93. El punto de mira.

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Estábamos en la clase de la señora Martin, pero ni siquiera podía escuchar lo que explicaba, y es que mi mente estaba en otro sitio muy distinto. Tengo miedo, claro que lo tengo. Todas las quimeras están muriendo, todas están siendo fallos y sigo creyendo que de alguna manera soy una de ellos. Están buscando a todos los fallos para acabar con su vida, y de alguna manera estoy en el punto de mira, siento como me vigilan con lupa, y como pueden saber qué estoy haciendo a cada momento. Lo sé, es algo extraño, pero es como si sintiera que mi fin se acerca, como si sintiera que van avanzando a grandes pasos hasta llegar a mí.

De alguna manera, eso no es todo lo que me preocupa. Theo está intentando engañarnos a todos, y es algo que no pienso consentir, no pienso dejar que haga daño a mis amigos, a mi... novio. Stiles y yo estamos ideando un plan para poder acabar con su vida, a escondidas de Scott claramente. Sabemos que por más que intentemos explicarle lo sucedido no entrará en razón, porque él es el Alfa y puede darse cuenta de cada amenaza para la manada. Y la verdad es que no es así, siento que cada vez el poder de Scott decae, y que hay algo dentro de él que no está funcionando con normalidad.

Por otro lado, la chica que intentaba hacerse pasar por Allison para matarme. La chica que es hermana de Jake y de Theo, y que de alguna manera pienso que Theo no sabe nada de que ella estaba aquí, ni de que intenta matarme. No fue mi culpa la muerte de Jake, yo le quería, es algo que debo explicarle, aún si piensa acabar con mi vida debo encontrar la manera de hablar con ella.

Y, no sería menos si no estuviera pensando en la manera de acabar con Malia para salvar a Stiles. Aún no he vuelto a hablar con la loba del desierto, pero sé que está planeando algo grande, y que va a derrumbar por completo toda nuestra manada. Pero, no me importa acabar con alguien, aun si es mi hermana, no me importa acabar con ella para que Stiles viva. Es mi ancla, mataría por él, moriría por él.

—Una de las armas biológicas más comunes, el Ántrax fue utilizada por Alemania en la primera guerra mundial. Y por los japoneses en experimentos con humanos durante la segunda guerra mundial.—Ni siquiera fue la señora Martin la que me sacó de mis pensamientos, fue un ruido peculiar, que me empezaba a poner nerviosa. Una compañera de clase comenzaba a morderse las uñas sin parar, como si no pudiera pensar en otra cosa; tenía la mirada perdida y apenas estaba escuchando lo que ocurría a su alrededor. No fue, hasta que terminó por arrancarse la uña, dejándola caer a la mesa, con lo que en vez de sangre parecía ser mercurio. Comenzó a temblar, girando la cabeza intentando averiguar si alguien había visto lo sucedido, fruncí el ceño y me senté bien en la silla, sin entender muy bien qué estaba pasando. Y, cuando vio que era la única que había visto aquello, recogió sus cosas antes de salir rápidamente de la clase.— Beth, Beth.—La llamaba la señora Martin, la cual simplemente se recolocaba las gafas mirando al resto del alumnado. Sin pensarlo dos veces, y sin ni siquiera coger mis cosas me levanté rápidamente de la silla para ir en su busca, aunque la profesora no dudó en interponerse en mi camino.—Sarah, si necesitas ir al baño no podéis ir juntas y si piensas salir de clase, considera la reciente caída de tus notas.

¿Reciente caída de mis notas? Mis notas siempre han estado bajas, que alguien le diga que me deje pasar o puede que no me controle.—Necesita ayuda.—Fue lo único que dije, sin ni siquiera mirarla, parecía mentira que no supiera la gravedad de la situación.

—No de ti.—Dijo, sin más, sin intenciones de dejarme pasar por la dichosa puerta.—Sé que me gustaría verte aprobar el ultimo año con unas buenas notas.—Se quitó las gafas, sonriendo ampliamente, creo que esta señora me odia.

Suspiré, algo cansada. Entonces recurrí al ultimo recurso, enseñándole mis ojos color naranja brillante, intentando que los demás alumnos no se dieran cuenta de lo sucedido.—Sabe más que eso.—

Creo que debes centrarte un poco más en los estudios, todos vosotros.—Negué rápidamente, abriéndome paso para salir de aquel aula, buscando con la mirada a aquella chica, dejando atrás las represalias de la señora Martin. Juro que la próxima vez que le ataque una Kanima no pienso ayudarla.

—Beth...—La llamé, desde el otro lado del pasillo. Ella estaba guardando sus cosas en la taquilla, me acercaba de forma lenta, no quería que saliese corriendo tan pronto.— ¿Estás bien?—

Ella ni siquiera me miraba, pero pude conseguir llegar hasta su lado.—¿Por qué me estás hablando? No me conoces... No sabes nada de mí.—Tartamudeaba a la vez que temblaba, terminando por cerrar la taquilla de golpe.—No sabes nada de mi condición.—

—¿Qué?—Murmuré, con la respiración agitada, frunciendo levemente el ceño.— Tu condición es... Terminal.—Murmuré, agarrando su mano para que se sintiera más tranquila, pero rápidamente ella hizo un giro de brazo, mandándome hacia el otro lado del pasillo. Mi cuerpo chocó contra las taquillas y parpadeé un par de veces intentando reaccionar.

—¿Me tomas el pelo?—Murmuré, intentando ponerme de pie pudiendo observar como salía por la puerta. Me apoyé en las taquillas, para levantarme y salí corriendo tras ellas, aunque ya era demasiado tarde, uno de los doctores del pavor había hecho un giro de muñeca, partiéndole por completo el cuello. La sangre tiñó toda la puerta de un color rojo intenso, y solamente pude quedarme parada, mirándolo con rabia.

Esperé a que desapareciera, como siempre hacían y cuando tocó de nuevo el timbre comencé a caminar por los pasillos con la mirada perdida, sin darme cuenta de la cantidad de alumnos que salían a multitud de sus clases. Solamente podía escuchar los gritos de Beth, viendo de reojo como alguien se acercaba a paso acelerado hacia mí. Stiles me agarró de las manos, las cuales estaban temblando. Y sin dejar que me preguntara antes sobre lo sucedido, suspiré.—Odio esto, odio perder así. Siento que... Siento que soy la siguiente, veo como me miran, y sé que están esperando mi muerte.—Murmuré, sintiendo como las lagrimas caían por mis ojos, llenando por completo mis mejillas. Stiles estaba estupefacto, agarró mis mejillas para que le mirara obligatoriamente a los ojos, y sin decir nada unió nuestros labios.

—Si caes, caeré contigo, ¿Entiendes? No dejaré que te lleven.—Murmuró. Me puse de puntillas, guardando mi cara en el hueco de su cuello, aún sollozando. No me hizo falta saber nada más, y creo que Stiles sabía que mis fuerzas para hablar eran mínimas.

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¡Hola!

Sé que es algo corto, y lo siento. Pero este capitulo era para que vierais como se sentía Sarah con respecto a esto. En el siguiente capitulo habrá mucho salseo, pero tengo tres opciones y no sé cual queréis que venga primero.

1. Que aparezca la hermana de Jake y Theo.

2. Que Sarah y Isaac tengan una conversación los dos solos.

3. Que aparezca la loba del desierto a hablar con Sarah.

Y pues, obviamente el capitulo siguiente lo narrará Sarah. Así que... Nos vemos dentro de unos días ♥



Another Hale | Stiles S.Where stories live. Discover now