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Valentina.

La comida estaba frente a mí, pero me daba náuseas el solo verla, no me había percatado que no traía mis anillos, suspiré, se querían ir de mí hace bastante tiempo, me alegraba que Sergio estuviera bien, al menos el podía tener tranquilidad; pegué un brinco al escuchar la puerta.

—Toma, es ropa, báñate.—Dijo Sebastian mientras me aventaba una bolsa, la abrí dejándome ver ropa interior y un conjunto de ropa. Suspiré, lo seguí, me llevó a un pequeño baño.—Para que veas que si te apreció, te doy tiempo de bañarte.—Lo miré, entré al baño, cerré con seguro, me deshice de toda mi ropa, abri la regadera, y dejé que el agua cayera sobre mi. Me lavé el cuerpo demasiadas veces, y aún me sentía sucia ante el acto de Marcos, sentía sus sucias manos sobre mi cuerpo, me tallé con el jabón, pero no se iba esa asquerosa sensación.

—¿Necesitas que te ayude?—Escuche la voz de Marcos, me sobresalté. —Recordaremos nuestro momento.—Mil veces idiota. Me enjuague rápidamente, me di cuenta que no había toalla, pero me negaba a salir, me cambié rápidamente y salí. Marcos me tomo del brazo y del cuello.—Hueles muy bien, ¿Te gusto la ropa que te elegí?—Me besó.—Deberías modelarme, ya sabes.—Metió su manó por debajo de mi blusa, le di una cachetada y lo empujé. Corrí hacía la habitación, iba a cerrar la puerta, pero el la abrió.—¿CREES QUE PUEDES GOLPEARME Y DESPUÉS IRTE? —Me tomó de los brazos y me aventó al piso.—ESTÁS EQUIVOCADA VALENTINA, YO NO SOY TU IMBECIL ESPOSO QUE TE SOPORTA TODO.—Sentí su puño impactar en mi ojo, me quejé. Me tiró al piso y se puso encima de mí, sentí una cachetada en mi mejilla.

—Basta Marcos, lo lamento. —Dije con lágrimas en mis ojos. Pero el no se detuvo, se levantó y sentí unas cuantas patadas en mi abdomen, sentí toser sangre.

—Esto te pasa por creer que me puedes tratar como tu títere.

—¡Marcos! ¿Que mierda te pasa? —Dijo Sebastian, no se si agradecerle o maldecirlo por ponerme en esta situación.—Tu esposo ha pagado tu libertad.—Iba a hablar nuevamente , pero se callo al escuchar las sirenas de la patrulla.—Ah llegado el momento de irnos, Marcos.—Ellos salieron dejándome a mi sola, mi vista se estaba nublando, a estás estancias, yo no podía más, sabía que estaba a salvo, pero mis fuerzas habían llegado al límite, quería gritar para decirles "aquí estoy" pero mi cansancio era demasiado, sólo quería descansar, mi cuerpo lo pedía, fui cerrando mis ojos, hasta que vi nada.

***

Mi cerebro reaccionó antes las palabras de Michael, si que se sentía bien el escuchar nuevamente su voz, quería decirle que estaba despierta, pero quería seguir escuchando su voz.

—Maldita sea, tienes que despertar, ya tuve bastante sufrimiento al no tenerte a mi lado, y ahora necesito escuchar tu voz, ver tus ojos azules como el mar, que planeemos nuestro futuro, te necesito Zenere, te amo y a decir verdad, dependo mucho de tí.

—Yo también te amo.—Dije con dificultad, abrí lentamente mis ojos, sentí los brazos de Mike rodearme, me quejé.

—Lo lamentó, soy un imbecil, espera.—Lo vi salir unos segundos de la habitación, y después regreso con un doctor. Me hizo unas cuantas preguntas básicas, me hizo unos chequeos.

—Todo está en orden, como ya le dije a su esposo, necesita mucho reposo, llego con una fuerte fractura de costilla, pero les aseguró que sanara, pusimos una venda en tu quemada, tranquila que la cicatriz desaparecerá, vienes con demasiada deshidratación, así que estarás con suero, seré sincero con usted, no se cuánto tiempo tenga que estar aquí, todo depende de su evolución, ¿alguna duda? —Negue.—Cualquier cosa, háblenme.

—Gracias doctor.—Agradecimos.

—Yo, de verdad.—Tomé su mano, el se acercó a mí.

—Pase mucho tiempo sin ti, quiero tenerte a mi lado.—Se acostó a mi lado.—Se que lo lamentas, está bien.

—No Valentina, no está bien, y tu lo sabes. Tuvo que haber sido al revés, yo tendría que estar en esta cama, y no tu.

—¿Que día es? No tengo noción del tiempo.

—Viernes, pasaste dos días ahí, y tu cirugía, y la anestesia, en conclusión, es viernes. —Tocaron la puerta, Mike fue a abrir, dejando ver a Karol y Ruggero, ellos sonrieron.

—Hola extraños.—Me abrazaron levemente.—A Mike le entró una llamada, así que salió a contestar.—¿Los atraparon? —Negaron, suspiré.

—Los están buscando, no se pueden esconder en ningún lado, porque les han cancelado todo, así que es cuestión de tiempo, me alegra que estés bien prima.—Le sonreí, Mike entró con un folder, sin decir nada, los dejó en la pequeña mesa, estuvieron un rato más ahí, y después se fueron, llegaron unos policías, hice mi denuncia, solo esperaba que los detuvieran, volteé a ver a Mike, estaba raro, como si estuviera perdiendo algo.

—¿Que pasa?

—Nada.—Me sonrió, arquee una ceja, obviamente no le creía absolutamente nada.

—¿Puedes traerme una gelatina, por favor?—El asintió, salió de la habitación, con mucho esfuerzo, me estiré hasta llegar al folder, saque las hojas.

Acta de divorcio.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, el enserio me iba a pedir el divorcio, la puerta fue abierta.

—Tu no tenías que ver eso, no hasta que llegaras a casa, y estuvieras bien.

—¿Enserio quieres que te de el divorció?—Dije con un nudo en la garganta. El se quedó callado .—Te pregunte algo, ¿ahora solo te quedas callado?

—Habláremos de esto en casa, cuándo estés bien.

—Vete, y habló enserio.—Iba a hablar, pero lo detuve antes de que articulara la primera palabra. —Adios Mike, si no te vas ahora, juro que apretaré el botón, y te prohibiré la entrada. —Sin más el salió, tomé el teléfono que estaba a lado de mí.—Jordi, necesito un favor...

***

El doctor entró ante mi llamado, le sonreí.

—Quiero irme, me siento mejor.

—No puede, aún...

—¡Me importa un carajo! Es mi decisión, así que elijo irme, y deslindar al hospital de todo.

—No puede, hay políticas, y no las puedo romper, lo siento señora Ronda. —Sin más salió, doctor imbecil, Jordi llegó.

—¿Que te ha pasado?

—No quiero hablarlo, solo no quiero estar sola.—El asintió, tomo asiento a mi lado, y comenzó a platicar.

Bajo Acuerdo|MichaentinaWhere stories live. Discover now