20. No es tan malo

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—¿Qué? —la palabra de Magnus detuvo los movimientos de Alec que volteó a verlo con incredulidad—. ¿No qué?

Magnus suspiró, acercándose a Alec, ¿por qué tenía que ser tan difícil?

—No voy a ir en metro, Alexander. No me gusta y no me quiero arriesgar a accidentes —se arriesgo a poner su mano en el brazo de Alec, sólo para qué éste retrocediera un paso—. Deja de preocuparte, Alexander, por Dios. ¡Nadie va a juzgarte, estamos encadenados! No fue nuestra elección, así como todas las parejas de encadenados que caminan libremente, lo haremos tú y yo. Nadie nos va a dar más de una mirada siquiera, así que deja de actuar así. Llevamos unos minutos fuera y ya no aguanto.

Los ojos azules de Alec se abrieron demasiado ante las palabras de Magnus.

—Estoy cansado, ¿sabes? Yo también me sorprendí ante la decisión que tomaron de encadenar varones, tú y yo, pero no te estoy culpando ni tratando mal, así que ya basta, Alexander. Vete en metro si quieres, yo voy a esperar a tu hermana, o dame la dirección y veré cómo llegar.

—Magnus, yo...

Los labios de Magnus empezaron a temblar. Malditos cambios hormonales, no podía llorar justo ahora. Se dio media vuelta, sin esperar a Alec, y caminó hasta la parada que estaba frente a la clínica. Se hundió en uno de los asientos, con una mano sobre su vientre.

—Eres tú, ¿verdad? —la pregunta de una vocecita infantil lo hizo parpadear sus lágrimas y voltear, sonrió a la niña que le hablaba.

Soy yo —dijo Magnus divertido.

—Disculpe —la madre de la niña intervino, sonriendo apenada—. Salió en las noticias, ¿sabe? Es una locura que lo estemos conociendo. Clara estaba emocionada cuando vio su historia en el reportaje.

¿Reportaje?

—¡Estás embarazado! —la niña saltó frente a Magnus con una gran sonrisa—. ¡Embarazado!

—Clara, deja al hombre —un chico apareció y le sonrió a Magnus, mientras tomaba a la niña de la mano.

—¡Él es Magnus! —gritó ella feliz—. Y él es mi papá.

—¿Ustedes son...? —Magnus estaba tan sorprendido.

—Ellos son mi familia —dijo la mamá de clara—, Albert y yo fuimos encadenados hace algunos años. De esa unión nació Clarita. No es tan malo; buena suerte, Magnus.

Ellos se fueron y Magnus se quedó ahí, con una pequeña sonrisa.

Alec había sido testigo de la insólita escena en la distancia. Iba a dar un paso hacia Magnus cuando un claxon los hizo voltear a ambos.


Encadenados (Malec Mpreg)Onde histórias criam vida. Descubra agora