40. Beso sobre beso

10.9K 1.2K 263
                                    

«Creo que cuando encuentras a la persona correcta, esa que te hace sentir lo que nadie más, esperarías por ella el tiempo necesario, porque no hay otra para ti... Sí, el Soñador va a esperar, y sí, yo esperaría...»

Magnus se lo había dicho con una sonrisa y una caricia en la mejilla, después de aclararle muchas veces que estaba bien, no le dolía el golpe que le había dado con el libro. "Pero, para la siguiente ocasión en que no estés de acuerdo conmigo, dilo y no me golpees" había dicho con un puchero, Alec había querido recorrer ese labio sobresaliente y eso lo sorprendió.

Ahora estaba Magnus recostado, con el vientre descubierto, la camisa alzada y los pantalones un poco abajo, Alec podía ver demasiada piel de Magnus, piel que no había visto más que la ocasión en que tuvieron que estar juntos. Sintió sus mejillas arder al darse cuenta que estaba mirando demasiado a su encadenado, pero él no lo notaba, él estaba hablando con su querida doctora.

Alec hizo una mueca.

Era su segunda cita médica, y el primer ultrasonido que le hacían a Magnus. Las manos de Etta, la doctora, estaban sobre su vientre antes de que usara el el gel y el aparato que permitía ver esos diminutos puntos en la pantalla. Dos.

Sus hijos. Nuestros hijos.

Alec sintió algo extraño en su vientre y su pecho al darse cuenta que eso eran sus hijos.

Magnus sonreía mientras los veía, aunque todavía no había mucho que ver, apartaba la mirada sólo unos segundos para escuchar a Etta: —Todavía son tan pequeños, pero con cada ultrasonido irán notando los cambios en su desarrollo, seguramente para el próximo mes ya podrán escuchar sus latidos.

—Gracias, gracias —Magnus lo repitió montones de veces y Alec quería gruñir, no tenía que agradecerle, ese era su trabajo.

Todavía antes de salir, prometiendo llamarla o enviarle textos si algo ocurría o cuando terminara sus libros sobre embarazos, Magnus volvió a agradecerle, recibiendo una sonrisa y un beso en la mejilla por parte de la doctora.

Alec sintió su ceño fruncirse mientras Etta le pedía cuidar de su paciente favorito. Qué descaro. Magnus era suyo...su encadenado. Pero Magnus no notó nada de eso, él ya iba feliz por los pasillos casi saltando alegremente.

Alec lo alcanzó, y sin pensar en lo que hacía, lo detuvo y lo hizo girarse hacia él. Magnus no perdió su sonrisa, iba a preguntarle qué pasaba, cuando Alec se inclinó y besó su mejilla, justo donde Etta había puesto sus labios, como si quisiera borrar con su beso el de ella.

Magnus sintió su sonrisa hacerse un poco más grande. —¿Y eso por qué fue? —tomó de la mano a Alec mientras avanzaban por los pasillos de la clínica, dispuesto a soltarlo al salir, para no incomodarlo.

Pero Alec no lo soltó, mantuvo sus manos juntas hasta que llegaron al auto. —Sólo quise hacerlo —se encogió de hombros—, somos amigos, ¿no? ¿No se besan los amigos?

Magnus pensó en el beso que él soñaba con Alec, no precisamente de amigos. —Puedes besarme cuando quieras —no aclaró qué tipo de besos.

Alec sonrió, aliviado. —Supongo que estás feliz. La doctora dijo que el embarazo va bien.

Magnus estaba mirando por la ventana, mientras Alec conducía de regreso a la mansión Lightwood. Su ultrasonido había sido el último, Clary, Izzy, y Catarina ya lo habían tenido y le habían mostrado las impresiones.

—Sí, estoy feliz de que vaya bien y mis hijos estén sanos...

Alec sintió una punzada de culpa. Dijo "Mis hijos", no "Nuestros".

Magnus volteó para mirarlo. —Ya ha pasado un mes, verás como los siguientes pasan cada vez más rápido y pronto serás libre.

Alec asintió, porque ese era el trato, era lo que él quería, que el embarazo terminara y con ello las cadenas, ¿cierto?

Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now