32. Helados

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Magnus estaba feliz, sentado en un taburete alto, sus pies moviéndose como los de un niño alegre. Golpeteaba suavemente con sus dedos sobre la mesa, mientras con otra mantenía abierto el libro que había comenzado a leer mientras esperaba a Alec.

Una enorme sonrisa adornaba sus labios, las mejillas ya le dolían. Y qué importaba si había leído ya cinco veces el mismo párrafo y no entendía nada.

Alec, desde su lugar en la fila, vigilaba a Magnus. ¿Por qué tenía que subirse siempre a esos taburetes cuando había sillas perfectamente normales?

Ahí podía enredarse uno de sus pies y Magnus caer. O cuando saltaba podía tropezarse y...

Una discusión adelante de él lo sacó de sus pensamientos negativos -¿por qué tenía que ponerse a pensar sólo cosas trágicas?-. Una pareja, encadenados, de algún modo lo supo, discutía en voz baja.

"Es muy mono" decía ella "es el chico que salió en las noticias, el primer encadenamiento de dos hombres. Él es quién está embarazado. Muero por ver el desarrollo de su embarazo, seguro se verá..." el parloteo feliz de ella había sido interrumpida por su encadenado, él había chasqueado la lengua y en voz más alta dijo "Es repugnante que hagan eso. Usar como excusa la inminente extinción de la humanidad para tales actos depravados. Ese hombre es un fenómeno ahora, lo que se verá es..."

Alec apretó sus puños. Quiso salirse de la fila, tomar a Magnus y correr a encerrarse en su habitación, y no salir nunca más. Quiso huir de esta realidad, no era justo que los juzgaran sin saber... Y entonces, entonces comprendió que él hizo lo mismo con Magnus, que había sido un idiota como este tipo que tenia en frente y del cual no tenía por qué huir, él no tenía por qué sentirse culpable porque... —Ellos no buscaron esto.

—¿Disculpa? —el hombre lo miró, claramente molesto por la interrupción. La chica se veía apenada.

¿Por qué tenía ella que apenarse por su idiota encadenado?

Y entonces, de nuevo, se sintió horrible. Él hizo pasar por lo mismo a Magnus.

—Que ese hombre, ni su encadenado, no pidió ser este primer experimento homo. Ni usaron como "excusa" la extinción de la humanidad para ser "depravados". No es que ellos lo desearan. Y no es un fenómeno, es casi un milagro que un hombre lleve vida dentro. Así que no hables si no sabes...

El hombre empezó a insultarlo mientras su encadenada tiraba de él. "Vámonos, Sam" decía ella. —¿Y tú cómo sabes que no lo disfrutan? —le ladró el tipo.

Alec no se movió de su lugar. Aunque sí era intimidantemente grande, él podía defenderse. Y Magnus lo valía, aunque no fueran más que encadenados, lo valía. —Porque yo soy su encadenado.

Sintió su respiración atascarse en su garganta. Muchos lo miraban, atraídos por el escándalo. Sintió su corazón latir como loco. Él no quería ser señalado como raro, y ahora iban ya dos veces que decía en voz alta que era encadenado de Magnus... ¿Qué le pasaba?

Antes de que el tipo dijera algo, su encadenada lo arrastró lejos. Y un Magnus muy sonriente llegó a su lado. Estaba terminando una llamada, todavía llevaba el móvil en la mano y en la otra la bolsa llena de libros. Alec se apresuró a arrebatársela. —¿Por qué no te quedaste esperando allá? Magnus, esto pesa mucho y...

Magnus no lo estaba escuchando. Él ya veía los montones de sabores de helados, con una gran sonrisa empezó a señalarle varios a la chica que atendía. Mientras posaba la otra, tal vez inconscientemente, sobre su vientre. Ahora se estaba estirando sobre el mostrador para ver más sabores. Alec intentó tomarlo del brazo y hacerlo regresar, pero la chica negó con una sonrisa.

—Quiero de chocolate, coco, menta... —Magnus dijo como cinco sabores con una sonrisa tan grande que Alec se guardó su "Eso es mucho helado".

Cuando recibió su gran helado, dirigió su sonrisa a Alec, y después regresó a su mesa.

Alec no se había dado cuenta que estaba sonriendo y lo seguía mirando hasta que la chica repitió su pregunta "¿Usted de qué sabor?". Alec se ruborizó y pidió del primero que vio. Ella le sonrió cuando se lo dio y después su cambio. —Tienes un encadenado muy lindo —le dijo inesperadamente—. No hagas caso a lo que digan tipos como ese. Es un gran paso lo que han hecho con ustedes, ¿sabes? Nos da esperanza a muchos...

Alec sólo asintió y caminó hasta Magnus, preguntándose a qué se refería la chica, ya estaba frente a Magnus cuando creyó comprenderlo. ¿Ella insinuó que realmente había gente que estaba así por gusto y no por una cadena, hombres con hombres y mujeres con mujeres?

Encadenados (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora