124. FINAL

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Te dije el segundo día que estuve aquí, que no estaba seguro de que si no fuera porque nosotros estábamos predestinados te elegiría a ti. Pero tú tienes que saber que lo haría. Te elegiría. Si fuera mi elección, te elegiría a ti. Mil veces más.
(N.R.W.)


"Hace nueve meses yo pensé que el universo me odiaba, cuando fui encadenado a otro hombre. No podía haber estado más equivocado. No espero que todos los nuevos encadenamientos salgan bien porque como los encadenamientos "normales", heterosexuales, no siempre funcionan, tampoco lo harán los masculinos. Sólo estoy aquí para decirles que cuando sí lo haga, aunque se estén muriendo de miedo, no se nieguen a rendirse a este sentimiento. Porque el amor, sin importar el género de la persona que te hace conocerlo, es un milagro que no se presenta para todos y a veces ser encadenados es sólo el comienzo. Porque a veces, incluso en este mundo actual, hay milagros llamados 'amor'".


—¿Todavía viendo eso? —Alec preguntó, sus mejillas un poco rojas, provocando que Magnus saltara en su lugar.

Magnus detuvo la repetición transmisión y lo miró mal. Después hizo un puchero que sólo hizo reír a Alec.

Alec fue a sentarse junto a Magnus. Éste se movió en el sofá, dejándole espacio suficiente para recostarse a su lado y rodearlo con sus brazos. Se removieron un poco hasta estar completamente cómodos: Alec abrazando a Magnus, debajo de él; Magnus entre sus piernas, pecho contra pecho.

Magnus le sonrió entonces y Alec no pudo evitar besarlo. Se deslizó un poco hacia abajo, acunando a Magnus entre sus piernas, abrazándolo con ellas, mientras tomaba su rostro con sus manos y lo besaba lenta, profundamente.

Magnus tembló, se estremeció durante el beso. Se sintió un poco como cuando los encadenaron y una corriente eléctrica los recorrió, comenzando por sus manos; pero esto era mejor, era real, era libre, era el amor comenzando por sus labios e introduciéndose a sus cuerpos, sus corazones, sus almas, con cada aliento que compartían, cada roce de labios...el suspiro con el que Magnus terminó el beso.

—Dios —Alec dijo, sin aliento, apenas se separaron—, te amo. No sabes cuánto te amo.

Magnus ocultó su rostro en el pecho de Alec, su sonrisa dificultando un poco el beso que quiso dejar ahí, después volvió a mirarlo.

—Sí, lo sé, porque yo te amo igual o más...

Alec negó, sonriendo a Magnus, sus brazos rodeándolo de nuevo, sus manos entrelazadas sobre su espalda baja.

—...y justo por eso amo escucharte —refiriéndose a las palabras de Alec cuando anunciaron que ya no eran encadenados—, tu palabras —Magnus negó con una sonrisa—, Alexander, has cambiado tanto. Desde el primer día, tus miedos, tu rechazo hacia mí —Alec lo apretó más fuerte—, y saber que hoy lo aceptas frente a todos, que aceptas amarme y no sólo eso, que alientes a lo demás a aceptarse, a ser valientes y luchar por lo que sienten... Alexander, te amo. Y estoy tan orgulloso de ti.

Magnus se estiró para volver a juntar sus labios. Sólo un roce suave. Más un par de sonrisas juntas que otra cosa.

Magnus suspiró y Alec besó su mejilla, su mandíbula, su cuello... —No sé qué haría sin ti. Si no te hubiera conocido, simplemente habría tenido una vida vacía. Pero te conocí y si te hubieran apartado de mí, no sé qué habría hecho... No creo que pueda vivir sin ti, Magnus.

Magnus sintió su corazón romperse un poco, al imaginar un mundo sin Alec.

—No digas eso, Alexander.

—Es la verdad. Magnus, tengo miedo de que algo malo pase. Yo sé, yo sé que todos merecemos un mundo mejor, pero ¿no podemos sólo vivir así?

Magnus negó, con una sonrisa triste.

—Tenemos que hacerlo, Alexander. Luchar. ¿De verdad quieres un mundo así para nuestros hijos? No, yo no. Además, sabes que no estamos a salvo. Aparentemente nos liberaron, pero con ciertas cláusulas. No puede pasar más de un año sin otro embarazo. Alexander, te amo, amo a Max y a Rafa, pero no quiero tener hijos durante toda mi vida, ni mi cuerpo lo resistiría...

Alec lo abrazó con fuerza. —Puedo ser yo. Sé que lo ideal es que seas tú porque tu cuerpo ya ha cambiado. Pero puedo hacerlo yo...

Magnus le sonrió, pero negó. —Tenemos tiempo para pensar en eso y decidir, pero tenemos que hacer esto, Alexander. No estamos solos, mi amor, te prometo que va a salir bien, estaremos a salvo.

Alec quería decirle que no podía prometer eso, que no estaba en sus manos hacerlo.

—Y sé que dijimos que nos mudaríamos juntos, sólo nosotros con nuestros hijos, pero creo que es mejor permanecer juntos, al menos por ahora, ¿estás de acuerdo? ¿Alexander?

Alec asintió, aunque eso no le importaba ahora. Su mente, y su corazón, estaba en algo más importante:

—Magnus, cásate conmigo.

—¿Qué? —los ojos de Magnus se abrieron enormes, quiso echarse para atrás, pero Alec lo detuvo.

Se sentó, llevándose a Magnus con él, sobre su regazo. Rodeó su cintura con un brazo y acunó su rostro con una mano. —Magnus Bane, cásate conmigo. Sé mi esposo.

Magnus no sabía si eso era posible. Si había leyes que lo impidieran, pero estaban luchando precisamente por eso, ¿no?

Por la libertad para poder hacerlo...algún día.

Sonrió, tan amplio. Sus brazos rodearon el cuello de Alec y susurró contra sus labios su respuesta: —Sí. Sí quiero casarme contigo, Alexander Lightwood.

Una unión de verdad. Libre y sin cadenas.

FIN–








* ~ * ~ *

¡Boda malec! 😭❤

Recuerden, no hay epílogo porque hay segunda parte: Liberados. Corran a guardar la historia ❤❤

Los leo en los Agradecimientos, con información del libro en físico y otras cosas 😌

Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now