110. Un mundo mejor

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De hecho, incluso experimentaron otra vez el amor, a veces el 75% o aun el 85% del amor.
(Haruki Murakami)

—Raphael fue encadenado –Sebastian, que acababa de estar en la Clínica, le dijo a Clary.

Clary levantó la vista del bebé en sus brazos –ella e Izzy habían dado a luz en la misma semana de todo el desastre, Isabelle un día antes que ella–. Ambas parejas de encadenados habían aprobado y seguían juntos.

Sebastian acercó su mano, acariciando la pelucita de oro que era el cabello de la pequeña princesa de Jace. "Golden" insistía en llamarla él –Clary todavía estaba tratando de encontrar un nombre mejor–.

Hubo un ceño fruncido instantáneo entre las cejas de Clary. —¿Encadenado?

Sebastian asintió. No se supone que él debería saberlo, pero cierto guardia de ojos de plata se lo había comentado. "No le digas a nadie, todavía no puede saberse", "No lo haré. Si no confías en mí, ¿por qué me lo cuentas?", "No hagas pucheros, por favor. Sólo no le digas a nadie".

El dedo de Clary recorriendo su mejilla lo sacó de sus pensamientos.

—¿Por qué estás sonriendo? –Clary misma preguntó con una sonrisa–. Oh Dios, ¿es eso rubor? ¿Te estás ruborizando, Sebastian?

—¿Qué? ¡No!

La pequeña de unos meses de edad comenzó a llorar.

Clary suspiró y comenzó a arrullarla en sus brazos, pero Jace estuvo ahí al instante. Con el cabello revuelto por haber estado tomando una pequeña siesta. —¿Qué le pasó a mi princesa? –miró mal a ambos hermanos antes de tomar a su hija.

Clary simplemente lo miró caminar con ella, susurrando palabras para tranquilizarla, hasta el otro extremo de la habitación.

—¿No le dirás nada? –Sebastian miró a su cuñado. Ya era oficial, ya no eran encadenados, eran una pareja libre –tan libre como se podía ser en este nuevo mundo–.

Clary negó y sonrió. —Déjalo. Volverá pronto con ella... –Ella regresó la mirada hacia su hermano y le hizo una seña para que se acercara más–. Mejor dime, ¿qué pasa?

—No pasa nada... No estamos hablando de mí... Creí que te interesaría que tu amigo ya no es libre...

—Bueno –Clary habló lentamente–, yo no diría que es amigo mío, aunque sí, me interesa y volveremos al tema. Pero tú eres mi hermano, algo te pasa...

Sebastian hizo una mueca, miró a Jace —que ahora estaba en el sofá con la pequeña recostada en su pecho– antes de hablar. Hubo un largo suspiro. —No puedo decidirme.

—¿De qué hablas?

Sebastian miró sus manos mientras hablaba. —Yo realmente la quería... –Y Clary sabía que se refería a la mamá de Enaid–. Probablemente no diría que de existir un alma gemela, un amor único para ti, ella era el mío, pero la quería, pude fácilmente verme con ella toda la vida. Llámalo conformismo si quieres.

—No creo que sea conformismo, Sebastian. Ningún amor es igual a otro, tú amas a tu manera, yo a la mía, y así cada uno... Hay quien decía, antes, ya sabes, que no siempre se ama al 100%. Tal vez era tu caso, y es que aunque quiero a Jace y aprobamos, no podemos decir que es el amor perfecto. Por favor, nos conocemos hace menos de un año. Quizá va a madurar y se convierta en eso, no lo sé, pero te entiendo y no es conformismo.

Sebastian le sonrió a su hermana. —Pero es que... –mordió su labio inferior–, no debería sentirme atraído...

—¿Por Joseph? –Clary lo susurró. Ambos sabían que, en teoría, la "primer" pareja de este tipo eran Alec y Magnus. Los famosos encadenados.

Sebastian la miró mal.

—Oh, perdón –Clary hizo un gesto exagerado–, ¿por la idea de hacer un mundo mejor formando parte de la Clínica, al lado de ese bello guardia de ojos de plata...?

Y esa sonrisa fue imposible de ocultar. —Sus ojos realmente parecen de plata, ¿cierto? Y cuando sonríe... –Sebastian suspiró–, es como plata líquida, debería ser imposible... Yo no... Antes, yo nunca...

Clary tomó las manos de su hermano. —No hay nada malo en lo que quieres hacer. Es tan noble que tengas esperanza en que esto sea posible.

—Ha pasado tan poco tiempo, sólo unos meses, no debería... Es un hombre y...

—Y te gusta, ¿y qué? Si la persona correcta llega, alguien que te hace sentir más de un cierto porcentaje mínimo, ¿por qué esperar? Es como ese viejo cuento, Sebas, el de las almas gemelas que se dejaron ir porque todo parecía demasiado perfecto y fácil. Se reencontrarían si era su destino, tarde o temprano... ¿Y qué sucedió?

—Se reencontraron, hubo una mirada de reconocimiento, pero no se recordaron –Sebastian también conocía la historia.

—¿Entonces? Dondequiera que ella esté, creo que te querría feliz. Y yo creo que tienes razón, no sólo Joseph y Etta pueden ser buenas personas, debe haber más. Una revolución no puede empezar sino desde adentro, ustedes podrían algún día, tal vez no hoy ni a tiempo para tantas personas, pero algún día podrían cambiar este mundo. Tal vez para Enaid, para tu sobrina...

Sebastian la miró. ¿Y si también quería conocer a Joseph, si también soñaba con pasar su manos a través de esos brazos fuertes, que lo envolvieran y esos labios gruesos tomaran los suyos...?

Dios.

No alcanzó a responder porque la puerta se abrió de golpe, provocando un nuevo llanto de la bebé y una mirada asesina de Jace hacia Simon.

—Lo s-siento –éste venía sin aliento–, A-Alec... –tomó una respiración antes de seguir–, Alec y Magnus... Están en televisión...

Incluso Clary se apresuró a salir de la cama.

¡Por fin, después de más de una semana, se sabría qué pasaría con ellos!







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Gracias a quienes respondieron que sí les interesaría la historia. Cuando la termine aquí comenzaré la corrección y les avisaré cuando esté disponible 😻

 Cuando la termine aquí comenzaré la corrección y les avisaré cuando esté disponible 😻

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👆 no sé si sepan, ese es el primer libro que publico en físico. Está disponible para cualquier país (si a alguien le interesa, el link está en mi tablero de mensajes ❤), y me gustaría que Encadenados sea la segunda 😻  ¡Gracias por el apoyo! ❤

Encadenados (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now