55. Te quiero a ti 💕

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Alec no podía dejar de mirar a Magnus desde el momento en que salieron de la clínica. Ni de intentar protegerlo -mucho más que antes- de cualquier peligro por mínimo o irreal que fuera.

Magnus no se quejaba, le gustaba ser mimado por su encadenado.

Y no es que todavía pudiera dar saltos desde el odiado taburete. Con casi cuatro meses de embarazo ya estaba demasiado abultado su vientre, y aunque pudiera no lo haría, nunca pondría en peligro a sus hijos.

Sus hijos.

Todavía no podía dejar de repetir el sonido de sus corazones, de ver las impresiones de los ultrasonidos, de tratar de encontrar los nombres indicados...

Tenía uno en mente, pero no se atrevía a proponérselo a Alec.

Y hablando de eso, Raphael entró una semana después de que ellos supieran que iban a ser dos niños. Magnus se había negado a decírselo por mensaje o llamada, y exigió a Catarina y Ragnor guardar el secreto.

—¡Rapha! —Magnus casi corrió de su silla cuando lo vio.

Raphael intentó -y falló- no sonreír, ellos cuatro siempre habían sido grandes amigos, pero desde su embarazo Magnus estaba demasiado amable y cariñoso con él. —Hey, ustedes. ¿Cómo te fue en tu última revisión? ¿Ya supieron que serán estos monstruos?

—No los llames así —Magnus hizo un puchero—. ¡Y serán niños! ¿Por qué tardaste tanto en venir? Quería contarte y no aparecías...

Raphael acarició el vientre de Magnus, sintiendo algo moverse, sus ojos muy abiertos. —¿Sentiste eso? Y sólo fueron unos días, estuve ocupado, Magnus. No vivo aquí con ustedes.

—¡Podrías! —Magnus ofreció sin pensarlo, pensando en que Ragnor y él se verían más si eso sucedía—. Podrías vivir aquí. Y eso son ellos moviéndose, ¿lo sentiste tú?

Alec detuvo su charla emocionada, tomando el brazo de su encadenado. —¿Podríamos hablar un momento?

Raphael sonrió ampliamente, le dio un largo abrazo a su amigo antes de soltarlo. —Voy con Ragnor y Cat. ¿Vienes antes de que me vaya?

Magnus asintió mientras Alec lo guiaba a otra habitación. —¿Qué pasa?

—¿Como que qué pasa? ¿Qué tienes con el señor Santiago?

Magnus estalló en carcajadas, sosteniendo su vientre.

El ceño de Alec se frunció. —No veo lo gracioso, Magnus. Primero tu doctora y ahora esto.

Magnus seguía riendo, ignoró el comentario sobre Etta porque no entendía a qué se refería. —Lo... siento... —dijo, entre risas—, es que... lo llamaste...Señor Santiago —entonces volvió a reír.

—¿No se llama Raphael Santiago?

—Sí, sólo suena chistoso —intentó ponerse serio cuando vio la expresión de Alec—. ¿Qué pasa, Alexander? -—preguntó, tomando sus manos.

—Eso me preguntó yo. ¡Lo invitaste a vivir contigo! Creo que eso es ilegal —volvió a argumentar Alec.

Magnus se sintió culpable. ¿Por qué el amor tenía que ser ilegal? Catarina, Ragnor, y Raphael no tenían la culpa de este encadenamiento, y ellos estaban dispuestos a ser buenos padres sin sacrificar su amor. Ellos serían felices juntos.

—Tal vez, pero es amor, y nadie tiene que saberlo...

Alec jadeó sorprendido. Él le ofrecía tontamente a Magnus una vida juntos y él hablaba de amar a otro hombre. Soltó sus manos de las de su encadenado y dio un paso lejos de él. —¿Amor? ¿Y pretendes que yo guarde el secreto, Magnus?

Magnus hizo una mueca. ¿Qué tenía de malo? Incluso Isabelle, la primera vez que se vieron, dijo que no renunciaría a sus hijos aunque no funcionara su encadenamiento.

—Sí, es por una buena causa, Alexander. Por favor.

—¡Me estás diciendo que amas a otro hombre, quieres que viva aquí, y esté bien con eso! —Alec empezó a gritar, sin importarle si lo escuchaban.

Magnus frunció el ceño. —No grites, por favor. Y claro que amo a Rapha, como a Ragnor y Cat, pero eso qué tiene que ver con... Ah... —entonces entendió por fin, soltó una risita mientras se acercaba de nuevo a Alec y lo abrazaba, sabiendo que él nunca lo empujaría ni le haría daño—, ¿tú crees que yo amo a Rapha como... —casi dice "Como te amo a ti"— ...como a una pareja?

Alec hizo una mueca. No lo quitó, pero tampoco le regresó el abrazo. —Eso dijiste tú, que lo amas y es buena idea que viva aquí.

Magnus buscó su rostro, su mirada, y sus labios. —Eres un tonto, Alexander —dijo con un suave beso—. Raphael es mi amigo. Quiero que viva aquí y guardes el secreto no de él conmigo, sino de él y Ragnor.

Entonces esperó a que Alec comprendiera.

Y sólo porque lo sentía, agregó: —Y yo te quiero a ti.






* ~ * ~ *

Alec ya sabe del ragnael 😱 ¿será que deja sus celos? 😂

Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now