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Valentina.

Desperté por las caricias de Mike, me reí al recordar que dijo que me dormiría.

—Trajeron comida, ¿Quieres?—Negué. —Puse tu libro en tu bolsa, y tus lentes también.

—Gracias. —Platicamos un gran rato, todo era mejor, sonreí mientras escuchaba lo que el me decía.

—¿Que pasa?

—Se te ah quitado lo amargado.—Reímos.—Me gustas, no se porqué, ni como paso, pero me gustas.—El me beso.

El tiempo paso y por fin llegamos a Italia, bajamos del avión, realmente hacía frío, fuimos por las maletas, conocía a Mike, estaba realmente frustrado.

—Ronda. —El se volteo hacía a mi. —Tienes que estar tranquilo, en serio te lo digo, viniste porqué tu quisiste, porqué estás seguro, y listo, así que no dejes que nadie te afecte. —Suspiro.

—Te dije que haría frío en Milan.—Arqueé una ceja.—Tu Nariz está roja, y tus manos frías.—Se quito su gorro y me lo puso, sonreí.—Estaré tranquilo, o haré el intento. —Asentí, me abrazó. Lo tomé de la mano y salimos del aeropuerto, nos subimos a un taxi y se puso en marcha. El camino fue agradable, llegamos a una gran casa, bajamos todo del taxi. Un hombre nos abrió el gran portón.—¡Richard!

—Señor Michael, han pasado muchos años, espera a que mi esposa lo vea, se pondrá muy contenta.

—Solo Mike, seguro se alegrará, así como yo me alegro de verte.—El lo abrazo.—Richard, ella es Valentina, es mi esposa.—Sonreí y le extendí la mano. —¿Ellos están en la casa?

—No, antes de entrar, nada es como lo recuerdas Mike, habló enserio. Pero, la esencia de tus padres y hermana, sigue igual, como si nunca... se hubieran ido.—El sonrió, le tomé su mano, el señor tomó nuestras maletas y se metió a la casa.

—¿Estás seguro de entrar?

—Tu me das seguridad.—Sonreí y lo besé, caminamos por el gran jardín, entramos a una casa, con una gran sala.—Esos malditos.

—¡Señorito Michael!— Una señora algo mayor corrió a el.

—Vamos Jessica, dime Mike, creo que el "señorito Michael" terminó hace mucho. Jessi, ella es Valentina, mi esposa, Valu, ella es Jessica, fue la única que me cuido.

—Es bellísima, felicidades.

—Digamos que tengo buen gusto. ¿Mi habitación sigue siendo mi habitación?

—Adelante Mike, les prepararé algo de comer. —Mike tomó mi mano y subimos las escaleras.

—¿El decir "tengo buen gusto" es una manera de decir que estoy bonita? —El rio.

—Es la manera que yo digo que mi esposa está hermosa. —Me beso.—Me encanta besarte. —Sonreí. Entramos a una habitación grande, tenía vista al patio, fue cuándo me di cuenta que había una alberca. —No es lo que yo recuerdo, pero al menos no esta del todo mal. ¿Te molesta si...

—Ve a despejarte un rato.—El salió. Suspiré, debía ser duro para el, salí de la habitación y baje las escaleras, fui a la cocina y ahí estaba Jessica. —¿La ayudo en algo?

—No, gracias, ¿Y Mike?

—Lo mismo quisiera saber yo.—Suspiré. —¿Le molesta si hago un pastel.

—Adelante, es tu cocina.—Sonreí.—Tenía mucho tiempo de no verlo, esta tan grande, es como si hubiera pasado una década, siempre fue un niño hermoso, alegre, feliz, y ahora, se ve como si nada lo alegrará.  —Dijo y una lágrima corrió por su mejilla.—Su alegría ah desaparecido.—La abracé.

Bajo Acuerdo|MichaentinaWhere stories live. Discover now