Encadenados (Malec Mpreg)

56. La persona que amo

Alec ignoró como su corazón latió feliz por ese "Yo te quiero a ti", todavía receloso preguntó: —¿Ragnor y Raphael?

—Sshh —Magnus cubrió los labios de su encadenado con su mano—, no lo grites, es secreto. Y sí —sonrió, una sonrisa traviesa que Alec ya sabía reconocer—, el señor Santiago —ignoró la mueca de Alec— y el señor Fell son más que amigos, su relación siempre ha sido muy cercana, su amor era diferente al que nos tenían a Cat y a mí. Y luego Cat y Ragnor fueron encadenados, y temí que no hubiera solución, pero parece que fue lo mejor...

—¿Cómo eso es lo mejor?

Magnus acarició las mejillas de Alec, que se habían ruborizado por el enojo. —S8. Mira, si Ragnor hubiera sido encadenado a otra mujer, ella tal vez lo habría hecho decidir entre su hijo y Raphael. Cat nunca haría eso. Ellos seguirán juntos por el bebé, incluso después de encadenados, pero sólo en apariencia, ¿entiendes? Serán, yo no lo dudo, los mejores padres, pero Ragnor no se alejará de Raphael.

El ceño de Alec dejó de fruncirse lentamente. —Bueno, no puedes culparme... Tú y Raphael son muy cariñosos...

Magnus se rió. —En realidad, no. Creo que me deja sólo porque estoy embarazado y no quiere hacerme daño. Así que voy a aprovechar.

Alec tuvo que reírse también de la expresión traviesa de Magnus, aunque seguía sin gustarle Raphael. Entonces recordó la propuesta de Magnus. —Oh, entonces así fue que se te ocurrió lo de seguir juntos sólo fingiendo, ¿verdad?

Magnus asintió. —Sí. Sólo que ellos no van a alejarse después de decir que están juntos. Y yo sí pensaba hacerlo.

—No sé si yo podría con eso.

Magnus le dio un beso rápido. —Pero no va a pasar, ya no me iré, ni los bebés, nos quedaremos los cuatro juntos.

Alec sonrió un poco. Ya amaba los besos de Magnus. —Me refiero a ver a la persona que amo estar con otra, formar una familia con alguien que no soy yo. Aunque me ame sólo a mí, seria difícil.

Magnus lo abrazó, tan apretado como su vientre le permitía. —Afortunadamente, eso no te pasará. Tú me tienes aquí... —después se tensó cuando pensó en lo que dijo, se soltó del abrazo, evitando la mirada de Alec—, no estoy diciendo que me ames...

—Magnus...

—¡No dije eso! Sé como sonó. Me refería a que me tienes aquí, como tu encadenado, y tendremos una familia, y...

—Magnus, espera...

Pero Magnus ya iba hacia la puerta. —No me refería a eso —repitió a la defensiva—. Y me voy. Tus hijos y yo tenemos hambre.

—Pero, Magnus...

—¡Y, aclarado eso, voy también con Rapha y los demás!

Y Alec se quedó ahí, solo, preguntándose por qué Magnus tuvo que sentir la necesidad de aclarar sus palabras. ¿No era obvio que lo quería más que a un encadenado? ¡Iban a tener dos hijos! Esto entre ellos era más que una cadena obligándolos a estar juntos.

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