➵ 30 (Una pesadilla).

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Stiles.


— Stiles, espera. Heather y tú... La otra noche. 

Sarah vino tras de mí, deteniendo mi paso rápidamente, mas yo no quise dejarla acabar, pues de alguna manera sabía de lo que estaba hablando. Tampoco sabía cómo decírselo, aunque vio cómo empezó, no supo cómo acabó. 

— ¿Tuvimos sexo? Está bien, no pasa nada. No pude hacerlo, ¿Sabes? Cuando quieres a alguien, no puedes hacer ese tipo de cosas con otra persona. 

Asistió avergonzada, por lo que terminó agachando lentamente la cabeza, dándome a entender que no tenía por qué contárselo si no quería; pero sí que quería, necesitaba hablar de esto con alguien. 

— Lo sé, Lydia. 

Se encogió de hombros, dándose la vuelta, con intención de salir del hospital; llevábamos allí algunas horas, y ya iba siendo momento de ir a casa a descansar, al menos un poco. 

— Oye... Yo te llevo a casa. 

¿Quieres que te cuente lo que de verdad pasó? No podía hacerlo con Heather si solamente iba a pensar en ti, así que salí a buscarte a la primera planta, ella se quedó en la bodega... Pero cuando subí, Scott me dijo que te habías ido a casa, así que supuse que te habías ido con Isaac, porque él es tu novio, y yo solo soy un buen amigo. 

— Puedo llamar a Derek. 

Negó, sacando su teléfono para llamarle, pero no le dejé marcar a su primo. Lo que más me llamó la atención, era que no tenía una sonrisa como la mayoría de las veces, como si no estuviera bien; llevaba de esa manera desde el cumpleaños de Heather. 

— No me lo vas a impedir. 

Agaché parte de mi cuerpo, agarrando con mis brazos las piernas contrarias, subiendo su cuerpo a mi hombro, y comenzando a caminar hacia mi jeep. Abrí la puerta del copiloto, sentándola allí, e hice lo mismo con mi asiento, comenzando a conducir hacia el piso nuevo que se había comprado Derek. 

El camino fue silencioso, Sarah tenía la mirada perdida y por alguna razón pensaba que varias lágrimas cayeron de sus ojos, pero tampoco estaba tan seguro, pues apenas me miraba. 

— Stiles... ¿Puedes quedarte esta noche?

Aparqué el coche en el primer hueco libre que pude ver, y nada más girar mi cabeza, comenzó a llorar. Sin pensarlo dos veces, abracé su cuerpo, me dolía verla así, y ni siquiera sabía por qué se encontraba de esa forma. Escondió su rostro en el hueco de mi cuello, hacía demasiado que no nos abrazábamos de esta manera. 

— Eh... Sí, por supuesto. 

Se separó, limpiándose con la manga de la chaqueta sus lagrimas, tampoco quería indagar demasiado en el tema, si hubiera querido contármelo, ya lo habría hecho. Sin embargo, me estaba pidiendo que me quedara. 

Apagué el coche, bajándome de él, al igual que ella lo hizo. Subimos las escaleras hasta el apartamento; era espacioso, aunque en la planta baja solamente había una cama, supongo que sería de Derek. 

Subimos las escaleras, nunca había subido ahí arriba; era igual de amplio, habitaciones enormes, baños grandes, pasillo inmenso. Dos baños y cuatro habitaciones, tampoco entiendo por qué querrían tantas. 

— Esa es la habitación de Peter, ahora vive con nosotros... Esta es la de Isaac, tiene dos cajones enteros para las bufandas.  No me mires con esa cara, no dormimos juntos, Derek no nos deja hacerlo, a veces se pasa de protector. Bueno, esta es la mía, y ahí enfrente está la de invitados. 

Another Hale | Stiles S.Where stories live. Discover now