75. Hay esperanza

8.1K 1K 257
                                    

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero, porque existe el vino y el amor, es cierto.
(Mario Benedetti)

* * *

Magnus seguía abrazando a Alec, ellos de pie, a un par de metros de donde Catarina, Ragnor y Raphael estaban sentados, sus manos todavía sobre el vientre de Cat. Era una escena hermosa. Alec y Magnus también tenían sus manos entrelazadas sobre el vientre de éste último.

Todos mirando a Etta.

Etta frunció el ceño. Había un lío de emociones en su interior. Catarina le acababa de confesar que a ella también le gustaba -a pesar de todo- y que quería la oportunidad de llegar a conocerla, una oportunidad de ver si eso podía ser amor. ¿Y no era perfecto?

Debería serlo. Pero también le estaba confesando una de las trampas que muchos encadenados cometían: pretender seguir juntos sólo para conservar a sus hijos.

Cuando en la Clínica descubrían estos casos siempre acababa mal. No podían conservar a los bebés con mentiras.

Ella era de las que pensaba que era injusto. Si seguían juntos, aunque no se amaran, ¿por qué no podían conservar a sus hijos?  Pero su opinión y la de otros tantos realmente no importaban, eso no cambiaba nada.

Ella podía perder su trabajo. Podía ser sancionada por ser parte de esto. ¿Y todo por qué? Miró a Magnus. Gran parte de todo esto era -indirectamente- su culpa. Había acudido a ayudar a Catarina por él. Su encadenamiento con Alexander, con otro hombre, había abierto posibilidades para aquellos que tenían preferencias por alguien de su mismo sexo, igual que para Ragnor y Raphael, había sido una oportunidad para ella. No es que hubiera a alguien a quien quisiera, no hasta que vio a Catarina.

A su bonita.

Etta mordió sus labios y negó una vez. —Necesito un momento.

Etta se encerró en el baño mientras todos sentían como se desinflaban un poco.



* * * * *

Magnus suspiró demasiado alto, Alec besó su frente y lo llevó a sentarse con él en el sofá. No dejó de abrazarlo en ningún momento, de acariciarlo, de hablarle entre murmullos cariñosos. —Estoy aquí. Estoy contigo. Estoy contigo, Magnus, sé que no basta, pero...

Magnus lo miró, sus ojos llenos de lágrimas. Lágrimas por el miedo a lo que podría pasar con sus amigos y la bebé. Y era su culpa. Si él no hubiera llamado a Etta...

Dejó su mano tocar el rostro de Alec, la punta de sus dedos acariciando la piel de su encadenado. —Tenerte a mi lado es más de lo que crees, Alexander. Más de lo que hubiera esperado. No somos invencibles juntos, cosas buenas y malas seguirán pasando, pero si estás a mi lado...creo que podemos enfrentarlo juntos.

Alec juntó su frente con la de Magnus. Su nariz frotó la de él. Sus labios se rozaron apenas con una sola palabra, una promesa: —Juntos.



* * * * *



Catarina se veía desecha mirando la puerta del baño. —Siento todo esto. Es mi culpa. Yo debí dejarla...debí dejar que se fuera. Por la bebé, por ustedes...

—Oye —Ragnor habló suavemente para ella, su mano frotando su vientre, sintiendo a su hija—. Tú mereces también una oportunidad de amar o de intentarlo al menos. Si ella te gustaba, si era parecía la indicada para abrir tu corazón e intentarlo... El amor no surge de un día para otro, pero siempre hay una chispa que se enciende y parece decir que es posible, que probablemente sea la persona indicada. Si tú sentiste eso con ella, nadie puede culparte por nada.

Raphael dejó un beso sobre el vientre de su amiga y, con una cara de agonía pura, sacó su mano de entre las de ellos. —Somos adultos y sabemos que no siempre lo correcto y lo que deseamos coincide. Yo... Y-yo... Si Etta decide no guardar el secreto, yo me iré —una sola lágrima resbaló por su mejilla—. Por ustedes y por la bebé, yo me alejaré y ella no tendrá que mentir.

Ragnor y Catarina querían decirle que no, pero en ese momento su hija se movió.

Incluso Alec, abrazando más fuerte a Magnus, sintió su corazón romperse al imaginarse esa posibilidad.

¿Por qué no bastaba amarse para ser felices?

Raphael entrelazó sus manos y dio un par de pasos hacia atrás, cuando lo que quería era aferrarse al hombre que amaba.

En ese momento la puerta del baño se abrió. Etta tenía los ojos enrojecidos, no miró a nadie, y su voz era firme. —Si nos descubren, todo irá mal para nosotros. Esto es, aunque no tenga sentido, ilegal, pero no puedo ver tanto amor y separarlos. He visto encadenados realmente enamorarse, como parece haber sucedido con Magnus y Alexander; he visto algunos mirarse con odio, pero con amor a sus hijos y eso bastar para fingir; y he visto a otros aparentar tan mal que no lo lograron... No puedo ver un amor como el de ustedes tres, una amistad tan grande, y separarlos. Si puedo ayudar... Y si puedo ser parte de esto, si puedo saber si esa chispa es real entre mi bonita y yo... Quiero intentarlo. No prometo que vamos a lograrlo, pero...vamos a hacer todo lo posible.

Hubo más lágrimas. Lágrimas de esperanza esta vez.

Ragnor y Catarina apretaron la mano del otro y se pusieron de pie a la vez.

Ragnor corrió a abrazar a Raphael y lo besó, ahí frente a todos. Sin duda, sin penas, sin ocultarse.

Catarina dudó, sólo un segundo antes de que Etta abriera sus brazos. Amistad, compañerismo, amor... ¿Quién sabe que podría surgir aquí?

—Te amo —Magnus y Alec lo dijeron a la vez, antes de besarse de nuevo.






* ~ * ~ *

Amé este capítulo 😭❤ ¿Qué les pareció?

Gracias por sus bellos comentarios ❤
Tengo que decir que me sorprendió que les intrigue y agrade tanto la amistad y el amor entre Cat, Ragnor, y Raphael 😱

Encadenados (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora