96. ¿Nacimiento adelantado?

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Magnus estaba acompañando a Cat a su revisión por los siete meses de embarazo –él estaba a sólo una semana de llegar al mismo avance del suyo–.

Tenía en sus brazos al pequeño Enaid mientras veía a Sebastian ayudar a su amiga a subir al auto.

Él se había ofrecido a acompañarlos. Se supone que Ragnor, al ser el encadenado de Cat, debería ir con ellos, pero tenía un día ocupado y además Cat iría a ver a Etta también. Y se supone que Etta debería venir a la mansión Lightwood, pero por alguna razón no había podido y no quería mandar a un sustituto, así que Magnus como buen amigo iría con ella, pero con un embarazo tan avanzado no era recomendable que fueran solos, así que por eso Sebastian se ofreció a ir con ellos.

—De cualquier manera no tengo nada que hacer –había dicho Sebastian, con un encogimiento de hombros, cuando Magnus le preguntó si no era demasiada molestia.

—Pero sí tienes –le había dicho Magnus, sus dedos rozando suavemente las mejillas sonrosadas del pequeño Enaid–, tienes algo muy importante y una razón para seguir que nunca debes olvidar.

El pequeño, ajeno a la evidente tristeza de su padre y a la seria conversación que mantenían los adultos, soltó un ruidito feliz.

Y eso había provocado una pequeña sonrisa en Sebastian. —Sí, la tengo –había dicho él entonces, dejando un beso en la frente del bebé.

Cuando llegaron a la Clínica, tuvieron que esperar el turno de Catarina, mientras los demás encadenados a su alrededor los llenaban de miradas extrañas.

Magnus se negó a bajar la suya o lucir avergonzado. Sí, él era el primer encadenado embarazado y a su lado estaban su amiga con un vientre tan abultado como el suyo –tal vez un poco menos el de ella, en realidad– y al otro un encadenado viudo con su hijo en brazos, pero, ¿por qué deberían avergonzarse de algo?

Vivían en un mundo que no era el ideal pero su amiga estaba buscando la forma de mantener a su hija sin perder el amor; Sebastian había perdido a la madre del pequeño Enaid, pero siempre lo tendría a él; y Magnus no había imaginado ni en sueños que terminaría siendo un experimento para intentar salvar a la raza humana de su inminente extinción, pero aquí estaba ahora, con dos bebés en camino y perdidamente enamorado de su encadenado.

Así que no, no iba a permitir que un grupo de personas –tan obligadas como ellos a vivir con completos desconocidos encadenados a ellos– lo hicieran sentir mal.

¿Cuál era la única diferencia entre ellos y él? ¿Que él era un hombre encadenado a otro? No tenía porque ser importante. Sí, era algo "nuevo" –al menos oficialmente–, pero si no hubiera novedades terminaríamos estancándonos.

Por fin Cat tuvo su turno. Magnus se habría ofrecido a entrar con ella, pero sabía que su amiga y Etta necesitaban un momento a solas.

Y entonces quedaron sólo Sebastian y él. Sebastian le preguntó sobre su embarazo, se veía realmente intrigado. Había un conato de sonrisa mientras le preguntaba si podía tocar su vientre.

Magnus, sin pena alguna, había tomado su mano y la había guiado a un costado de su abultado vientre. —Puedes tocar a mis hijos ya que yo amo al tuyo.

Sebastian había sonreído realmente entonces, más que por sentirlo por sus palabras. Eran demasiado amables y especiales todos, aceptando y amando a su hijo en sólo unos cuantos días.

—No digo que me alegre de lo que le pasó a la mamá de Enaid –Magnus sostuvo su mano sobre la de Sebastian mientras lo decía–, nunca lo haría y no puedo ni imaginar lo que es perder a tu encadenado –él se estremeció de sólo imaginarse sin Alec–, pero, ¿tal vez sea el destino trayéndote a nosotros? Es extraña esta familia, lo sé, pero en estos pocos meses nos hemos convertido en eso, una familia. Y ahora tú y Enaid son parte de ella. Nunca podremos suplirla a ella, pero tampoco los dejaremos solos. Lo sabes, ¿verdad? No es sólo tu hermana, no sólo Clary, han ganado una nueva y loca familia.

Sebastian había parpadeando varias veces, sus ojos verdes inundados de lágrimas. —Lo s-siento, t-tengo...tengo que i-ir...

Magnus soltó su mano su mano y asintió mientras extendía sus brazos para tomar a Enaid mientras Sebastian se tomaba un momento para tranquilizarse.

Fue mientras estaba ahí solo con el bebé que su móvil sonó. Sabía sin tener que ver en identificador que era Alec. Su hermoso y protector encadenado había estado fuera con sus hermanos cuando él había decidido acompañar a Cat.

—Hola, Garbancito –él sonrió al pequeño Enaid cuando se le quedó mirando como si se refiriera a él.

—N-no... –el balbuceo de Alec lo hizo sonreír–, no me llames así, Magnus. Y no me hables tan tranquilo mientras yo estoy aquí preocupado. Llegué y no estabas. No se supone que en tu estado salgas solo. ¿Qué era tan importante que no podías esperarme?

Magnus se habría reído si Alec no se notara a punto de un ataque de pánico. ¿Es que Simon no le había dicho a donde habían ido? ¡Simon estaba en casa cuando salieron!

—No te enojes, Alexander, estoy en la Clínica, lo que pasa es que...

—¿La Clínica? ¿Qué...? ¿Por qué...?

—No es nada, no soy yo... –y en ese momento en pequeño Enaid decidió moverse demasiado–, Dios, espera, dame un momento, el bebé...

—¿El bebé? ¿Max o Rafa? Dios, Magnus, ¿por qué te fuiste sin mí? ¡Voy para allá!

—No, Alexander, no soy yo, ¡espera! –Magnus gritó mientras sostenía mejor a Enaid, pero Alec ya había colgado.

Magnus apenas iba a cumplir los siete meses de embarazo, sólo podía imaginarse la angustia y los pensamientos de Alec ahora mismo al pensar que el parto se había adelantado.

El gruñó después que una tercera llamada fuera directamente al buzón de voz.

No pasaron ni quince minutos antes de que un Alexander Lightwood viéndose como loco entrara a la sala donde Magnus estaba. El alivio en su rostro hizo que Magnus quisiera correr a abrazarlo y decirle que todo estaba bien, pero era justo ahora un muy embarazado hombre con un pequeño dormido en su regazo, así que sólo extendió una mano hacia él.

Alec prácticamente corrió hasta su encadenado, tomó esa mano y se arrodilló a su lado, su otra mano fue a un costado de su vientre. —¿Qué fue? ¿Algún dolor o...? ¡Debiste llamarme!

Magnus se inclinó un poco hacia adelante, juntando sus frentes. —Estoy bien, Alexander. No estoy aquí por eso...

Pero Alec no lo estaba escuchando.

—Si mis hijos van a nacer, el primero en saberlo y quien estará a tu lado en todo momento soy yo...

Una chica con un vientre apenas abultado, que había mirado toda la escena, los interrumpió: —Ustedes son Magnus y Alec, ¿cierto? Los Encadenados. Entiendo que es su primer embarazo, pero saben que no funciona así, ¿verdad? El nacimiento, quiero decir. No podrán estar juntos.

¿Qué?








* ~ * ~ *

¿Qué? 😱😂

No será como ellos se imaginan, ¿cómo creen que sucederá entonces cuando Max y Rafa estén por nacer?

Y en pobre Alec 🙈💔 imaginen su pánico... Todo culpa de Simon 🙊😂

Por cierto, esta historia tiene ya más de 300k de lecturas 😱 wow, ¡GRACIAS! ❤

Encadenados (Malec Mpreg)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin