103. Lydia, despierta.

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Jackson.


Estaba claro que no podíamos pasar por la ceniza de los cazadores, por lo que Scott ideó un plan para poder encontrar a Lydia, ya que, yo especialmente no me fiaba demasiado de que el estúpido de Stilinski lograra hacer lo suyo. Encontramos la habitación de Meredith, y Scott se metió en su cabeza para averiguar dónde estaba situada, parecía que estaba diciendo algo sobre el perro del infierno, pero no lograba entender lo que decía dado que me estaba enfrentando a tres hombres que parecían armarios, ni siquiera yo estaba así de fuerte, en un gesto romperían sus trajes de enfermeros. 

— Parrish, eh, Parrish. 

 Le llamé cuando lo encontramos, si no se despertaba estaba a punto de golpearle en los dientes para que lo hiciera.

— ¿Qué ha pasado? 

Preguntó él, mirando hacia todas partes, apestaba a pollo quemado y por si fuera poco parecía que no se había duchado en meses.

— No lo sabemos, hemos seguido el olor a quemado.

Terminó diciendo Scott mientras el tío que apestaba se levantaba del suelo intentando incorporarse. 

— Necesitamos que tu otro tú encuentre a Lydia, ahora.

Ordené, me estaba desesperando, no iba a dejar que se pudriera en este agujero y menos que con eso nos cogieran a todos. Rodé los ojos al ver que no sabía cómo provocarlo y entonces, mientras Scott cogía un aerosol, yo prendía mi mechero antes de que la llama lograra que todo su cuerpo se encendiera. 

Inmediatamente Parrish comenzó a caminar por los pasillos del psiquiátrico sin prestarnos la más mínima atención, si eso estaba funcionando entonces que siguiera con su ida de olla, pero necesitaba encontrar a Lydia, ya. 

— ¿Cómo va a atravesar la ceniza de serval?

Pregunté, aunque estaba casi seguro que Scott también se lo estaba preguntando a sí mismo, aunque no le dio tiempo a responder o a comentar nada, ya que, tras pasar por la puerta, prácticamente se deshizo de ella, quemándola con su propio cuerpo.

Cuando pude ver, después de atravesar los túneles, Stiles estaba intentando abrir la puerta de la habitación en la que estaba encerrada, así que empujé su cuerpo para terminar de hacerlo yo mismo. Estaba tumbada en la camilla con un par de chismes conectados en la cabeza y un tío que no conocía de nada tirado en el suelo con la cabeza reventada, no creo que se hubiera liado a golpes con él. 

— Has vuelto... Jackson... Tienes... Tienes que irte.

Su rostro se iluminó y juraría que estaba a punto de llorar, se me aceleró el pulso al verla de esa manera, tenía que haberme quedado aunque fueran unos meses más, comprender lo que le estaba ocurriendo. Fui un autentico capullo con ella, pero ya no podía hacer nada para evitarlo, todo había ocurrido.

—Lydia, cállate ya y deja que te salve la vida.

Gritó Stiles desde la puerta, en otras circunstancias, sé que le hubiera encantado salvar a su chica, pero ya no estábamos en cuarto grado, ahora tenía a otra persona de la que cuidar, y yo no podía evitar querer salvarla.

Agarré a Lydia, caminando con ella en brazos hasta que se detuvo, cayendo de rodillas al suelo, no estaba entendiendo demasiado, eso había quedado claro. Nunca tuve que irme, pero soy demasiado egoísta como para darme cuenta tan rápido de que estaba haciendo las cosas mal.

— No puedo aguantarlo...

Se quejó, llevándose las manos a la cabeza, no puedo ni imaginarme la tortura que debe estar pasando. Parrish me empujó hasta quedar al otro lado del pasillo mientras él se abalanzaba a por ella, esperaba que no le hiciera nada malo o yo mismo le mataría con mis propias manos, y no tenía problemas en eso. Lydia gritó, mientras Parrish la abrazaba, haciendo crear una especie de terremoto en el lugar, rompiendo parte de las paredes y el techo, estaba completamente acojonado. Cuando dejé de escuchar el grito, giré mi cabeza para lograr ver lo que había sucedido, estaba aguantando a Lydia en sus brazos y se dirigía hacia nosotros, espero que no tenga ni un solo rasguño.

— ¿Por dónde?

Preguntó mientras seguía sosteniéndola, y nosotros caminábamos hacia el otro lado para que nos siguiera, había una puerta delante de nosotros, esperaba que Mason estuviera haciendo su tarea, bajando las palancas para poder salir.

Y, así era, abrí la puerta, comprobando que había bajado todas las palancas como se le había pedido, al menos hacía algo bien aparte de besarse con Corey. 

Mientras salíamos, Isaac llegó con el Jeep de Stiles, bastante sorprendente dado que no solía hacerle demasiada ilusión ese trozo de chatarra.

— ¿Ella está bien?

Preguntó arreglándose la bufanda, parecía que le había ido demasiado bien con Kira, o al menos le había ido y no había terminado por matarla.

— Por favor, ¿Puede alguien sacar a mi hija de este infierno?

Era más bien una petición que una pregunta, no me miró demasiado bien, creo que nunca le he caído como me esperaba. La montamos en el coche y Stiles condujo hacia la clínica veterinaria, los demás nos esperarían allí, y yo esperaba que Deaton tuviera la solución para que se pusiera bien; estaba esperando demasiadas cosas esa noche.

— Ponedla en la camilla.

Inmediatamente obedecí, no había cambiado nada desde que me fui, al menos la clínica veterinaria no. Y, mientras lo hacía, Lydia se dedicaba a gritar y a hacer que todo temblara mientras que el veterinario hacía una especie de potingues con varias sustancia que prefería no saber. 

— ¿Qué coño es eso?

Una voz que reconocía se abrió paso por la puerta, quedándose con la ceja alzada, Sarah estaba totalmente confusa y Stiles la miraba como si fuera a haber una bronca después de eso, no me esperaba menos.

— Muérdago.

Dijo Deaton mientras Scott, Stiles y yo la sosteníamos, estaba teniendo demasiada fuerza, supongo que era por el dolor que estaba sintiendo.

— ¿Muérdago? Tiene un agujero en la cabeza.

Gritó Stiles, que no dejaba de mirar a la que era su novia, o puede que en estos momentos ya no lo fuera, le había abandonado en otro de los planes que habíamos pensado. Le inyectó el muérdago en el agujero de su cabeza, y Lydia se levantó para gritar, logrando romper las ventanas de la clínica y separarnos a nosotros que la estábamos sujetando.

Parecía haberse quedado inconsciente después de eso, por lo que me apresuré para agarrar su cabeza con mis dos manos y mirarle a la cara.

— ¿Lydia...? Lydia, vamos. Vamos Lydia, despierta, venga. Despierta, ¿Puedes oírme? Abre los ojos, vamos, vamos... Abre los ojos, ¿Quieres? Lydia, tienes que abrir los ojos.

Después de varios segundos, en los cuales casi me da un infarto, abrió los ojos soltando un leve quejido, parecía encontrarse mucho mejor. Todos lo daban por perdido, pero yo no, sabía que ella era lo suficientemente fuerte como para salir con vida de esto.

— ¿¡Dónde narices estabas?!




Another Hale | Stiles S.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant