102. Eterna juventud

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Catarina no había entendido por qué Etta actuaba así, incluso avisó a su secretaria que llevaría a la "señorita Loss" a su casa porque no se había sentido bien desde su revisión.

La chica la miró sin interés y asintió.

—Ni siquiera le interesó lo que le dijiste –Catarina le había dicho, cuando ya habían salido de la Clínica.

—No, pero lo habría hecho si no decía nada, habría llamado la atención que con sólo llegar tú, yo saliera. Eso sumado a los "fallos" de las cámaras.

—¿Te estoy metiendo en problemas? –Cat había preguntado, bajando la mirada, y abrazando su vientre.

Etta negó, sin dudar. —Lo hago yo sola. Había olvidado lo que es sentir y actuar libremente.

—¿De qué hablas?

Etta había suspirado, tan cansada de repente. —Nadie sabe realmente qué nos sucedió, ¿cierto? A la humanidad. Por qué menguamos tan abruptamente, cómo es que en unos cuantos días la población casi se acabó. Fueron tantas muertes, como ninguna peste o guerra logró antes...

Catarina se encontró mirándola con ojos entrecerrados. ¿Por qué Etta hablaba como si lo hubiera vivido?

Era demasiado joven para eso.

—Y "nadie" supo qué sucedió. Simplemente, como por una gran coincidencia, las Clínicas comenzaron a funcionar, los experimentos, los primeros encadenamientos...

Etta no podría haber estado cuando comenzaron, cuando fueron los primeros, ¿cierto?

Ella no podía recordar lo que fue la vida antes de las cadenas.

No podía.

—No debería estarte diciendo esto, pero tampoco debería haberte mirado con un interés diferente al de tu doctora, nunca debería haber dejado que mi corazón se preocupara de más con Magnus y hoy no estaríamos aquí.

—No te entiendo –Catarina comenzó a ponerse nerviosa, sin saber por qué, cómo cuando intuyes que se viene algo inmenso que cambiará tu vida.

Etta estacionó el auto, sin haber llegado a la mansión Lightwood. Suspiró y cerró los ojos con fuerza. Habló así, sin mirarla. —No estoy orgullosa de nada de esto. De las decisiones que se han tomado y los caminos que nos hemos visto obligados a seguir. De quitarles el libre albedrío a los primeros sobrevivientes y a los nacidos después de las cadenas. Pero nunca nos han dado una elección a nosotros tampoco.

—¿Nosotros, quiénes? –y casi tenía miedo de preguntar.

—Antes de que todo ocurriera, el doctor Robinson, un científico importante, reclutó estudiantes con potencial a través de todo el mundo. Yo fui una de ellas. Abrió Clínicas, las que comenzaron a funcionar, al menos de manera oficial, cuando todo sucedió. Antes de eso, empezamos con experimentos. El doctor Robinson quería extender la vida humana y, por Dios, ¿qué estudiante, lleno de sueños, no quiere contribuir a algo tan grande para la humanidad? Como la mítica fuente de la eterna juventud...

—Etta...

Pero ella no escuchó, tan perdida en sus recuerdos, o no le hizo caso. —No, no hablo de inmortalidad. Al menos no inicialmente. Todos creíamos que eran meros experimentos, de los que nunca, en ninguna época, faltan.

—¿No lo fue?

Etta negó. —No fue aquí, no fue en esta Clínica que encontraron una posible fórmula. Un día, cuando las noticias se atestaron de muerte colectiva sin razón, el doctor Robinson nos visitó a cada una. Dijo que era un virus, dijo que aquella inyección era únicamente para prevenir, que nos haría inmunes a la enfermedad y así podríamos contribuir al bien mayor. No era verdad. Creo, no sólo yo, aunque nadie nunca lo ha dicho abiertamente, que el doctor fue quien liberó aquel "virus" cuando la fórmula se encontró. Él siempre defendió la teoría de la sobrepoblación, que era mejor calidad que cantidad y siendo tantos, no estábamos teniendo la mejor vida. ¿Y qué mejor que vidas largas y buenas, siendo pocos para disfrutarlas? Desgraciadamente, el virus se salió de control y no sólo afectó a las áreas más sobrepobladas o pobres. Acabó con el 85% de la humanidad. Los pocos que quedaron fueron los primeros encadenados algunos años después, cuando fue evidente que el planeta no se curaría solo.

—¿Y ustedes? ¿Eran realmente inmunes? ¿La fórmula...?

—Yo tenía pareja –cuando los ojos de Etta se abrieron, brillaban por las lágrimas–. No se nos permitió seguir nuestras vidas a nosotros tampoco. Tal vez no nos encadenan, pero es peor. Magnus me recordó a Jeremy, tal vez por eso me preocupé tanto por él a nivel personal, la expresión herida y asustada de mi Jer cuando fue encadenado.

Catarina podía sentir su boca abierta. No pudo evitarlo.

¿Qué?

—Aquella supuesta inmunidad al "virus" era en realidad la primera fórmula que buscaba el doctor Robinson. No, no somos inmortales, pero estamos envejeciendo muy muy lentamente. Y es por eso que todos, absolutamente todos los empleados, no podemos emparejarnos más que con nosotros mismos. Es por eso que no nos encadenan. Es por eso que nunca me permití mirar a nadie... –sólo entonces Etta miró fijamente, sin volver a apartar la mirada, a Catarina–, ...hasta que Magnus me pidió ayuda, hasta que me suplicó ir con su amiga, y tú me miraste a mí. Y recordé que el mundo fue bueno alguna vez.

—No se permiten padres o madres solteras, como ya te dije, porque podrían dedicarse únicamente a sus hijos ya nacidos y no volverían a procrear. No se les permite seguir juntos sólo por ellos, debido a lo mismo, una pareja unida sólo por su hijo, no volvería a estar junta de ese modo. Y la humanidad se iría a pique de nuevo. Es por eso que se implementó aquella ley, habrá una prueba para saber si mienten o no, para asegurarse que realmente sienten algo por el otro. No somos tontos, el amor, "Amor" como antes fue, puede no surgir de la nada, ni en nueve meses, pero queremos al menos indicios. Y seguirían en pruebas y vigilancia constante al menos hasta un segundo embarazo libre.

Catarina ya no sabía qué decir o pensar. Finalmente lo que salió fue: —El mundo nunca volverá a ser el mismo, ¿verdad?

—No en un futuro cercano.

—¿Y tú? Tú y el resto, quienes ven una generación tras otra de encadenados, ¿qué es de ustedes? ¿pueden tener pareja, hijos...?

Etta sonrió. Tan rota, tan triste. Y negó.

"La eterna juventud tuvo un efecto secundario, daño colareral: los hizo estériles."

—No. Es por eso que nos hacemos cargo de los bebés que son retirados de sus padres. Es por eso que las personas encontradas incapaces de tener hijos, se unen a nosotros. Nos sirven más dentro que fuera.

—¿La fórmula todavía se usa?

—A pequeñas dosis la hemos dado –Etta apartó la mirada– a los bebés a nuestro cuidado y a los encadenados.








* ~ * ~ *

😱 ¿se esperaban eso?

Antes de que juzgue a Etta, nada de eso es su culpa, no empiecen, por favor. Sé que no les cae bien porque creían que tenía interés amoroso por Magnus –que, de hecho, nunca fue así–, pero sean objetivos y Etta no controla la situación de todo un mundo 💔

Y esta es la razón de los pensamientos de Joseph 😭💔

Ahora dejen sus teorías a futuro, dudas, opiniones, preguntas, etc...

Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now