12. Destino

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—¡Cariño! —Magnus se reía mientras ella lo abrazaba y besaba.

Y es que su voz desbordaba eso: cariño. Magnus sintió como todo el miedo y la angustia de los últimos días, que había empezado cuando lo llamaron para explicarle su situación y practicarle la operación, se desvanecía.

Había sido pura -buena o mala- suerte, destino tal vez, su número había sido seleccionado de entre cientos.

—Te extrañé tanto, tanto, Magnus. Tuve miedo de no volver a verte, cariño. Entramos juntos, yo salí y tú no. Pasaron dos semanas y nada. ¿Qué iba a hacer yo sin ti? —para cuando terminó, le dio un golpe incomodo, sin romper el abrazo.

Magnus se rió y se sentó, arrastrándola con él. —Está bien, Cat. Yo también te extrañé y tuve miedo. Pero estoy bien. Aquí estoy, y aquí estás. Espero vernos pronto afuera.

—¿Ya estás...? —Cat sonrió de un modo extraño y acercó su rostro al vientre de Magnus.

Alec sintió ganas de arrastrarla lejos. Se veía indecente este acercamiento.

Magnus gimió cuando las manos frías de Catarina se colaron bajo su ropa. —¡Hey, estás fría! —aun así no pudo evitar reír—, no me toques, me haces cosquillas.

Catarina se rió, sin soltar a Magnus. —¿Ya tenemos bebé aquí?

Ella seguramente ya estaba embarazada, ya que había dicho que ya había salido y esperó a Magnus. ¿Quién habrá sido su encadenado?

Magnus suspiró, alejándose de ella. Miró su vientre esperando encontrar algo diferente en ella. —Todavía no.

—Oh, cariño, no tengas miedo. Yo voy a estar contigo siempre, voy a apoyarte en este momento...

El carraspeo de Alec la hizo interrumpirse. Alec lucía molesto.

Ya había sido suficiente. ¿Quién era esta mujer? Ni siquiera sus hermanos habían sido así con él.



Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now