92. Enaid

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Aquel pequeño travieso miró con sus intensos ojos verdes a Magnus. Su boquita en tiernos pucheros mientras intentaba con sus manitas todavía faltas de buena coordinación atrapar uno de los lazos brillantes de la camisa de Magnus.

Magnus soltó una risita y atrapó una de aquellas manitas de piel cremosa, dejó un beso en ella y el bebé dejó salir un ruidito feliz, tratando de acercar de nuevo su manita para conseguir otro beso.

—Aaww —Magnus canturreó feliz, mirando a través de la habitación, buscando a su encadenado—. Mira, Alexander, ¿no es hermoso?

Alec se acercó a la cama, donde Magnus yacía con el pequeño Enaid, el hijo de Sebastian. El pequeño era idéntico a su padre, era evidente que había heredado de él el cabello rubio platinado y esos ojitos verdes. Ninguno de ellos sabía cómo era su encadenada, pero era evidente que él bebé se parecía a Sebastian y no a ella. Y Alec se dijo que no fuera un celoso ridículo porque su encadenado encontraba adorable al bebé y lo había estado ignorando los últimos minutos.

—¿No es hermoso? —repitió Magnus, con una sonrisa, una de sus manos seguía jugando con las del bebé y la otra extendida hacia Alec.

Alec la tomó, derritiéndose y suspirando ante la increíble sensación que siempre lo llenaba al tocar a su encadenado. Y sabía que no era la simple conexión forzada entre ellos. Él nunca había sentido esto, había sucedido hasta que se permitió conocer a Magnus y enamorarse de él.

Dejó un beso en la palma de la mano de Magnus antes de sentarse tras él, posó la suya en la espalda baja de su encadenado, masajeando suavemente, apoyó su barbilla en el hombro de Magnus y desde ahí miró al bebé que le regresó la mirada con aquellos ojitos verdes muy abiertos.

El niño hizo un ruidito que sacó una sonrisa de Alec. Aquellas manitas estaban en movimiento de nuevo.

Magnus se apoyó en su encadenado, sonriendo. —Creo que le gustas, Alexander —se volteó lo suficiente para dejar un beso en la mejilla de Alec—, tiene buen gusto, ¿quieres cargarlo?

Alec frunció los labios y dudó. Se veía tan pequeño y frágil. —No sé, Magnus...

—Oh, vamos —Magnus intentó levantarse. Con calma, ya que su abultado vientre no le permitía movimientos ágiles como antes—. Pronto vamos a tener a Max y Rafa y no pretenderás cargarlos hasta que dejen de ser pequeños, mi amor.

Alec amaba cuando Magnus le decía "Mi amor".

Y Magnus alguna vez le había dicho lo mismo a él.

Y es que aunque supieran que era así, que se amaban uno al otro, la verdad es que escucharlo con todas sus letras siempre hacía que las dichosas "mariposas" llenaran sus estómagos y sus corazones se aceleraran.

—Bien —Alec sabía que estaba sonriendo como tonto mientras ayudaba a Magnus.

Magnus intentó varias veces, buscando la forma correcta para tomar al pequeño Enaid.

Alec comenzó a dudar: —¿Seguro puedes? ¿Deberías, en tu estado, cargar al bebé?

Magnus resopló indignado y Alec se rió, recordando como en cuanto Sebastian llegó a la mansión Lightwood, Magnus se había lanzado en busca del bebé.

Igual que cada mujer embarazada en la casa.

Y Simon.

Oh y, fingiendo no hacerlo, Jace también.

Pero Magnus se había ganado a Sebastian con sus ojos llenos de chantaje y había conseguido el primer turno con el bebé.

Por fin logró acomodarlo para poder pasárselo a Alec. El bebé, a pesar del ajetreo y los brazos desconocidos, no lloró o se quejó. Sólo miraba curioso de Alec a Magnus, y luego rió cuando por fin estuvo en brazos de Alec.

—Se ven hermosos —dijo Magnus, abrazando su vientre, y mirando alrededor—, espera, voy a tomar una foto. Serás el papá más hermoso, Alexander.

Magnus seguía refunfuñando, buscando una cámara o un celular, cuando Jace se coló discretamente en su habitación, quejándose de Sebastian acaparando a Clary.

Alec lo miró, a punto de decirle que no fuera desconsiderado, el hombre acababa de perder a su encadenada, obviamente necesitaba el apoyo de Clary...

Pero entonces Magnus gritó: —¡No! !Es mi turno, Jace! ¡Ni se te ocurra!

Alec saltó, arrullando al bebé casi por instinto cuando comenzó a llorar. Sólo entonces notó que, en efecto, Jace estaba peligrosamente cerca ahora.

—Mira lo que hiciste —Jace miró mal a Magnus—, ahora voy a tener que llevármelo. Dámelo, Alec.

Alec los miró divertido antes de huir con el bebé.

Tal vez esto era lo que les hacía falta a todos para volver a reír.

Tal vez Enaid los salvaría a todos.

El alma inesperada de esta familia.







* ~ * ~ *

¿No amaron esa escena malec von el bebé? ¿No murieron de ternura? 😍

¿No aman al pequeño Enaid?

Enaid, como algunos ya saben,significa "Alma" en galés 😻 como mi hermoso Alejandro Stevens de Atrapa mi alma

Y Jace 😂, ¿qué podemos decir de él?

Encadenados (Malec Mpreg)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant