera unos días para que se tranquilice —comenté—, ¿cuánto tiempo crees que tenga que darle?

—Primero averigua cuánto va a quedarse en Verona.

Por Dios, es cierto. ¿Y si está por irse? ¡¿Y si se va por lo que pasó?!


Nota de la autora ☄️:

Paralelo Capítulo 19- Viraha

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now