97. Él vendrá a mí.

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Lydia.

( Varias semanas más tarde).

Me encontraba en Eichen House, todo el mundo decía que era la casa del eco, pero yo realmente no podía escuchar nada más que al médico que me estaba atendiendo, y eso era frustrante. No quería dejarme salir, no podía ayudar a mis amigos si lo único que podía hacer era agujerearme la cabeza para amplificar mis habilidades, intentaba decírselo, pero con ese hombre era imposible. 

Cerré mis ojos, estaba en una especie de puente con agua debajo, había rocas en el fondo y yo caminaba sobre ellas con mis pies descalzos.

— Concéntrate en Theo, ¿Por qué dejó morir a su hermana? — Negué varias veces con la cabeza, no lo sabía.— Todavía no lo ves, búscala Lydia, sigue mirando. 

Inmediatamente mi mente volvió a situarse en aquél lugar, parecía que incluso estaba mojada de verdad, pues sentía ese frío recorriendo todo mi cuerpo.

— ¿Por qué la dejó morir? ¿Qué quería? — Del agua, empecé a ver cómo una cabellera de color negro salía de ella, grité como pude y pude fijarme en lo que me estaba pidiendo el doctor.

— Su corazón. — Terminé de decir, aterrada, sin saber muy bien por qué querría un niño tan pequeño matar a alguien de su familia.— Quería su corazón.

El doctor, inmediatamente se dedicó a revisar uno de los libros que tenía sobre la mesa, con prisa. 

— No hay enfermedades cardíacas, pero un trasplante convertiría a Theo en una quimera, como a los demás. La hipotermia ayudó a que el órgano se mantuviera en perfecto estado, pero, ¿Por qué él? ¿Por qué elegir a un niño dispuesto a matar a su hermana? 

— ¿Por qué le preocupa? — Pregunté, apenas podía moverme y lo único que podía oler era mi propia sangre impregnarse en la toalla que tenía bajo la cabeza.

— Porque Theo fue un primer paso en la dirección correcta.  Piensa en lo que son, paracientíficos que han prolongado su vida y retorcido las leyes de la naturaleza por un objetivo: La creación del asesino perfecto, y lo han conseguido. Todo comienza con Theo.

Intenté moverme, pero apenas podía hacerlo, ni siquiera el doctor me dejaba hacerlo, no quería marcharme si podía ayudarnos, solamente quería cambiar de postura a una más cómoda.

— ¿Cuándo supiste que habían tenido éxito? — Me preguntó, comenzando a limpiar sus artilugios. 

— Scott y Stiles lo descubrieron esa noche...

— ¿La noche de la superluna? — Me preguntó, sabía que quería más detalles, pero no sabía si debía dárselos. 

— Pero en realidad no lo sabían todavía, habían demasiadas cosas. Liam casi había matado a Scott, Kira seguía apartada, Malia estaba intentando encontrar a la loba del desierto... — Apenas podía hablar correctamente, estaba demasiado cansada.

— Tú desaparecida.

— Y  el sheriff Stilinski se estaba muriendo. — Añadí a su comentario, sabía perfectamente a quién había elegido Sarah esa noche.

(Actualmente).

Sarah.

— Eh, está bien, el doctor ya le está cosiendo. — Dije en cuanto Stiles se levantó, estaba durmiendo plácidamente, pero supuse que había algo en su cabeza que le estaba atormentando. 

— Quiero verle. — Me dijo, intentando levantarse de la silla mientras yo le frenaba con la mano. Los médicos me habían avisado aproximadamente hace cinco minutos, supuse que parte de su mente lo estaba escuchando.

— La anestesia tiene que desaparecer, tardará por lo menos dos horas. 

— Sí, vale... Todo va a salir bien, ¿Verdad? ¿Se pondrá bien? — Estaba asustado, veía sus ojos cristalinos, estaba a punto de ponerse a llorar.

— Se pondrá bien. — Dije con una sonrisa, esperaba que al menos fuera así, o tendría que ponerles una denuncia al hospital por mala comunicación. 

Los médicos salieron a avisar a Stiles mientras yo ponía la oreja en otro caso, adolescente de dieciocho años con síntomas de hipotermia, esperaba que no fuera nadie que nos incumbiera, no podíamos tener más problemas en este momento, no podíamos tener más pérdidas, más separaciones. 

— ¿Daños menores internos? ¿Desde cuando algo interno es menor? — Preguntó Stiles, haciendo que yo saliera del trance, poniéndome a pensar, en que aquella voz que había escuchado, era la de Parrish.— Necesito saber lo que le está pasando, alguien tiene que decirme lo que está pasando. 

— No lo sabemos.

Me levanté de la silla, y di varios toques en su brazo, para indicarle que tras la otra puerta se encontraba Scott, tenía que mantener la calma. Y, puede que por un cúmulo de cosas, Stiles se dirigiera al que hasta hace tres días era su mejor amigo para tirarle al suelo y casi golpearle en la cara con sus puños. Olía a sangre, supuse que era por la pelea que había tenido justo esa misma noche con Liam, pero estaba vivo, de alguna manera me alegraba. 

— Confiaste en él, le creíste, ¿Verdad? — Le grité que parara y varios médicos me ayudaron a separarlos. — ¡Vale, está bien!

— Tu padre no es el único que ha salido herido. — Supuse que estaba hablando de él mismo, o al menos de Hayden, pues de alguna manera u otra, le quedaba poco tiempo de vida si sacaba mercurio por la nariz.

— Tú te curarás. — Rodé los ojos, en el estómago parecía tener una herida, parecía grave, pero tal como era su condición, no tardaría mucho en curarse.

— No me refiero a mí. — Fruncí el ceño y Stiles apretó los puños, adolescente de dieciocho años con hipotermia; Lydia.

Y, en cuanto Scott nos dijo en qué planta se encontraba, entonces no esperé a nadie para ponerme a buscarla, aunque ellos dos terminaron por seguirme muy preocupados. Me metí en el ascensor y toqué varias veces la planta deseada, como si eso lograra que bajara más rápida, pero estaba nerviosa.

— No, no os atreváis a entrar. — Nos gritó la señora Martin en cuanto nos vio aparecer por la puerta. Lydia estaba tumbada en una camilla, ni siquiera parpadeaba y tenía varias gasas en los dedos de la mano izquierda.

— No, espera, creo que sé quién le ha hecho esto, solo tengo que mirar su cuello. — Stiles se adentró más a la habitación. 

— ¡Yo sé quién le ha hecho esto, todos vosotros! — Iba empujándonos uno a uno para que saliéramos de allí, mientras nosotros le explicábamos que debía mirar la parte de atrás de su cabeza.

Cerró la puerta en cuanto consiguió echarnos, Stiles estaba nervioso, Scott intentaba pensar en otra manera de hacérselo saber, mientras que yo solamente estaba enfadada, como la mayoría de las veces.

— Alguien tiene que cargarse a esa mujer. — Dije, llamando la atención de todos ellos, supuse que creyeron que lo decía bromeando.

— Podría ser un efecto del shock. — Argumentó Parrish, el cual parecía no haber escuchado mi comentario, o al menos lo había ignorado.

— Está catatónica, Theo ha conseguido meterse en su mente. — Stiles se cruzó de brazos en la puerta de la habitación. 

— ¿Por qué lo ha hecho? — Preguntó la madre de Scott, la cual se recostaba en la pared, seguramente ya llevaba demasiadas horas trabajando. 

— Para conseguir una ventaja. — Terminó de decir Scott.

— ¿Qué ganaba matando a Stilinski? — Preguntó Parrish, alguien tenía que decirle a ese hombre ya lo que era.

— Dejarle solo con Liam. Theo quería asegurarse que no lo paraban a la hora de matarle. — Realmente sabía cuál fue su plan desde antes de que sucediera.— Stiles, ¿Qué quieres hacer? ¿Hablar con él? — Le pregunté al ver cuál era su reacción. 

— No tengo que encontrarlo, él vendrá a mí.





Another Hale | Stiles S.Where stories live. Discover now