➵ 31 (La fregona).

4.9K 326 18
                                    


— Vosotros tres, tenéis que limpiar el armario del conserje. 

Harris nos señaló a los tres, Isaac el chico desconocido que estaba con los gemelos, y a mí. Estábamos castigados, ni siquiera sé por qué los otros dos lo estaban, mas Morell me había castigado a la hora del recreo por no prestar atención en su clase; la verdad era que no podía dejar de pensar en ese chico que estaba con ellos, quizá fuera parte de la manada de alfas. 

— Señor Harris, ¿Tiene que ser con ella?

Alcé la ceja inmediatamente al escuchar hablar a Isaac, el cual no parecía demasiado cómodo con mi presencia. No le he hecho nada para que se pusiera de aquella manera, apenas le había visto a lo largo del día, solamente en el bosque. 

—  Ahora que sé que prefiere que no... Sí, tiene que ser con ella.

Nos hizo un gesto a los tres, mandándonos al armario para empezar a limpiarlo. Realmente no me parece justo, no tengo cuatro años como para que me empiecen a castigar por no atender, ni siquiera estaba armando jaleo. 

— ¿Eres nuevo aquí?

Le pregunté al chico nuevo, ya que no parecía que ninguno de ellos quisiera abrir la boca, lo único que necesitaba era saber de dónde venía, quién era, y su nombre.

— Llevo aquí unos meses, pero es mi primer día de clase. El primer día, y ya estoy castigado... Es lo que tiene ser uno de los chicos malos, ¿Cómo te llamas, desconocida?

Me miraba de reojo, sin quitarle la vista a la estantería que estaba ordenando, haciendo yo lo mismo con la mía. Podía hacer dos cosas a la vez, mis manos se movían pero mi cabeza solamente le prestaba atención a la conversación con el nuevo. 

— Sarah Hale. 

Terminé diciendo, observando como, parecía estar guiñándome un ojo, dándole completamente igual que Isaac estuviera a pocos metros de nosotros. Me limité a rodar los ojos, esperando el suyo. 

— Jake, Jake Moore. Tu novio parece algo cabreado...

Le di mas cajas para que las ordenara, pero se tomó la libertad de acercarse a mi oído para murmurar, aunque podía escuchar perfectamente nuestra conversación, también era un hombre lobo. Isaac inmediatamente gruñó, apretando su mandíbula. 

— Oye no tienes cinco años, no puedes seguir enfadado de por vida. Y no me digas que no estás enfadado, llevas sin hablar conmigo desde el bosque. 

Le dije a Isaac intentando llamar su atención, pero de nuevo, tampoco me miraba, era como si quisiera esquivar cualquier tipo de contacto conmigo. Dejé un bote de lejía en la estantería, y me giré para poder verle mejor.

— Creo que voy a por la fregona.

Jake entendió que era buen momento para irse, o al menos, que estaba a punto de haber una bronca en el armario del conserje, y no tenía pinta de que fuera a acabar demasiado bien. 

— Bien, ¿Quieres saberlo? Le has dado la razón a Stiles en el bosque. Y estoy aquí porque uno de los gemelos le ha pegado al otro, se fue y salió Harris, dijo que había sido yo, así que estoy aquí, cumpliendo mi condena mientras me pienso cómo voy a matarlos. 

Seguía sin mirarme, así que me puse en medio de su estantería impidiendo que Isaac siguiera colocando los jabones de los lavabos de las chicas y que no tuviera más remedio que mirarme.

— Oye... Aún así,  sigo pensando que los asesinatos no tienen nada que ver con ellos. Son unos cabrones, Isaac, está claro que no han venido aquí a tomar el té, y nosotros tampoco se lo vamos a poner fácil a ellos, ¿De acuerdo?

Coloqué dos de mis dedos en su mandíbula, girando su cabeza para que me mirara fijamente a los ojos, consiguiendo que se clavara en mis labios y segundos después me besara. La puerta se cerró, haciendo que nosotros le prestáramos toda nuestra atención a eso. Fue a abrir la puerta, pero lamentablemente, ya no abría. 

— No está cerrada por fuera, creo que han puesto algo contra ella... Jake. 

Comenzaba a encontrarse mal, se quitaba la sudadera del calor que estaba teniendo en este momento. Su respiración cada vez se volvía más rápida, al igual que los latidos de su corazón, comenzó a golpear la puerta con desesperación, quería salir de ese diminuto armario. Sus ojos se volvieron amarillos, parecía incluso que iba a matarme en ese mismo instante. 

— No lo haga. Estás bien, estoy contigo. 

Di varios pasos hacia atrás, sabía que mi fuerza era aún mayor a la suya, pero no quería luchar contra él. Agarró mi cuello, clavando sus garras en él, empujándome contra la poca pared que quedaba libre. Negué levemente, acariciando su cara con delicadeza, logrando que sus ojos se volvieran azules de nuevo. Algo sonó, Jake había abierto la puerta, y estaba empujando a Isaac hacia el otro lado del pasillo. 

— ¿Has sido tú?

— No, yo no habría hecho eso, somos malvados, ¿Verdad, bonita?


(...)

— Sarah... Veo que te acuerdas de mí. Tienes que encontrarlo y matarlo, o morirá más gente, todos ellos morirán, grupos de tres, vírgenes, filósofos, curanderos y guerreros. 

De nuevo, el mismo sueño, en aquella calle oscura con Theo caminando hacia mí con esa sonrisa ladina, deseando que tuviera más preguntas que hacerle, deseando tenerme sumisa para él. 

— Theo, esto sólo es un sueño.

— Es más que eso.


Another Hale | Stiles S.Where stories live. Discover now