15. Dispuesto

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—A-alexander —la voz de Magnus tembló. El deseo era innegable, era imposible no desear a alguien como su encadenado, y el hecho de estar encadenados sólo lo hacía más fuerte, pero no había pensado que iba a suceder así.

¿Qué lo había hecho cambiar de opinión?

Alec respiraba con dificultad, su coraje seguía ahí, sus ganas de demostrarle a su encadenado que era suyo, y algo desconocido ardía en su vientre, palpitando más hacia abajo.

—¿Alexander? —Magnus insistió.

Alec masculló algo como "¿Para qué esperar?" antes de maltratar sus labios con otro beso que más que dulce parecía un castigo.

Magnus sintió el peso de su cuerpo acomodarse sobre el suyo, adaptarse al suyo, no sabía si era por ser encadenados, pero se amoldaban perfectamente, encajaban como dos piezas exactas.

Las manos de Magnus fueron a las caderas de Alec, más para sostenerlo que para otra cosa. Las de Alec descansaban a ambos lados de la cabeza de Magnus, ambas cerradas en puños. Sus labios ardiendo y doliendo por el beso. Ambos con los ojos cerrados, imaginando el cuerpo del otro  sintiendo cada célula encenderse y reconocer al contrario.

Sus ojos se abrieron y rompieron el beso al sentir la sensación crecer. Magnus trago antes de hablar: —Ya decidiste, ¿verdad? Lo siento. ¿Lo sientes también?

Alec asintió lentamente. No había cambiado su idea de esto, tenía dudas y reclamos de toda esta situación, pero parecía que el momento de cumplir había llegado.

Magnus asintió, evitó su mirada cuando habló: —No vamos a hacer el amor, no me engaño con eso. Pero, ¿puedes al menos no ser rudo como cuando me besas? Sólo eso te pido. Estoy también dispuesto a terminar con esto ahora, Alexander. Tómame suavemente, por favor.

Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now