101. Espada láser.

1.1K 80 8
                                    

(+18)

— Stiles, Stiles... Se van a dar cuenta.— Murmuré, teníamos durmiendo en el suelo a Scott y a Kira después del enorme viaje de varias horas hasta Beacon Hills, aunque, obviamente estaban durmiendo en colchones. Eran las tres de la madrugada, Stiles no parecía tener demasiado sueño y me había despertado rozándose contra mi culo, creo que tenía ganas de guerra y no era porque quería ver Star Wars.

— No lo harán si no hacemos mucho ruido. — Murmuró en mi oído con su voz ronca, sin duda tenía demasiadas ganas, hacía demasiado tiempo que no lo hacíamos, los dos estábamos necesitados. 

— Es imposible no gritar con tu espada láser, ¿Te has dado cuenta de los condones que usas? — Gruñí, la última vez que rebusqué en su cajón para coger uno de ellos era del tamaño XL, y no, no tenía intención de quejarme. Ya no sólo se movía bien, sino que era atento y cariñoso, buscaba que yo disfrutara de la misma manera que él lo estaba haciendo, puede que fuera el último que la perdiera, pero estaba segura de que era mejor que todos ellos. 

— Claro que sí, son más caros que los normales, es tremendamente injusto que... — Ni siquiera dejé que terminara de hablar, pues ya me había dedicado a besarle con desesperación mientras, poco a poco me iba quitando la parte de abajo del pantalón.

— Nada de hacer ruido, ¿Recuerdas? — Pregunté, con una sonrisa pícara en mi rostro, guiñándole con picardía mi ojo, iba a ser nuestro secreto, esperaba que ninguno de los dos se enterara de lo que estábamos a punto de hacer, y también espero que ellos dos no lo hubieran hecho nunca mientras Stiles y yo dormíamos, aunque eso lo veo casi técnicamente imposible.

Él asintió, bajándose poco a poco los boxers, aunque no demasiado, sólo lo suficiente como para poder sacar su miembro. Por alguna extraña razón, con nada que hiciera, mi sexo ya estaba terriblemente húmedo, Stiles solamente lo palmeó con la punta de su glande antes de, con lentitud, comenzar a meterlo dentro. Ahogué un gemido y coloqué mis manos en su pecho mientras me iba moviendo, ahora que estaba perfectamente colocado, comencé a saltar sobre él, la cama iba chocando contra la pared haciendo un horrible sonido, realmente esperaba que no se despertaran, pero aquello era todavía más excitante si cabía. 

Mis uñas se clavaban en su pecho, no podía evitar marcarlo, pero sin hacer que sangrara, aunque sabía que le gustaba que le hiciera daño, le agarrara del pelo mientras besaba mi sexo o arañara su espalda cada vez que me penetraba. 

— No gimas. — Negó levemente poniéndose ahora él encima, colocándose entre mis piernas mientras una de sus manos se colocaba en mi boca para evitar que hiciera demasiado ruido, mientras otra de sus manos se colocó en mi clítoris, rozándolo con sus dedos. Lo único que podía escucharse era el choque de nuestros cuerpos.

Mi espalda se curvaba hacia arriba, y encogía mis dedos de los pies como nunca antes, estaba a punto, por lo que Stiles se esforzó un poco más en hacerlo más duro sin dejar de tocar mi clítoris. Y, para no gemir mientras me corría, mordí con algo de fuerza la palma de su mano, apretando mis ojos. Estaba temblando, apenas podía mantener mis piernas flexionadas. 

Las paredes de mi sexo se apretaron, y con la humedad, lograron que tras varios minutos, el semen de mi novio saliera disparado a mi interior.

(...)

Stiles.

Residencia Eichen House, estaba sentado en una silla frente a la cama de Lydia, estaba catatónica, y me dolía mil infiernos ver a mi amiga así, sobre todo si una vez estuve enamorado de ella, durante años. Estaba agarrándole de la mano, todavía tenía esas tiritas en los dedos para que sus uñas terminaran curándose, espero que lo hiciera verdaderamente pronto. 

— Los profesores nos han dado algunas de las cosas de las que han explicado. Quieren que te las expliquemos, hay cosas como hipótesis, también... Los ceros no triviales, las funciones zeta y... un montón de cosas más que se me escapan, ¿Por qué no te despiertas y me las explicas? Vamos, Lydia, tienes que volver ya con nosotros... No podremos salir de esta sin ti. Tienes que despertar. — Le pedí, pero en el fondo sabía que por más que pidiera, no iba a volver.

— Creo que ya es suficiente, Stiles. — Dijo su madre, que no se había despegado de la puerta desde que había entrado a su habitación.

— Un momento, ¿Qué es esto? — Pregunté, tenía parte de la cabeza rapada, espero que no sea para lo que creo que es. — ¿Qué están haciendo? Le han afeitado la cabeza, ¿Sabía usted algo de esto? ¿Van a hacerle un agujero en la cabeza? — Había leído con mis propios ojos lo que hacían en ese lugar.

— ¿Estás loco? Es por la terapia electroconvulsiva, se afeitan pequeñas partes de pelo, se realiza con anestesia general y es totalmente seguro. — Dijo, acariciando la parte que yo mismo había tocado, la parte afeitada. — Stiles, es mi hija, ¿No crees que quiero ayudar a que esto acabe?

— No, no, no es por eso. — Negué de nuevo, no iba a sacarme de la cabeza lo que estaba pensando, no iba a dejarlo tal y como estaba.

— ¿Va todo bien por aquí? — Apareció la doctora por la puerta, creo que había estado escuchando toda nuestra conversación.

— Muy bien, nuestro invitado ya se iba. Stiles, vete, o no vas a volver.

Miré a Lydia y me di media vuelta, saliendo por la habitación, caminando por el pasillo, dos de los enfermeros caminaban en la otra dirección. Choqué con uno, robándole la tarjeta para entrar al centro y poder pasar por las puertas, no iba a quedarse así. 

— Lydia, vamos a volver a por ti. 



Another Hale | Stiles S.Where stories live. Discover now